“Somos invisibles”. La odisea de un grupo de vecinos porteños que tuvieron que sobrevivir seis días sin luz

En Agüero 530, en el Abasto, los vecinos estuvieron sin luz seis días
En Agüero 530, en el Abasto, los vecinos estuvieron sin luz seis días - Créditos: @Hernan Zenteno

La oscuridad y el silencio reinan en Agüero 530. El edificio, ubicado frente al Abasto Shopping, se encuentra sin luz desde el viernes pasado. En los pasillos se pueden ver los cables que cruzan de una puerta hacia otra. El calor que se siente es para el desmayo y vuelve las jornadas aún más infernales.

La bronca de un señor se escucha desde el pasillo del quinto piso: “No voy a cortar porque después me van a abrir un nuevo reclamo. No pienso cortar la llamada. Necesitamos que vuelva la luz. No se puede vivir así”, grita enfurecido, mientras se comunica por teléfono con Edesur.

En Agüero 530, en la zona del Abasto, estuvieron sin luz seis días algunos vecinos. Juan Arriaga se dedica a trabajo remoto
En Agüero 530, en la zona del Abasto, estuvieron sin luz seis días algunos vecinos. Juan Arriaga se dedica a trabajo remoto - Créditos: @Hernan Zenteno

En ese edificio del barrio porteño de Balvanera, el viernes, cuando se cortó la luz, Florencia Penino, de 29 años, festejaba su cumpleaños. Ese día se vio absolutamente totalmente porque a oscuras y sin heladera no se podía recibir gente. Lo que Penino pensó que serían horas se convirtieron en días.

“Nos tocaron los peores días de calor del año: sin luz, sin ascensores, sin aire acondicionado o ventilador”, lamenta.

“Tomaba alcohol para evadir los problemas y, de paso, no comía”. Cuál es el trastorno alimentario que afecta principalmente a mujeres jóvenes

El edificio cuenta con 3 fases. La del pasillo sí tiene luz, por lo que todos sacaron los alargues para conectar al menos la heladera y algún artefacto. Sin embargo, este camino de emergencia que encontraron para sobrevivir con lo mínimo, puede llegar a ser muy peligroso porque puede saturarse la fase en cuestión que no está preparada para que haya muchas conexiones distintos artefactos a la vez.

“Se está volviendo muy complicado todo, entre el calor, subir y bajar las escaleras permanentemente cargada, o con la perra y el calor sin ventilación se está haciendo imposible”, exclama la vecina.

En los últimos días, fueron casi 200.000 los usuarios de la Edesur, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que estuvieron sin suministro eléctrico. Y, según la información oficial del ENRE, solo el viernes pasado 176.944 usuarios del sur de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano bonaerense, donde opera Edesur, se vieron afectados por los cortes de energía eléctrica. El peor punto de la crisis de falta de suministro eléctrico sucedió ayer durante muchas horas en la autopista Dellepiane, donde los vecinos de Villa Lugano reclamaron que carecían de energía eléctrica y de agua desde hacía varios días. La protesta generó caos de tránsito y a lo largo del día hubo incidentes con las fuerzas de seguridad, que intentaban desalojarlos para recuperar el tránsito vehicular.

“Dedos cansados”

El sentimiento de desamparo une a todos los vecinos que ya tienen “los dedos cansados” por marcar el teléfono, o escribir largas denuncias a través de las redes o los chats con los empleados de Edesur y del Ente Nacional Regulador de Energía (ENRE). El mensaje siempre es el mismo: “En dos horas máximo se va a restablecer el servicio”, pero los días pasan y no cumplen.

“Cuando son las cinco de la tarde me empiezo a angustiar porque sé que se viene otra noche sin luz”, expresa Sabrina Greve, una mujer de 42 años que cursa un embarazo de siete meses.

Sabrina Greve se muestra angustiada por nula atención que recibe el barrio por parte del Gobierno
Sabrina Greve se muestra angustiada por nula atención que recibe el barrio por parte del Gobierno - Créditos: @Ricardo Pristupluk

La mujer que vive en el edificio hace poco más de tres años asegura que ya perdió la cuenta de la cantidad de reclamos que hizo. Todo el consorcio concuerda en que todas las instancias de reclamo ante Edesur y el ENRE están agotadas.

“Nadie te dice nada. Nadie atiende a nadie. Somos invisibles. Estamos abandonados hace seis días”, expresa la mujer con un tono de voz que deja entrever la angustia y el enojo que siente en este momento.

Su embarazo es de riesgo y debe tomar medicación muy cara que necesita refrigeración. “Pudimos usar el enchufe del pallier para conectar la heladera”, comenta mientras señala el enredo de cables que atraviesan la cocina, el living y llegan hasta el pasillo del cuarto piso.

Dormir en el calor del infierno

Los últimos días la Ciudad de Buenos Aires se vio acechada por calor extremo. Los vecinos de Agüero 530 aseguran que ni una brisa de aire corría por las ventanas.

Carlos Arevalo, es el encargado del edificio. El hombre, que se desempeña allí desde 2006, vive en el sexto piso, bajo la losa de la terraza. “El calor es insoportable. No te deja respirar, no se puede dormir de esta manera”, describe.

