Secuestro de "Mane" Díaz, padre de Luis Díaz: el difícil entorno donde creció el jugador en La Guajira

Mural de Luis Diaz en Barrancas
Mural de Luis Diaz en Barrancas

Luis Díaz es un ídolo en Barrancas, el pueblo donde sus padres, Luis Manuel y Cilenis, fueron secuestrados el sábado. Se ven murales suyos en las calles y quieren ponerle su nombre al estadio en construcción. Cada partido del Liverpool, equipo en el que juega este futbolista colombiano, se toma a pecho.

Y, por eso, este martes los vecinos protestaron en las calles del pueblo en contra del suceso que conmociona, también, a los hinchas y jugadores del equipo del norte de Inglaterra.

"Mane", como se le conoce a su padre, ya era famoso en el pueblo antes del éxito de su hijo, porque dirigía un equipo llamado Clubballer por el que pasaron decenas de niños.

Pero el ascenso de "Luisfer", como llaman allá al futbolista, lo convirtió en un foco de atención en una región fronteriza con Venezuela donde pululan las bandas armadas.

Entonces, Mane se trasladó a Barranquilla para estar más seguro, pero venía con frecuencia a Barrancas a gestionar sus negocios. Varias veces le alertaron que corría peligro.

Y él insistió, porque sus raíces guajiras son fuertes. Hasta que lo secuestraron.

Las Fuerzas Armadas han desplegado un enorme operativo para rescatarlo. Más de 200 oficiales lo están buscando. Tienen helicópteros, radares, equipos caninos, tecnología de punta.

Pero la zona no es fácil: la Serranía del Perijá es una tupida selva montañosa donde el Estado nunca ha tenido presencia, que está en plena frontera con Venezuela y donde decenas de bandas armadas, grandes y pequeñas, dominan las trochas por las que usualmente transportan narcóticos y contrabando.

Liverpool
La contundente victoria del Liverpool el fin de semana fue dedicada a Díaz.

"Presión institucional"

Se cree que Mane y sus secuestradores andan a pie. Atrás dejaron la camioneta de la familia en la que los secuestraron mientras echaban gasolina y las motocicletas en las cuales se los llevaron.

Las autoridades también dicen haber identificado a los secuestradores, quienes, aseguran, debieron haber premeditado el crimen.

Pero probablemente no vaticinaron que el secuestro se convertiría en un asunto de Estado y que tendrían a uno de los ejército más sofisticados de América Latina tras ellos. La pregunta, sin embargo, es si ya cruzaron la frontera a Venezuela.

"Si no han cruzado, imagino que están sintiendo la presión institucional", dice Luis Fernando Trejos, experto en el conflicto armado de la zona. "Pero si ya cruzaron, la búsqueda es más difícil, aunque imagino que se sentirán listos para contactar a la familia y empezar una negociación".

El profesor de la Universidad del Norte, en Barranquilla, añade: "Porque esto es, claramente, un secuestro extorsivo y premeditado".

recompenda Mane Díaz
El gobierno ofrece US$50 millones por información sobre Díaz.

La Guajira, un histórico foco de crimen

Barrancas es un municipio de La Guajira media, la zona en la que el desierto se convierte en una selva montañosa.

Este es el departamento más pobre de Colombia. El que tiene la peor educación, la peor infraestructura y los peores servicios básicos, sobre todo de acceso a agua potable.

La mitad de la población en la zona es wayúu, una etnia indígena diversa, de corte matriarcal, con unos 200.00 miembros que se organiza en rancherías autónomas.

Aunque su origen es wayúu, la familia Díaz no es indígena ni habla el idioma autóctono.

Barrancas, al estar más cerca de la frontera con Venezuela, está en la parte más urbanizada y diversa de la Guajira.

Allí donde la mayor forma de sustento para la gente fue durante años el contrabando con Venezuela; donde en los años 70 se vivió un boom económico debido a la exportación de marihuana; y por donde transita, desde los 80, gran parte de la cocaína que sale de Colombia.

Aunque la presencia de grupos armados es cambiante y desordenada, los dos más grandes en la zona son el Ejército de Liberación Nacional, una guerrilla, y el Clan del Golfo, un reducto del paramilitarismo.

"En la Guajira siempre ha habido algún tipo de bonanza ilegal que ha convivido, de manera normal, con lo legal", dice Trejos. "Al drama humanitario hay que añadirle la corrupción estructural que ha generado una cultura de ilegalidad arraigada".

Aunque los secuestros han disminuido en la última década, dice el profesor, la situación de orden público se agravó durante los últimos 5 años.

"Colombia fue el país del mundo donde más se secuestró y por eso hay cierta normalización del hecho", asegura. "Todas las filiales ilegales tuvieron una industria del secuestro".

Serranía del Perijá.
El estadio nuevo de Barrancas, que en el fondo muestra la inmensa Serranía del Perijá.

El mito de Luis Díaz

De la Guajira surgen una gran cantidad de recursos, sea por la explotación del carbón o por la generación energética de los parques eólicos. Pero ninguna de estas industrias necesita gran mano de obra y, según la justicia, gran parte de los impuestos que pagan suelen gastarse en corrupción.

Los últimos gobiernos han intentado resolver la situación, agravada por las largas sequías y la desnutrición infantil, que suele dejar un centenar de niños muertos cada año.

Este año, el presidente Gustavo Petro decretó una emergencia económica en el departamento debido a la crisis que se avecina por el fenómeno del Niño, que prolonga las sequías.

Pero la situación de la gente sigue siendo dramática y los casos de éxito como el de "Lucho" Díaz son poco usuales.

Luis Diaz
Los colombianos quieren a Lucho no solo por buen futbolista, sin o por su carisma y su historia.

De él se ha dicho que sufrió malnutrición. Que por eso es tan flaco. Que nació en un resguardo indígena. Que no fue al colegio. Y aunque esos relatos han sido desmentidos por su familia, revelan la imagen estereotípica que los colombianos tienen sobre la región.

La Guajira nunca no tuvo una figura de reconocimiento global como "Luisfer", un joven conocido por ser tímido y que de fiestas y despilfarro, al contrario de la tradición local, poco aprendió.

Los colombianos quieren a Lucho por sus goles y gambetas, por supuesto. Pero también por su carisma modesto, sus raíces guajiras y su pasado tan colombiano, tan duro y ejemplar.

Ahora su historia vuelve a ser foco de atención por el secuestro del hombre cuyo empeño, dedicación y mentoría fraguaron una carrera de reconocimiento mundial.

Los barranqueros quieren a "Mane" de vuelta.

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