Senado investiga a problemática empresa de salud que opera hospitales en Miami

El presidente ejecutivo de Steward Health Care System, que opera varios hospitales en la Florida y se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Bancarrotas, podría tener que declarar ante el Congreso sobre el sistema médico, que también es investigado a nivel federal por posible corrupción.

Dos senadores federales, Bernie Sanders de Vermont y Ed Markey de Massachusetts tienen previsto pedir a la Comisión de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado, que preside Sanders, que vote la próxima semana sobre la posibilidad de citar a declarar al Ralph de la Torre, presidente ejecutivo y fundador de Steward Health Care System, que tiene hospitales en todo el país, en el marco de su propia investigación sobre las finanzas del gigante médico.

“Una y otra vez hemos invitado al Dr. De la Torre a comparecer ante el Congreso para declarar sobre la mala gestión financiera de Steward, que condujo a una de las mayores quiebras de instituciones médicas de la historia de nuestro país. Y una y otra vez, se ha negado de manera arrogante”, dijeron los senadores en una declaración conjunta el jueves. “Ya es suficiente. Es hora de que el Dr. De la Torre se baje de su yate y explique al Congreso cuánto ha ganado mientras llevaba a la bancarrota a los hospitales que opera”.

Steward Health Care, considerada la red de atención médica más grande en Estados Unidos que es propiedad de médicos, con 31 hospitales en el país, entre ellos cinco en el sur de la Florida, se declaró en bancarrota en mayo, bajo el Capítulo 11, con una deuda de $9,000 millones.

Los planes de citación de la comisión del Senado ocurren se producen cuando fiscales federales están investigando Steward Health por posibles infracciones de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, que prohíbe a los ciudadanos y a las empresas estadounidenses pagar sobornos y otros actos de corrupción en el extranjero con el fin de obtener o mantener negocios. Una investigación penal similar se está llevando a cabo en Malta, una isla del sur de Europa, donde Steward operó algunos hospitales públicos.

La semana pasada, Steward Health declaró al Herald que estaba “cooperando con una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos”.

También declaró: “Como cuestión de política, Steward no hará más comentarios sobre esta investigación, ya que sigue en curso”.

El Miami Herald se puso en contacto con Steward Health en relación con los planes de citación de la Comisión de Salud del Senado. Se negaron a hacer comentarios.

El gigante médico está intentando vender su grupo médico nacional (la venta inicial a Optum fracasó) y todos sus hospitales para diluir la deuda, incluidos el Palmetto General Hospital en Hialeah, el Coral Gables Hospital, el Hialeah Hospital, el North Shore Medical Center en North Miami-Dade y el Florida Medical Center en Lauderdale Lakes. Sus otros hospitales en la Florida son Melbourne Regional Medical Center, el Rockledge Regional Medical Center y Sebastian River Medical.

El escrutinio sobre las operaciones de Steward Health —y su presidente ejecutivo— ha crecido a lo largo del proceso de bancarrota.

Documentos judiciales recientes muestran que pagaba a nueve de sus ejecutivos más de $1 millón a cada uno un año antes que la empresa se declarara en bancarrota, y el salario de De la Torre superaba los $3.7 millones, según el Boston Globe.

El presidente ejecutivo de Steward también ha sido objeto de escrutinio por su fastuoso estilo de vida mientras su imperio sanitario se hundía.

Los senadores federales, en su declaración conjunta, llegaron a calificar a De la Torre de “ejemplo de la escandalosa avaricia empresarial que impregna nuestro sistema sanitario con ánimo de lucro”.

El presidente ejecutivo del gigante sanitario tiene dos yates, una mansión en Dallas y dos lujosos jets privados, aunque ya ha negado en correos electrónicos al Globe que permitiera que los hospitales comunitarios de Steward se arruinaran para mantener su estilo de vida.

Mientras tanto, los hospitales de Steward languidecen.

En sus hospitales, médicos y enfermeras se quejan desde hace tiempo de la falta de suministros y de equipos averiados. En el sur de la Florida, el North Shore Medical Center, que ha sufrido recortes y despidos este año, es la zona cero de la crisis financiera de Steward.

A principios de este año, el hospital en 1100 NW 95 St., en el norte de Miami-Dade, cerró sus unidades de partos, neonatología y salud conductual, críticas pero costosas, para intentar frenar su hemorragia financiera.

En marzo, otro golpe para los pacientes: la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ordenó a North Shore dejar de realizar mamografías y notificar a los pacientes que podían haber recibido resultados inexactos después que una revisión encontró que las imágenes tomadas en los últimos dos años no cumplían ciertas normas establecidas.