El encargado, Carlos Arévalo duerme en la terraza porque no soporta el calor; enfrente el centro comercial desborda de iluminación
El encargado, Carlos Arévalo duerme en la terraza porque no soporta el calor; enfrente el centro comercial desborda de iluminación - Créditos: @Hernan Zenteno

Desde hace tres días que el hombre, de 61 años, está durmiendo en la terraza. “Todas las noches me llevo una reposera y me quedo ahí. No puedo casi dormir, pero por lo menos corre algo de aire”, explica.

Carlos Cadahia, tiene 62 años y vive en el quinto piso del edificio. Su departamento también fue afectado por el corte de energía eléctrica que a esta altura parece eterno. “Dormir así es incomodísimo”, comenta con bronca e insulta al Gobierno.

Su cocina también está decorada con cables que cruzan de un lado a otro, tratando de mantener en funcionamiento, por lo menos, la heladera. El hombre cuenta que su plan consiste en bajar dos veces por día y comprar alimentos para consumir en el momento porque no está en sus planes seguir desperdiciando comida.

Carlos Cadahia muestra que su heladera está vacía
Carlos Cadahia muestra que su heladera está vacía - Créditos: @Ricardo Pristupluk

“Por lo general salgo una vez a la mañana y otra, a la tarde. Tampoco puedo estar subiendo y bajando todo el día las escaleras”, detalla. El afectado cuenta que hizo “millones” de reclamos a las empresas encargadas de solucionar el corte, pero nunca obtuvo una respuesta satisfactoria.

“Les llegué a decir barbaridades y se las volvería a decir porque no puede ser que estemos atravesando esta situación”, comenta y asegura que del otro lado del teléfono, los empleados se mostraban empáticos con la situación y avergonzados, pero que igualmente no brindaban una solución al problema.

Al igual que otros vecinos, el hombre asegura que, esta semana, no pudo recibir los bidones de agua, ya que es imposible cargarlos sin ascensor. Y también admite que, en un momento pensaron en cortar la avenida Corrientes, para visibilizar la situación, pero que la idea no se concretó.

Magdalena Carranza, tiene 45 años y vive en el sexto piso junto a su gato Polosur. “Yo trabajo con mi bicicleta, y vivo en el sexto piso. Sin ascensor me resulta imposible moverme en bicicleta. Así que alguna vez la bajé en estos días, pero mayormente tuve que moverme sin ella lo que es realmente muy perjudicial porque voy y vengo a 20 lugares por día, muchas veces cargada. En colectivo todo es mucho más difícil”, explica.

Magdalena Carranza tiene que usar la bicicleta para su trabajo, pero no puede subir y bajar seis piso por la escalera todo el tiempo y a oscuras
Magdalena Carranza tiene que usar la bicicleta para su trabajo, pero no puede subir y bajar seis piso por la escalera todo el tiempo y a oscuras - Créditos: @Hernan Zenteno

Pero ese no es su único problema, su gato tiene una condición cardiaca y no puede sacarlo constantemente, ya que si se pone nervioso puede sufrir taquicardia. “Tengo la suerte de poder irme y dormir en un lugar que no sea un horno, como es mi casa con la azotea arriba y, literal, sol pleno a las diez de la mañana, pero igual tengo que volver, estar con Polosur”. Además, aprovecha para regar las plantas, a oscuras.

En el cuarto piso vive Miguel Brust, de 75 años, junto a su esposa, Graciela Alicia, de 70 años. Ninguno de los dos pueden bajar las escaleras. El hombre tiene 4 baypass y 2 cistoscopias de vejiga.

Graciela también tiene muchos problemas de movilidad. Ambos tuvieron que suspender varios turnos en el Hospital Italiano. Para ellos el ascensor es indispensable, ya que sin él permanecen “secuestrados” en su departamento.

La pareja aprovechó el martes, en que por un par de horas se restableció la energía eléctrica, para hacer un pedido en el supermercado, pero cuando la mercadería llegó el edificio habían quedado otra vez totalmente a oscuras.

“El encargado tuvo que subir la mercadería por las escaleras para ayudarme porque nos quedamos sin comida”, explica y pide: “Por favor, necesitamos una ayuda. Desde el viernes pasado estamos sin luz y sin ascensor, que es indispensable para nosotros”.

Una ilusión que puede durar pocas horas

Sabrina se masajea la panza en círculos mientras cuenta que hace unos días estuvo al borde de sufrir un desmayo. “Tuve por muchas horas la presión baja y no veía nada. El médico me dijo que era por toda esta situación”, explica, pero es interrumpida por el ruido del aire acondicionado, señal de que la energía eléctrica volvió a Agüero 530.

“No puedo creerlo”, expresa con una sonrisa que deja ver todos sus dientes, pero rápidamente agrega: “Espero que esto se mantenga porque nos hicieron lo mismo el martes”.

Carlos Arevalo, el encargado del edificio, aprendió a desplazarse con precaución entre los cables que atraviesan todo su hogar
Carlos Arevalo, el encargado del edificio, aprendió a desplazarse con precaución entre los cables que atraviesan todo su hogar - Créditos: @Ricardo Pristupluk

El encargado del edificio se muestra contento por la noticia. Quizás por unas cuantas horas o días, no lo sabe, no tendrá que bajar y subir 150 escalones a pie o estar atento al ingreso de los autos de los propietarios para correr a abrir el portón de manera manual.

Magdalena podrá dormir esta noche con Polosur, que espera contar con compañía permanente hace días. Sin embargo, la felicidad de los vecinos que vuelven a estar iluminados no es total, ya que el miedo a que la oscuridad vuelva está siempre latente.