La selección: el conflicto palestino-israelí

<a href="https://www.shutterstock.com/es/image-illustration/israel-palestine-flags-waving-against-blue-1817382641" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:Leonid Altman / Shutterstock;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas" class="link ">Leonid Altman / Shutterstock</a>

El ataque de Hamas sobre Israel que tuvo lugar el pasado 7 de octubre ha dejado al mundo conmocionado. Una vez más. Otra de tantas. Porque el conflicto entre Israel y Palestina ya es endémico, como recordaba en el verano de 2022 Antonio Basallote Marín, profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Sevilla.

Y lo es de tal forma que, tras el shock de los primeros días, la sociedad tiende a olvidar injustamente lo que pasa en esa parte del mundo. Un lugar amenazado constantemente por la violencia de los dos bandos, como nos contaba Sergio García Magariño, de la Universidad Pública de Navarra, y una lucha sobre la que resulta difícil sacar conclusiones objetivas si no conocemos su historia, sus orígenes.

Saber qué es Hamás y qué quiere este grupo terrorista es fundamental para entender el conflicto. Ellos desempeñan un papel central en los acontecimientos. Estas son las 6 claves para conocer más de cerca su papel en este drama que parece que jamás encontrará el fin y que conmueve al mundo.

Pero en esta ocasión el ensañamiento de ambos bandos ha tocado techo. El drama es sobrecogedor. Para unos ha sido Hamás quien lo ha convertido en eso. Para otros, Israel es el gran David de esta contienda, que sigue asediando de una manera cada vez más espeluznante y sanguinaria al arrinconado Goliat palestino.

El conflicto ha alcanzado un punto crítico (¿o es ya el enésimo punto crítico?). Primero, por la toma de rehenes y las masacres de judíos por parte de los terroristas de Hamás, que han matado ya a más de 1 300 personas. Por otro lado, por la respuesta desmedida de Israel a través de ataques masivos a la franja de Gaza –que han dejado hasta la fecha unos 1.300 muertos y más de 6 000 heridos, cientos de ellos niños–, sumados al bloqueo ilegal a su población, a quien Israel ha cortado el agua y la luz. La situación es ya un sinsentido.

Israel tiene ahora una posición complicada, ya que su respuesta inicial al ataque de los terroristas de Hamás fue percibida como improvisada, lo que generó críticas hacia el gobierno de Netanyahu. La tardanza con la que las fuerzas de seguridad llegaron a las poblaciones cercanas a la Franja de Gaza, tomadas por más de 1500 terroristas, es algo que la población israelí no va a perdonar al primer ministro, según el análisis de Sonia Sánchez Díaz, profesora especialista en relaciones internacionales, Oriente Medio e Israel de la Universidad Francisco de Vitoria. Pero no parece importarle demasiado. Para eso ya se está resarciendo con el asedio total a Gaza.

Además del conflicto armado, surge la preocupación por posibles ciberataques que podrían afectar la vida cotidiana de la población, un peligro sobre el que podemos profundizar a través de este artículo de Marta Beltrán, de la Universidad, Universidad Rey Juan Carlos. Este nuevo frente en la guerra entre Israel y Hamás plantea inquietudes sobre la seguridad informática, una de las armas principales de los nuevos conflictos del siglo XXI.

La guerra, cómo no, también ha tenido un impacto en el mercado del petróleo, ya que los ataques de Hamás sobre Israel y la respuesta israelí han desestabilizado los precios, lo que podría afectar a nivel mundial en los próximos meses. Nos lo contaba así Eszter Wirth, profesora de Economía Internacional (ICADE) de la Universidad Pontificia Comillas. Pero la catástrofe humanitaria es mayor.

El pasado mes de septiembre se cumplieron 50 años de la guerra del Yom Kippur, en la que Siria y Egipto aprovecharon el Día del Perdón, el más sagrado del calendario judío, para intentar recuperar lo que habían perdido en la Guerra de los Seis días: el Sinaí, Gaza y el Golán. Medio siglo después, Hamas ha intentado también recuperar un territorio. Pero el enclave palestino y su población civil parecen estar condenados a sobrevivir sufriendo. ¿Podrá la comunidad internacional ayudar a poner fin a esta sinrazón?