Scholz defiende su viaje a China como de "sondeo" y no un mero "continuismo"

Berlín, 2 nov (EFE). - El gobierno alemán defiende el próximo viaje del canciller Olaf Scholz a China, donde prevé reunirse con el presidente Xi Jinping, como de "sondeo" y alejado del mero "continuismo" que marcaron las sucesivas visitas anuales al gigante asiático de los ejecutivos anteriores.

Fuentes gubernamentales informaron hoy del viaje que emprenderá mañana el líder alemán y cuya agenda de trabajo se concentrará en una única jornada de trabajo, el viernes.

Berlín confía en que China pueda ejercer su posición de "aliado" de Rusia para "persuadir" a Moscú de poner fin a la guerra de Ucrania y recuerda la "responsabilidad especial" que tiene el país en ese cometido en tanto que miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.

Moscú rompió "con todos los principios fundamentales" de la ONU con su "brutal agresión" al país vecino y nada "puede seguir como hasta ahora", insistió esa fuente.

Scholz viajará con una reducida delegación de empresarios implicados en "segmentos muy concretos", lo que no da a su visita el carácter de las anteriores que realizó regularmente su antecesora, Angela Merkel.

En sus 16 años en el poder la canciller conservadora viajó prácticamente con periodicidad anual a China, siempre acompañada de representantes de grandes empresas del país.

El anuncio del viaje de Scholz ha desatado críticas desde múltiples sectores, incluidas las de algunos de sus grandes aliados internacionales, como Francia y Estados Unidos.

"Nadie nos ha dicho: no vayáis", rebatió la fuente gubernamental, bajo condición de anonimato, en relación con los presuntos recelos franceses o estadounidenses, para afirmar que "por supuesto" dichos socios serán informados convenientemente de los resultados del viaje.

En la propia alianza de Gobierno alemana ha habido cierta controversia por ese viaje, especialmente por parte de la ministra de Asuntos Exteriores, la verde Annalena Baerbock, quien defiende una línea más crítica hacia China que la mantenida durante décadas por Berlín.

El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, advirtió por su parte sobre la necesidad de "preservar" las infraestructuras críticas de la "excesiva influencia de ciertos países", en alusión a la controversia abierta por la participación de una empresa estatal de ese país en una terminal del puerto comercial de Hamburgo.

Lindner admitió que China no puede quedar "desacoplada" de las relaciones comerciales con Alemania, pero llamó a "reinventar" la globalización y priorizar a socios comerciales en función de unos "valores compartidos".

La controversia sobre las relaciones comerciales con el gigante asiático se produce en un momento álgido, en que Berlín ha tenido que reducir de forma acelerada una dependencia energética de Rusia en medio de la guerra de Ucrania.

A los recelos de los socios internacionales o de la coalición alemana se han sumado las exigencias de diversas ONG para que Scholz asuma una actitud clara en su próximo viaje a Pekín sobre las violaciones a los Derechos Humanos.

En una conferencia conjunta con representantes de Human Rigths Watch, de la Asociación para la Defensa de los Pueblos Amenazados, del Congreso Mundial de los Uigures y de la iniciativa Südwind se criticó el momento en que viajará Scholz, poco después de asegurarse Xi un nuevo mandato.

Las críticas más duras al viaje de Scholz vinieron del presidente del Consejo Mundial de Uigures, Dolkun Isa, quien dijo que el hecho de que el canciller viaje con una delegación de empresarios muestra que "para Alemania siguen siendo más importantes las ventajas económicas que los Derechos Humanos".

Medios empresariales alemanes han advertido contra la exposición excesiva a los intereses chinos por parte de empresas germanas. La Confederación de la Industria Alemana (BDI) apeló este lunes a redefinir las relaciones con Pekín en el marco de la Unión Europea.

(c) Agencia EFE