CON TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN, OTRO FUTURO SÍ ES POSIBLE

CON TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN, OTRO FUTURO SÍ ES POSIBLE

Por Victor H Moctezuma Aguirre Fundador, iLab

Ser optimista es una posición vulnerable, sobre todo si se busca promover la idea de que estamos en el mejor momento en la historia de la humanidad para aplicar conocimientos y técnicas, con el propósito de reorientar el modelo de producción y comercio hacia uno que busque el bienestar colectivo y no solamente el individual. Es difícil creerlo en un mundo al que le sobran desafíos y en el que nos quedamos cortos imaginando lo que realmente somos capaces de hacer. 

Pero esta postura no es mero idealismo; este optimismo se origina en la certeza de conocer el potencial de lo que las personas son capaces de lograr. Es un optimismo que nace de haber visto cómo las ideas pueden convertirse en proyectos, no solo con la posibilidad de impactar a millones, sino también con la de ser responsables, viables y escalables.  

iLab es una consultora especializada en innovación y modelos de negocio, cuyo objetivo es que cualquiera pueda diseñar soluciones que conjuguen la innovación y la aplicación de tecnología. Nuestro modelo educativo y sus herramientas están orientados a crear economía y acelerar la movilidad social.

Hemos buscado, a través del estímulo a la imaginación, que cualquier persona, independientemente de su profesión o condición socioeconómica, se forme con técnicas y modelos de negocio y aprenda a atacar de manera sistémica los grandes desafíos que existen en el mundo. Salud, alimentación, movilidad y servicios en centros urbanos, abasto de energía y conectividad, todos estos rubros de la vida tienen numerosos retos que, en muchas ocasiones, hacen incluso peligrar nuestras vidas. 

Por todo esto, buscamos que las personas generen soluciones no convencionales y nuevos modelos de negocio en plazos imposibles.  

Los proyectos de base tecnológica que se han desarrollado en programas nuestros, como los laboratorios de empresas o las iniciativas de innovación tecnológica, resultan en productos y modelos de negocio diseñados a partir de los principios de economía circular, capaces de encontrar el equilibrio entre la eficiencia y el costo de oportunidad.

Sus participantes, los proyectos y las empresas que son resultado de estos, forman un nuevo paradigma que se basa en una serie de premisas que definen sus acciones:

  • Se enfocan en responder necesidades sociales de largo plazo y alto impacto.

  • Diseñan su tecnología pensando en quienes no tienen acceso a una solución por la limitante del precio.

  • Trabajan múltiples opciones de aplicación del conocimiento que se ensamblan formando un plan de largo plazo.

  • Generan dispositivos, productos de conectividad y generación de datos  que se vinculan con servicios y no al revés.

Este nuevo paradigma surge de la combinación de un gran problema, una solución radical y la tecnología que podría hacerlo realidad. 

En nuestro centro de innovación apostamos por una nueva generación de innovadores y emprendedores y por aquellos que con sentido de comunidad se activen a diseñar y hacer accesibles productos y servicios apoyados por la conectividad y la tecnología.

Sin necesidad de ser expertos en un tema, sin una carrera de años en el campo de los negocios y sin el cobijo de la inversión, la experiencia o las redes de información que podrían darles los actores clave del círculo que vive la fiebre de las empresas emergentes. 

Muchos de los nuevos actores en el campo de la innovación son creadores que trabajan por intuición, que se hacen de habilidades al revisar tutoriales en YouTube, y que colaboran con otros de forma remota en plataformas e interactúan directamente con los problemas de distintas partes de la región. Son, antes que emprendedores, solucionadores de problemas. Nuestras acciones los profesionalizan y les dan un propósito transformador.

Cada persona, una solución en potencia

En iLab, las inequidades sociales y las consecuencias del cambio climático las entendemos como una oportunidad para reimaginar y conectar de formas originales los recursos disponibles creando la innovación que sigue. El talento de los jóvenes suele existir sin un propósito y es ahí donde sabemos que podemos hacer la diferencia. Su natural irreverencia la podemos convertir en autoconfianza para intentar crear algo propio, proponer una solución y lanzar una empresa. 

Tenemos que tomar más riesgos para aprender a crear ideas a partir de la tecnología existente, ideas que puedan ser introducidas en el mercado como productos innovadores, más allá de lo que el mercado de inversión premia actualmente: software aplicado a empresas, sistemas de pago o modelos de intermediación digital. 

Latinoamérica tiene mucho que aportar en biotecnología, agrotecnología, energías renovables, robótica y servicios de valor agregado, basados en la conectividad del conocimiento. 

En ese sentido, son necesarios algunos cambios en la legislación laboral y fiscal para hacer más accesible el proceso, pero en términos reales no podemos esperar una reacción de corto plazo desde la política. 

A la economía y al desarrollo los sostiene el progreso que generan las empresas y las ideas de quienes participan en ellas, nadie más. Por eso es que este es el mejor momento para crear organizaciones con propósito. Estas son tres razones para hacerlo: 

  • Las tecnologías se basan cada vez más en ideas que se materializan de forma digital y se viralizan en comunidades. El conocimiento y múltiples formas de aplicarlo se encuentra abierto, disponible 24/7 y en cualquier idioma.

  • Todas las industrias y sus empresas estarán inmersas, directa o indirectamente, en procesos alrededor de la salud física y mental, la creación y seguridad de la información, el bienestar social y la sustentabilidad, y eso les hará reinventar sus modelos de operación y negocio con un nuevo propósito. 

  • La globalización entra en una siguiente etapa que busca crear un equilibrio entre la escala de la producción, los costos y la responsabilidad en la huella de carbono de la cadena de suministro. 

Viendo hacia el futuro

Con independencia de los ciclos políticos y sus planes, los siguientes años son determinantes para incluir en el sistema económico a una generación que tiene la capacidad no solo de crear economía, sino que tiene el deber y la capacidad de diseñar sus productos y servicios y la forma de hacerlos accesibles al gran público. Necesitamos millones de innovadores con propósito.

Para lograrlo, vemos a cada persona como una idea potencial a ser explorada y  enfocada en los retos de hoy, para evitar las fricciones de los problemas del mañana. Por ello, diseñamos un programa en el que empresas, filántropos y quienes buscan ser estos solucionadores de problemas, puedan encontrarse.

El reto es aplicar innovación en los grandes problemas que son consecuencia del cambio climático. Diseñamos ThinkCamp, un programa que en ocho meses hace que las personas pasen de tener una idea a crear soluciones que puedan convertirse en productos y servicios bajo un modelo de negocios basado en la economía circular. En esta formación, instruiremos a los participantes en una combinación de metodologías que les permita saber cómo hacer rentables las condiciones particulares de cada geografía y, de esta manera, puedan escalar su invención hacia una solución para un mercado global.

Alimentar al planeta desde nuevas proteínas es posible; desarrollar cuidado remoto y mantener un mejor control de la salud es viable; desarrollar economías al trabajar los residuos es rentable. Todo con un objetivo: mitigar, o mejor aún, poner fin a los efectos del cambio climático, generando la oportunidad para desarrollar el remedio a los desafíos que este impone.

En todo el mundo, la innovación en el área climática está ganando espacio para crear una oportunidad sin precedentes. Abordarla es una realidad de consecuencias locales y de impacto global, pero, sobre todo, es una apuesta segura por la creatividad de una generación de jóvenes que pueda hacerla realidad.