¿Trump podría contratar a Gaetz sin la aprobación del Senado? Introducción a los nombramientos en receso

El republicano Matt Gaetz (representante por Florida) escucha mientras otros republicanos hablan con los periodistas en Collect Pond Park, a las puertas del juicio penal del ex presidente Donald Trump, en Manhattan, el 16 de mayo de 2024. (Dave Sanders/The New York Times)
El republicano Matt Gaetz (representante por Florida) escucha mientras otros republicanos hablan con los periodistas en Collect Pond Park, a las puertas del juicio penal del ex presidente Donald Trump, en Manhattan, el 16 de mayo de 2024. (Dave Sanders/The New York Times)

WASHINGTON — El rápido movimiento del presidente electo Donald Trump para que su gobierno esté conformado por personas leales a él, algunos vistos con escepticismo incluso por miembros de su propio partido, está poniendo a prueba su control sobre los republicanos del Senado y los límites del Poder Ejecutivo.

Trump ha dejado claro que quiere tener la opción de eludir al Senado para designar al Gabinete y a otros cargos sin la aprobación de la cámara. Podría hacerlo mediante lo que se conoce como “nombramiento en receso”, que permite al presidente actuar por su cuenta cuando el Senado no está en sesiones.

Pero no está claro si los senadores republicanos se sumarían a ese plan levantándose de la sesión a petición de Trump. Algunos de ellos se han mostrado especialmente alarmados por la elección como fiscal general del ex representante por el estado de Florida Matt Gaetz, un agitador de la derecha radical cuya ética está en duda y que tiene la costumbre de insultar a sus colegas legisladores republicanos.

Trump podría intentar forzar la situación, invocando una cláusula de la Constitución que nunca se ha puesto a prueba y que podría ser impugnada e incluso acabar ante la Corte Suprema de Estados Unidos.

Así es como funciona.

Los nombramientos en receso fueron pensados como un mecanismo logístico de seguridad.

El presidente electo Donald Trump asiste a una gala en su residencia, Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, el 14 de noviembre de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)
El presidente electo Donald Trump asiste a una gala en su residencia, Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, el 14 de noviembre de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)

El Artículo II de la Constitución establece que el presidente puede designar funcionarios “con el consejo y consentimiento del Senado”. Durante siglos, esto se interpretó en el sentido de que la cámara es responsable de examinar y, en última instancia, confirmar a los candidatos del presidente.

Pero cuando se redactó la Constitución en los albores de la nación, se viajaba a caballo, y el Senado a menudo estaba fuera de sesión durante semanas o meses seguidos. Si se producía una vacante crítica, los senadores no necesariamente podían reunirse de inmediato para confirmar un sustituto. Por ello, los fundadores incluyeron una excepción que permitía al presidente cubrir las vacantes que se produjeran durante un receso sin necesidad de que el Senado actuara.

Este mecanismo se conoce como “nombramiento en receso”. Es mucho menos necesario en la era de los automóviles y los viajes en avión, pero los presidentes lo han invocado en los tiempos modernos por comodidad y conveniencia política.

Los nombramientos en receso son frecuentes, pero por lo general se utilizan para funcionarios de menor rango.

Varios presidentes han recurrido a los nombramientos en receso. El presidente Bill Clinton hizo 139 nombramientos en receso, y el presidente George W. Bush hizo 171, aunque ninguno utilizó esta maniobra para cubrir puestos del Gabinete como quiere hacer Trump.

El presidente Barack Obama cubrió 32 puestos mediante nombramientos en receso, entre ellos el de fiscal general adjunto y varias subsecretarías en diversos departamentos.

Dado que los nombramientos en receso nunca fueron concebidos para ser permanentes, el mandato de la persona designada expira al final de la siguiente sesión del Congreso. También existen limitaciones sobre cómo y cuándo se puede remunerar a un nombramiento en receso.

Debido a una peculiaridad constitucional, ninguna de las dos cámaras entra en receso durante mucho tiempo.

Tanto la Cámara de Representantes como el Senado suelen tomarse descansos prolongados. Pero para cumplir el requisito constitucional de que ninguna de las cámaras suspenda la sesión durante tres días o más sin el consentimiento de la otra, suelen reunirse durante un breve periodo cada tres días.

Durante estas reuniones, denominadas sesiones “pro forma”, se tratan pocos asuntos, si acaso se discute alguno. También se utilizan para evitar los nombramientos en receso o los vetos de bolsillo, que consisten en la negativa por parte del Ejecutivo para convertir en ley un proyecto al negarse a promulgarlo cuando el Congreso levanta la sesión. Las sesiones suelen incluir una oración y el juramento a la bandera antes de que un solo miembro golpee el mazo para levantar la sesión y volver a poner en marcha el reloj de tres días.

En 2014, la Corte Suprema dictaminó por unanimidad que Obama había violado la Constitución al realizar nombramientos en receso durante una pausa en los trabajos del Senado, cuando la cámara convocaba sesiones pro forma. Los jueces dictaminaron que esas pausas eran demasiado breves para ser consideradas recesos.

Dijeron que el Senado no debe sesionar al menos durante 10 días para que cuente como receso a efectos del poder de nombramiento del presidente.

El senador por Kentucky Mitch McConnell, líder republicano que dejará su puesto de liderazgo en el próximo Congreso, presentó un escrito ‘amicus curiae’ en ese caso.

Trump podría intentar obligar a un Senado recalcitrante a entrar en receso, pero esa facultad nunca se ha puesto a prueba.

El Artículo II de la Constitución permite al presidente levantar la sesión de una o ambas cámaras del Congreso en determinadas circunstancias, por ejemplo, si la Cámara de Representantes y el Senado no se ponen de acuerdo sobre el momento de la sesión.

En ese escenario, la Cámara de Representantes, dirigida por los republicanos, podría aprobar una resolución de aplazamiento y, si el Senado se negara a aprobarla, Trump podría, como dice la Constitución, “aplazarlos hasta el momento que considere oportuno”. En teoría, entonces podría hacer nombramientos en receso. Parece que ningún presidente ha intentado implementar esa maniobra en particular.

Edward Whelan, académico conservador, escribió en un reciente artículo de opinión del Washington Post que el escenario era un “plan disparatado” que el presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson debería denunciar y negarse a aplicar.

Aunque dicho plan se llevara a cabo, es muy probable que los demócratas siguieran el ejemplo de McConnell e impugnaran la medida de Trump por inconstitucional, lo que casi con toda seguridad llevaría la cuestión a consideración de la Corte Suprema. Sin embargo, un caso así podría tardar mucho tiempo en resolverse. Para entonces, Matt Gaetz, fiscal general en teoría, podría haber dirigido el Departamento de Justicia durante meses o años.

c.2024 The New York Times Company