El sorpresivo viaje de Putin a Chechenia en busca de combatientes para enfrentar la incursión ucraniana
MOSCÚ.- El presidente ruso, Vladimir Putin, emprendió el martes un viaje no programado a Chechenia, una república de mayoría musulmana dentro de la Federación Rusa, en su primera visita allí en casi 13 años, mientras la incursión transfronteriza de Ucrania entraba en su tercera semana. En busca de soldados para repeler a los de Kiev, el mandatario buscó fortalecer la imagen de su Ejército, en parte desmoralizado, mientras en las últimas semanas lucha contra el desconcierto.
Putin fue recibido por Ramzan Kadirov, el mandatario de Chechenia que se autobautizó como “un soldad raso de Putin”, y visitó una academia de fuerzas especiales, donde habló con combatientes voluntarios que se entrenan allí antes de ser desplegados en la guerra con Ucrania.
El inesperado viaje a esta república que forma parte de Rusia, se produce en un momento en que Moscú lucha por expulsar a las fuerzas ucranianas de su región de Kursk, tres semanas después de que irrumpieran en la frontera en la mayor invasión de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial. ”Mientras tengamos hombres como ustedes, seremos absolutamente invencibles”, dijo Putin a los soldados en la Universidad de las Fuerzas Especiales Rusas, una escuela de entrenamiento en la localidad chechena de Gudermes, según la información publicada en el sitio web del Kremlin.
“Una cosa es disparar aquí en un campo de tiro y otra poner en peligro sus vidas y su salud. Pero ustedes tienen la necesidad interior de defender la Patria y el valor de tomar una decisión así”, agregó.
La ocupación extranjera de tierras rusas puso en aprietos a Putin y su Ejército, incluso a pesar de que el ejército ruso continúa sus avances graduales, pero constantes, en la línea del frente en el este de Ucrania.
Kadirov, sancionado por Estados Unidos en 2020 y en 2022 por presuntas violaciones de los derechos humanos y por movilizar tropas chechenas para luchar contra Ucrania, dijo a Putin en una reunión el martes que Chechenia había enviado más de 47.000 soldados desde el comienzo de la guerra para luchar contra Ucrania, incluidos unos 19.000 voluntarios.
A su llegada a Chechenia, Putin fue recibido por el líder de la región, Ramzan Kadyrov, quien no ocultó al líder ruso el tiempo pasado sin que visitara la República rusa mayoritariamente musulmana.
“Hemos estado esperándolo desde hace 13 años. Y sé que tiene muchos problemas, asuntos que usted mismo gestiona, incluida nuestra República”, le dijo Kadirov al presidente ruso. El líder checheno confirmó que la república tiene “decenas de miles” de reservistas listos para luchar contra Ucrania, según los medios estatales rusos.
Los combatientes de Chechenia, cuyo intento de independencia tras el colapso de la Unión Soviética provocó años de guerra con las fuerzas gubernamentales rusas, participan en ambos bandos del conflicto en Ucrania.
Los voluntarios pro-Kiev leales a Dzhojar Dudayev, el fallecido líder independentista checheno, son enemigos acérrimos de las fuerzas chechenas que respaldan a Putin y Kadirov. Estas últimas se unieron a Rusia en el asedio del puerto ucraniano de Mariupol y otros puntos conflictivos del sur y el este del país.
También el martes, Putin visitó la tumba del padre de Kadirov -el antiguo líder checheno Akhmat Kadirov-, un puesto de mando y una mezquita en la capital local, Grozni.
Ni el Kremlin ni Kadirov revelaron detalles sobre el motivo o la fecha de la inesperada visita de Putin, y Kadirov solo mencionó que el líder ruso tenía “una agenda muy apretada”.
Un apoyo estratégico
El Kremlin confió en Kadirov para mantener la estabilidad en Cáucaso norte tras años de conflictos. Organizaciones internacionales de derechos humanos acusaron a las fuerzas de seguridad de Kadirov de llevar a cabo ejecuciones sin juicio, torturas, acoso y persecución de homosexuales, así como el secuestro de opositores, pero las autoridades rusas bloquearon repetidamente las solicitudes de investigaciones sobre estos hechos.
El Kremlin envió combatientes chechenos para ayudar a proteger Moscú de un intento de motín liderado por el jefe mercenario Yevgueny Prigozhin el año pasado, aunque algunos analistas advirtieron que las ambiciones de Kadirov podrían convertirse en una amenaza para el gobierno federal.
Otra visita imprevista
Antes de dirigirse a Chechenia, Putin visitó por primera vez en al menos 16 años la ciudad de Beslán, en Osetia del Norte. El asedio a una escuela en 2004 por parte de milicianos islámicos dejó allí más de 330 muertos en lo que ha sido el incidente más sangriento de este tipo en la historia moderna de Rusia. Entre los muertos había 136 niños, dijo Putin en una reunión en Beslán con las madres de los niños muertos en el ataque.
”Esta tragedia seguirá siendo una herida sin cicatrizar en la memoria histórica de toda Rusia”, dijo Putin, según la transcripción publicada en el sitio web del Kremlin.
Pero también añadió que Rusia sigue enfrentándose a enemigos que intentan desestabilizar el país. ”Al igual que luchamos contra los terroristas, hoy tenemos que luchar contra los que cometen crímenes en la región de Kursk, en el Donbass”, dijo Putin, en referencia a la incursión por sorpresa de Ucrania en territorio ruso y en la región más amplia del Donbass, en el sudeste de Ucrania, que el Ejército ruso controla parcialmente. ”Castigaremos a los criminales. No puede haber ninguna duda al respecto”.
Reafirmar su poderío político
La invasión rusa a Ucrania es solo uno de los numerosos conflictos bélicos en los que Rusia ha participado bajo el liderazgo de Putin. A lo largo de su historia, el país estuvo involucrado en múltiples guerras, y en el siglo XXI, una década después del colapso de la Unión Soviética, llevó a cabo varias invasiones y conflictos en su región para reafirmar su poder político y militar, con el objetivo de recuperar su influencia global.
La guerra en Chechenia, que comenzó en los años 90 tras la caída de la Unión Soviética y el deseo de independencia de los chechenos, se extendió por más de una década. Rusia envió tropas en 1994 para sofocar la rebelión, pero tras dos años de conflicto y una retirada en 1996 debido a la impopularidad de la guerra, las hostilidades se reanudaron en 1999 bajo el liderazgo de Putin.
En 2007, Ramzan Kadirov, hijo del asesinado presidente checheno pro-ruso, asumió la presidencia con el respaldo de Putin. En 2009, Rusia declaró el fin de las operaciones en Chechenia, aunque el conflicto dejó miles de muertos y heridos, y ambos bandos fueron acusados de atrocidades.
Agencias Reuters y AP