Trump no debe preocuparse porque New Hampshire no representa lo que es Estados Unidos

Donald Trump ha dado un paso más para convertirse en el candidato de los republicanos a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Su victoria en New Hampshire, apenas unos minutos después de cerrarse las votaciones, le acerca a luchar por la Casa Blanca y la historia está de su parte: ningún republicano que haya ganado las dos primeras primarias ha dejado escapar la nominación.

Partidarios de Donald Trump en New Hampshire. (Photo by Brandon Bell/Getty Images)
Partidarios de Donald Trump en New Hampshire. (Photo by Brandon Bell/Getty Images)

Sin embargo, el magnate no parecía estar demasiado exultante tras su triunfo. El motivo estaba claro: Nikki Haley había conseguido salir viva de este estado y los resultados están mucho más parejos de lo que reflejaban a priori las encuestas. Probablemente, Trump contaba con obtener una victoria tan incontestable que su rival se retirara, dando por concluidas las primarias casi nada más empezar. Pero la exgobernadora de Carolina del Sur ya se ha encargado de asegurar que sigue en la carrera.

"¿Quién demonios era la impostora que subió al escenario antes y que reclamó una victoria?", preguntó Trump a sus seguidores. Y añadió: "No me enfado demasiado, me desquito".

Con el 91% escrutado, Trump ha obtenido un 54,5% del total, con 163.700 votos, mientras que Haley se ha quedado en 43,2% y 129.646 papeletas. Así, el reparto de delegados es 11 para el expresidente y ocho para la candidata, y en el global el magnate dobla a su rival con 31 frente a 16, aunque todavía faltan muchos para lograr los 1.215 necesarios para la nominación.

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Aunque a tenor de los datos se pueda interpretar que Donald Trump no está tan fuerte y que pierde fuelle respecto a Iowa (ha obtenido prácticamente el mismo porcentaje de votos con seis candidatos menos en la carrera), lo cierto es que hay que tener en cuenta las peculiaridades de New Hampshire.

Con todo en contra

Se trata de un estado pequeño y moderado en el que no ganan los republicanos en unas elecciones presidenciales desde el año 2000. Entonces, se impuso George W. Bush por un estrecho margen de 1,27% y desde entonces la formación acumula cinco derrotas consecutivas.

Se daban también las circunstancias de que su gobernador, Chris Sununu, había mostrado su apoyo a Haley y donde los votantes independientes tenían la oportunidad de participar en los comicios. Las encuestas a pie de urna han señalado que Trump ha arrasado entre los votantes registrados como republicanos, mientras que Haley ha salido bien parada entre los que no mostraban preferencias partidistas, que también podrían ser simpatizantes demócratas.

Chris Sununu, gobernador de New Hampshire, junto a Nikki Haley en New Hampshire. (Melina Mara/The Washington Post via Getty Images)
Chris Sununu, gobernador de New Hampshire, junto a Nikki Haley en New Hampshire. (Melina Mara/The Washington Post via Getty Images)

Es decir, que Trump haya conseguido ganar en un estado en el que tenía tantas cosas en contra es una gran señal para sus aspiraciones. Y es que en una sociedad como la de New Hampshire, en la que hasta los republicanos son más centristas que en el resto del país, el perfil del magnate genera mucho más rechazo que en otros lugares más proclives a sus políticas. Era, desde luego, una cita mucho más complicada que la de Iowa y la ha resuelto dejando claro que solo hay un favorito para este proceso.

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Su victoria, aunque sea por un margen más corto de lo esperado, es una señal de fortaleza que probablemente las siguientes primarias se encarguen de confirmar. Y no va a ser en un lugar cualquiera.

Carolina del Sur puede ser el final

Hay una fecha clave en el calendario. Tras el 8 de febrero en Nevada, el 24 serán los votantes de Carolina del Sur los que acudirán a las urnas. Y Trump goza de una amplia popularidad en este estado sureño. Para Haley también es importante porque compite en casa: nació, se crio y llegó a ser su gobernadora entre 2011 y 2017. Circunstancias estas que deberían darle opciones en la lucha por los delegados.

Sin embargo, las encuestas muestran una clarísima victoria del expresidente por más de 30 puntos. Mientras que Trump domina con un 62,2% de los votos, su rival se queda con apenas un 25%. Sería una victoria apabullante que quizás sí terminaría de echar a Haley de la carrera presidencial. Si aun así quiere continuar en la batalla, el 5 de marzo, con el Supermartes y con el reparto de un tercio de los delegados totales, puede terminar su camino.

Lo que parece claro es que en las próximas semanas, la aspirante va a recibir muchas presiones por parte de los líderes republicanos para que retire su candidatura. Para el partido, sería importante mostrar unidad lo antes posible en torno a un único candidato y así poder centrarse en la carrera contra Biden.

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En definitiva, los resultados de New Hampshire solo han servido para mostrar que solo una catástrofe podría apear a Trump de la victoria final, ya que incluso ha conseguido ganar en territorio hostil, y que Haley sigue necesitando un milagro simplemente para poder continuar en las primarias con opciones. La cuenta atrás para su retirada ya está en marcha.

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