Tocados fálicos: La antigua tradición de usar un pene en la cabeza

Las mujeres de la región norte de la Península Ibérica usaban elaborados tocados con formas fálicas. (Imagen @Azelais)
Las mujeres de la región norte de la Península Ibérica usaban elaborados tocados con formas fálicas. (Imagen @Azelais)

Los tocados de formas fálicas adornaron las cabezas de las mujeres del norte de España durante siglos y atrajeron la curiosidad de los viajeros que quedaban encantados con la complejidad de los diseños y el estoicismo de las mujeres que los portaban.

Hay distintas interpretaciones entre las motivaciones detrás de la costosa e incómoda costumbre de llevar estas pesadas indumentarias que se elaboraban entorchando metros de tela, alambre y el cabello de las mujeres de los distintos pueblos de Euskadi y algunas zonas de Navarra.

Mariví Canibe y su hija Estíbaliz Santiesteban se ha dedicado a estudiar y documentar los distintos tocados, basándose en libros, pinturas y objetos conservados en mausoleos.

Su afición nació cuando buscaban datos para elaborar vestimentas para participar en una feria medieval en 1992. En el transcurso de 30 años, madre e hija han documentado 40 tocados diferentes, que datan del siglo 12 al 16.

Encontraron que los tocados permitían identificar las ciudades y las aldeas donde vivían las mujeres, porque las habitantes de cada localidad lucían un diseño único y distintivo.

Canibe contó, en una entrevista a EITB, el servicio de radio y televisión pública del País Vasco, que los tocados iban alcanzando dimensiones enormes en la medida en que se acercaban a la región de los Pirineos, con unas formas fálicas monumentales.

Mariví y Estíbaliz se preguntan cómo hacían las mujeres para llevar esos tocados tantas horas en la cabeza. Se cree que era una obligación de las mujeres casadas salir a la calle con el cabello y el cuello cubierto.

Preservación histórica

La diseñadora Oihane Pardo ofrece otra mirada sobre los extravagantes tocados con connotaciones sexuales que inquietaban a las autoridades religiosas.

"Llama mucho la atención que los tocados son muy fálicos. Hay gente que dice que es una oda a la feminidad o a la fertilidad, pero no está realmente demostrado. El caso es que llegaron a ser muy exagerados y, muchos de ellos, muy explícitos, por lo que la Iglesia terminó decretando su prohibición, por lo que fueron desapareciendo", explica Pardo a El Español.

Pardo es la fundadora de Amanerak, un emprendimiento que desea preservar la historia de Euskadi mediante el diseño y la moda. Y Burukoak, que significa tocado en euskera, es el proyecto dedicado a preservar los tocados regionales.

La calidad de la tela mostraba el estatus de la mujer. Sólo una dama de un alto poder adquisitivo podía llevar un tocado de lino o con algún detalle de color, porque esa tela y los tintes eran sumamente costosos en la Edad Media.

Pitufas por gusto

La versión más desenfadada sobre las peculiares indumentarias fue publicada recientemente en Twitter por @Azelaïs, quien aseguró que las mujeres del medioevo peninsular se disfrazaban de pitufas, con penes en la cabeza “porque les daba la gana”.

La usuaria, que se describe como historiadora con especialidad en paleografía en su cuenta de la red social, explica que la razón por la cual se repetía repetidamente el uso excesivo de tela en los tocados era porque se seguía haciendo.

Reconoce que faltan datos para ofrecer una explicación rigurosa de la extravagante costumbre, como suele ocurrir con frecuencia en el estudio de la historia de las vestimentas. Pero dice que hay evidencia de que fue habitual en la zona norte de la Península Ibérica durante los siglos XV, XVI y principios del XVII.

Los diseños más exagerados fueron los más tardíos. Y hay algunos estudios que dicen que su origen podría provenir del hennin francés, que llegó desde el oriente en el siglo XIII.

@Azalaïs no está muy convencida de que esa hipótesis sea cierta porque los tocados peninsulares no se elaboraban con armazones como se hacía con el hennín, sino que se realizaban utilizando la tela y el cabello de las mujeres, o con armazones de mimbre en los tocados más elaborados.

Agregó que sí posee documentación que demuestra la existencia de este tipo de tocados en épocas anteriores al siglo XIII, como una imagen de la reina Urraca en el Códice Emilianense del siglo X.

La investigadora cree que los orígenes de los tocados pueden ser muy anteriores. Escribió que en el siglo I a. de C., el adivinador Artemidoro de Éfeso decía que algunas mujeres íberas “se colocan sobre lo alto de la cabeza una especie de columnilla de un pie de larga y en ésta entrelazan los cabellos y después la envuelven con tocado negro.

Algunos autores relacionan este tipo de tocados con los que se llevaban en los primeros siglos de nuestra era en Asia Menor.

Cree que lo peculiar del uso de estos tocados en el norte de la Península Ibérica es que las formas se fueron complicando y, aunque las más conocidas son las que tienen forma de cuerno, había todo tipo de variantes.

Los tocados ofrecían abundante información sobre su portadora, como su origen y estado civil. “Algunas intentaban recrear accidentes geográficos como montes (en Donostia se localizaban algunas tocas con la forma de Igueldo, por poner un ejemplo). Las viudas a menudo las llevaban con tejidos oscuros”.

Sobre las prohibiciones y las multas para las que insistían en seguir usando tocados, @Azalaïs dijo que en un principio la intención era frenar el exceso de lujo. Aunque “nadie se escandalizaba de que las señoras llevaban figuras fálicas en la cabeza, así que hay debate sobre si eran fálicas, estilización siguiendo estándares góticos y tal”. Ella dice que no le cabe duda de que el pañuelo entorchado representaba un pene.

Sugiere que los tocados desaparecieron en parte por las prohibiciones eclesiásticas, pero fundamentalmente porque las mujeres se hartaron de usarlos. Es posible que las damas de la clase alta estuvieran dispuestas a incorporar tendencias provenientes de otras tierras. En pocas palabras, los tocados fálicos pasaron de moda y pasaron al olvido.

Fuentes: Goteo, El País, Atemporalia, Eitb.eus, Amenerak, @Azelais, El Español.

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