La descabellada teoría conspirativa que acusa a Taylor Swift de ser una "psyop" del Pentágono
El comentario fue difundido por un presentador de la cadena Fox News y replicada por los seguidores del candidato Donald Trump
A los avistamientos de Piegrande, la muerte de Paul McCartney en 1966 o la creencia de que la llegada del hombre a la Luna fue un fraude organizado por la NASA, se le viene a sumar ahora la idea de que la cantante Taylor Swift es una psyop del gobierno de Estados Unidos para ganarle apoyo y votos al presidente Joe Biden de cara a las elecciones del próximo noviembre,
¿Es la súper estrella pop una fachada de una agenda política encubierta? ¿Realmente utilizará su enorme influencia sobre sus fanáticos para asegurar la reelección de Biden?
De eso se trata la extravagante teoría de la conspiración planteada –o plantada– hace unos días por el presentador de la cadena Fox News, Jesse Watters, en su programa Jesse Watters Primetime, en conversación con un tal Stuart Kaplan, identificado a sí mismo como “exagente de FBI”.
En el segmento, el “exagente de FBI” señaló que, dada su inconmensurable cantidad de seguidores, la cantante “puede, potencialmente, por sí sola, cambiar a los votantes”.
Para Watters, el hecho de que Taylor Swift haya exhortado a sus seguidores a votar en las elecciones de 2020 la convierte en sospechosa de ser una psyop.
“Cuando publicó un enlace a Vote.org, cientos de miles de jóvenes fans de Taylor Swift de repente se registraron para votar", dijo el presentador, refiriéndose a la exhortación que la cantante hizo a sus seguidores en 2020. “Me pregunto quién la contactó desde la Casa Blanca o desde donde sea”.
Influir en el estado de ánimo del enemigo
Las psyops, acrónimo de psychological operations (operaciones psicológicas), son básicamente el tipo de operaciones militares destinadas a influir en el estado de ánimo del enemigo a través de medios no combativos como la transmisión de información y otros indicadores.
Mediante las psyops se busca influir en las motivaciones, los razonamientos, las opiniones y, en última instancia, los comportamientos de individuos, gobiernos, organizaciones y hasta grandes potencias extranjeras.
Las pyops pueden fomentar el descontento popular con un gobierno enemigo o un líder de la oposición al combinar, por ejemplo, la persuasión con una amenaza creíble o degradar la capacidad de un adversario para llevar a cabo o sostener operaciones militares.
Según la página web del U.S. Army, los soldados de los cuerpos de operaciones psicológicas se caracterizan por su experticia en distintos campos de la comunicación: inteligencia emocional, habilidades interpersonales, sensibilidad cultural y dominio de idiomas extranjeros.
Se considera que las primeras psyops se remontan a la Guerra de la Independencia o Guerra Revolucionaria (1775- 1783), cuando las tropas estadounidenses comenzaron a distribuir panfletos instando a los soldados enemigos a abandonar el ejército británico.
Estos panfletos tuvieron éxito al persuadir a numerosos hessianos (los mercenarios alemanes que sirvieron a las fuerzas británicas durante la guerra) y soldados británicos a desertar, abandonar Europa y establecerse en Estados Unidos.
La psyops en las guerras mundiales
Ya en el siglo 20, con el surgimiento del cine y la radio, las psyop se aplicaron a mayor escala para generar apoyo interno a la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), elevar la moral entre las tropas y desacreditar al enemigo.
En los años posteriores a la guerra, Estados Unidos amplió su capacidad para generar operaciones psicológicas cada vez más creativas y eficientes, tanto para fines de influir en lo interno como en lo externo.
Durante la Segunda Guerra Mundial se creó la unidad de Operaciones Morales, una rama de Oficina de Servicios Estratégicos, que utilizaba la guerra psicológica, particularmente la propaganda negra, para generar reacciones psicológicas específicas tanto en la población general como en las fuerzas militares del Eje en apoyo de los objetivos políticos y militares de los Aliados.
Esta división utilizaba métodos diversos para lograr sus objeticos: contactos con grupos clandestinos, agentes provocadores, sobornos, rumores, falsificaciones y folletos falsos.
Por ejemplo, la Operación Sauerkraut llevada a cabo desde julio de 1944 –tras el fallido intento de asesinato de Hitler hasta marzo de 1945–, utilizó prisioneros de guerra alemanes liberados para difundir material de propaganda Aliada y rumores falsos sobre el Eje en el norte de Italia.
