Con solemnidad, despiden en Tlahuitoltepec a Josué

TLAHUITOLTEPEC, Oax., julio 15 (EL UNIVERSAL).- Los cuerpos de las cuatro personas migrantes de Oaxaca que murieron en la caja de un tráiler abandonado en San Antonio, Texas, en Estados Unidos, ya están de vuelta en sus hogares. A 18 días de darse a conocer la tragedia, en la que murieron en total 53 personas, al menos 26 mexicanas, el proceso de repatriación de los oaxaqueños culminó, informó el gobierno del estado.

Josué, uno de los fallecidos, fue velado por familiares y amigos este jueves en su natal Santa María Tlahuitoltepec, una comunidad ayuujk o mixe de la Sierra Norte, ubicada a 115 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.

El cuerpo de Josué de 34 años, llegó alrededor de la medianoche de este miércoles a la ciudad de Oaxaca y fue entregado a sus familiares por funcionarios del gobierno federal, que se hizo cargo de todo el traslado.

Luego de días de dolor y espera, alrededor de las 3:00 horas de la madrugada de este jueves, y escoltado por una caravana de amigos y familiares, su cuerpo por fin llegó a Tlahuitoltepec.

"Han sido muchos días de dolor, lo único en lo que hemos pensado es en que llegue mi hermano a nuestro pueblo. Sólo vinimos a acompañarlo, a manera de homenaje, porque él fue taxista", dijo ante medios de comunicación Francisco, su hermano.

Cuna de músicos y desaparecidos

Poco a poco la gente de la comunidad, algunos con flores, otros con mezcal, asistieron al sepelio en el que un mariachi entonaba canciones como Urge, Caminos de Michoacán, Dios Nunca Muere, Cielo Rojo y No volveré.

Minutos después una banda de música sustituyó al mariachi e interpretó marchas fúnebres de este municipio habitado por el pueblo ayuujk y conocido por ser cuna de músicos.

En el tercer piso de la vivienda, ubicada a unos pasos del palacio municipal y la iglesia de la comunidad, la familia ofrecía un desayuno a quienes acudían al funeral, mientras un grupo de cuatro mujeres preparaba los alimentos para la comida, cuatro más deshojaban miltomates, otras lavaban platos y vasos, y algunas más partían melones.

Ya en la vivienda, Francisco Díaz, hermano de Josué, solicita a la prensa respetar el momento y a la familia, y por ello no permitió tomar imágenes ni video del sepelio; tampoco quiso dar entrevistas.

En Santa María Tlahuitoltepec se acostumbra a acompañar a la familia tres días, periodo que dura el sepelio. En este lapso, las personas llegan con veladoras, flores, mezcal o alguna otra cosa que gusten aportar y que pueda ayudar a la familia; mientras que ésta ofrece alimentos – tradicionalmente caldo de pollo y tamales – Al tercer día, el cuerpo es llevado a misa para ser bendecido y finalmente al camposanto para su descanso.

"No hay una sola familia en Tlahuitoltepec que no tenga un familiar que no haya emigrado. En cada casa hay una persona que decidió salir en busca de trabajo", afirma José Guadalupe, familiar de Josué.

Don José explica que el campo, la principal actividad económica en este municipio, es una fuente de vida para los habitantes de esta población, pero que paradójicamente, de la que no se puede vivir. Es por eso que buscan cómo complementar sus ingresos con otras actividades: algunos salen a comunidades cercanas a trabajar como albañiles y una gran mayoría emigra para trabajar como jornaleros en los campos agrícolas de Querétaro, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y Sinaloa. Otros, deciden intentar cruzar hacia los Estados Unidos.

La migración a EU, asegura, se intensificó desde los años 90, pero se acentuó en los últimos 15 años con las crisis económicas. "(La migración) es frecuente, es continua, y siempre empieza a temprana edad". El hombre agrega que en muchos casos desde que los jóvenes terminan la secundaria empiezan a migrar. Poco a poco se van acercando a la frontera para intentar cruzar.

Sobre Josué Díaz, don José prefiere no hablar por respeto a toda la familia, pero dice que es el primero del que la comunidad se entera que murió de esta manera en su intento por cruzar.

Pese a ello, don José no duda que otros de su comunidad hayan muerto al intentar alcanzar el sueño americano, sólo que dice que ellos no se han enterado. Lo que sí sabe es que hay muchos desaparecidos: "son muchos paisanos a los que se le perdió el rastro, de los que no sabemos si lo lograron o no".

La decisión de cruzar a EU no es fácil. Apunta Germánico, otro de los asistentes al funeral. Cuando él lo decidió, por ejemplo, recuerda que una persona de la comunidad le ofreció la oportunidad por un costo de 2 mil 500 dólares y esa persona se encargó de todo. Actualmente, menciona, el mecanismo es el mismo y el costo oscila de los 7 mil y llega hasta 12 mil dólares. "Entre más caro se supone que es más fácil", manifiesta.

En su caso, Germánico logró cruzar en su segundo intento por el lado de Ciudad Juárez. La primera ocasión lo detuvo migración de EU en un campo de algodón y estuvo preso durante 11 días. Eso no lo detuvo y en el segundo intento logró llegar a la casa que servía como refugio para las 10 personas migrantes más que lo acompañaban, posteriormente fue alojado en un hotel y finalmente con los "raileros", quienes lo llevaron hasta Denver, donde trabajó durante 13 años hasta que decidió regresar a Tlahuitoltepec. "Al final es cuestión de decisión", sentencia.

Este jueves también llegaron a su hogar los cuerpos de Mariano, de San Felipe Usila, en la Cuenca del Papaloapan; así como el de Javier y el de Marco, originarios de San Miguel Huautla, en la región Mixteca; el segundo fue entregado en la CDMX.

El costo del traslado de los cuerpos corrió a cargo del gobierno federal, mientras que el gobierno de Oaxaca brindó apoyo, acompañamiento y asesoría a los familiares de las víctimas, para quienes tramitaron un total de tres visas humanitarias y dos permisos emitidos por el CBP para que pudieran viajar a Estados Unidos.

"Los migrantes que perdieron la vida, deberán ser recordados como héroes, toda vez que fallecieron en busca de mejores oportunidades para sus familias", aseguró la directora general del Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM), Aida Ruiz García.

La funcionaria también dio a conocer que los dos migrantes de Oaxaca que se encontraban hospitalizados ya fueron dados de alta, se encuentran en buenas condiciones de salud "y se logró la reunificación con sus familias que radican en el vecino país del norte".

Según datos del Instituto Oaxaqueño de Apoyo al Migrante, sólo en lo que va del año suman 12 los migrantes originarios del estado que mueren en su intento de cruzar la frontera, incluidos los cuatro que fallecieron por asfixia en el tráiler. Esta cifra se eleva a más de 70 migrantes de Oaxaca muertos en su intento por cruzar a Estados Unidos desde 2018, año en el que se extinguieron los programas federales de apoyo a este sector y encaminados a frenar la migración.