A su vez, la Operación Cornflakes fue una operación psicológica que tenía como objetivo engañar al Deutsche Reichspost –la oficina de correo alemán– para que llenara inadvertidamente los buzones de los ciudadanos alemanes con propaganda antinazi.
Y la Liga de las Mujeres Solitarias fue una organización ficticia cuya tarea –brillante por demás– era la de desmoralizar las tropas alemanas al hacerles creer que, mientras ellos estaban en los frentes de guerra, sus mujeres –esposas, prometidas o novias– les estaban siendo infieles con otros hombres. Fue una operación tan exitosa que hasta el Washington Post fue engañado.
De vampiros y almas errantes
En los años 50 del siglo pasado, en Filipinas, combatiendo al movimiento guerrillero comunista Hukbalahap cuya base de apoyo campesina era profundamente supersticiosa, los estadounidenses difundieron el rumor de que el aswang,una especie monstruo-vampiro del folklore filipino rondaba en las inmediaciones. Pues, los rebeldes huyeron al descubrir un cuerpo sin sangre sembrado por los norteamericanos. La psyop había funcionado.
Durante la Guerra de Vietnam, el ejército de Estados Unidos empleó una táctica similar aprovechando la creencia generalizada entre los vietnamitas de que si una persona fallecida no recibía un entierro apropiado, su alma quedaría errando por la tierra en un estado de dolor y sufrimiento insoportables.
La Operación Alma Errante a finales de la década de 1960 buscaba desmoralizar a la guerrilla del Frente Nacional de Liberación de Vietnam (Viet Cong) al reproducir pistas de audio espeluznantes –golpes de gong, lamentos de soldados, llantos de mujeres– en la jungla por las noches.
Ya en el siglo 21 –año 2005–, tras cuatro años de guerra en Afganistán y con Osama bin Laden todavía vivo, la CIA ideó el programa Ojos del Diablo (Devil Eyes) con el fin de desacreditar al líder de Al Qaeda ante los ojos de los jóvenes que podrían verse tentados a responder a su llamado a la yihad.
Ojos del Diablo consistía básicamente en un action figure del líder de Al Qaeda con su túnica blanca y la barba negra, pero con la cara recubierta de un material que se disolvía en calor y que, al derretirse, revelaba un demonio de cara roja y ojos verdes. El programa no pasó del prototipo del muñequito.
¿MAGA vs. Swifties?
Aunque el Pentágono y Vote.org –una organización no partidista sin fines de lucro que promueve y defiende a los votantes en todos los estados– han negado que Taylor Swift sea un activo de una psyop del Partido Demócrata, ya esta teoría de la conspiración ha sido implantada en las cabecitas de mucha gente en el país.
Véase, por ejemplo, el post que un promotor del movimiento político-paranoico de extrema derecha QAnon publicó en X (Twitter) (o tweet) luego del (¿disparatado?) segmento de Jesse Watters en Fox News: “LO DIJE DESDE EL PRINCIPIO". Taylor no sólo es OBVIAMENTE duda una bruja satánica, sino que también está siendo utilizada como un ACTIVO DE UNA PSYOP DEL PENTÁGONO para atraer MUCHOS MILES de votos jóvenes hacia los Demócratas”.
A su vez, la activista política de extrema derecha y excandidata a la Cámara de Representantes del Congreso, Laura Loomer, señaló que el año 2024 será de “MAGA vs. Swifties”, aludiendo a la batalla que se avecina entre el movimiento creado por el expresidente y candidato a la reelección, Donald Trump, y los fanáticos y devotos de Taylor Swift.
Dicen que los números no mienten. Según una encuesta realizada en marzo de 2023 por la firma de investigación y asesoría de negocios Morning Consult, 53% de los adultos estadounidenses se considera fanático de Taylor Swift, lo cual supondría unos 136 millones de fanáticos de la cantante mayores de 18 años. A su vez, Donald Trump obtuvo unos 74 millones de votos en las elecciones de 2020.
De modo que, aunque la teoría de la conspiración de Watters no parece tener mucho fundamento –hasta ahora el presentador no ha mostrado evidencias–, la batalla electoral MAGA vs. Swifties se oye divertidísima, como todo lo que hace Taylor Swift...
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