Santiago Peña: “Paraguay tiene algo que la Argentina hoy no tiene, la estabilidad macroeconómica”

El Presidente Javier Milei recibe en Casa Rosada al Presidente de la República del Paraguay, Santiago Peña, el 14 de febrero de 2024.
El Presidente Javier Milei recibe en Casa Rosada al Presidente de la República del Paraguay, Santiago Peña, el 14 de febrero de 2024. - Créditos: @Presidencia

El presidente de Paraguay, Santiago Peña, de 45 años, aprovecha cada oportunidad para vender las bondades de su país a los inversores. El jueves de la semana pasada, se subió al avión oficial y viajó a Mar del Plata, la ciudad balnearia argentina donde más de 1000 empresarios argentinos participaban del 60 Coloquio de IDEA. No se sumó a los debates. Prefirió participar de un evento privado organizado por un banquero con inversiones en Paraguay. Siempre con una sonrisa, contó que su país tiene un riesgo país de 180 puntos, 4,4% de inflación anual y reservas en el Banco Central por el 25% del PIB nacional. Los empresarios que lo escuchaban hacían cuentas y comparaban los números con la tragedia argentina: 1100 puntos de riesgo país, inflación por encima del 200% y reservas internacionales en rojo. “La estabilidad macroeconómica no es un fin en sí mismo, es una herramienta para llegar a hacer posibles políticas públicas del futuro”, dijo, y tomó un estudiada distancia con el Estado ausente que plantea su par argentino, Javier Milei, con quien, dice, se lleva de maravilla. Al terminar el encuentro, Peña recibió a El País.

Santiago Peña, presidente de Paraguay
Santiago Peña, presidente de Paraguay

–Paraguay tiene en orden la macro, pero serias deficiencias en indicadores de desarrollo como educación y salud. Argentina parece haber hecho el camino inverso. ¿Coincide?

–Es una cuestión de perspectivas de largo plazo. No se puede mirar el desempeño argentino de los últimos cinco años, hay que mirar qué pasó durante 150 años. Argentina, a finales del 1800 era uno de los países más prósperos del mundo, con estabilidad macroeconómica y una sociedad con un tremendo potencial productivo y la libre empresa. El problema es que durante los últimos 100 años gastó más de lo que tenía. Ese gastar de más descompuso las variables macroeconómicas.

–¿Y en el caso de Paraguay?

–Paraguay partía hace 150 años de ser la nación más próspera de Sudamérica, incluso más que Argentina. Nos enfrentamos contra la Triple Alianza (Brasil, Uruguay y Argentina) en una guerra de exterminio que nos separó de ese tren de desarrollo. Lo hemos ido reconstruyendo poco a poco y hoy estamos en un proceso de expansión. Se construye sobre la base de una estabilidad macroeconómica y sobre esos cimientos debemos levantar las otras paredes: las del capital humano, la productividad y el acceso a los mercados. De eso Argentina tiene mucha más experiencia. Somos perfectamente complementarios. Paraguay tiene aquello que a Argentina hoy no tiene, que es la estabilidad macroeconómica, y Argentina tiene eso que a Paraguay le falta, que es la visión de mundo, de integrarse a los mercados.

–¿Qué tamaño debe tener el Estado en este proceso?

–Creo en un Estado pequeño, pero muy eficiente en aquellas áreas donde no tiene sustituto. El Estado tiene la responsabilidad de proveer seguridad, salud pública y educación, que son bienes públicos por excelencia. Tiene que ser además un buen árbitro que marque las líneas para que lo jugadores puedan estar allí y que el más guapo sea el que meta los goles. Pero el Estado no dice quién gana el partido o los jugadores que entran. Esta visión es histórica, no mía. Quien moldeó la visión política del Estado paraguayo fue un pensador del Partido Colorado que escribió en la década del cincuenta un libro que tituló El Estado servidor del hombre libre. Planteó un Estado que está al servicio, pero nunca para someter al individuo sino para permitirle ser libre. Eso es algo que hemos seguido durante muchas décadas.

–Vemos la crisis del PRI en México y del peronismo en Argentina. El Partido Colorado domina la vida política de Paraguay desde hace 70 años y parece indemne a esas crisis.

–Porque el Partido Colorado no moldea al paraguayo, sino que se moldea a la luz del paraguayo. En 1887, cuando se funda el Partido Colorado, Bernardino Caballero quiso que reine la concordia para reconstruir Paraguay después de la guerra. A lo largo de 137 años de historia, el partido fue pasando por diferentes facetas que iban interpretando al paraguayo.

–¿Y qué pide ahora el paraguayo?

–Quiere trabajo, progresar por sus medios, quiere sentirse seguro. Quiere saber que si se enferma será atendido. Salud pública, educación, seguridad: esos son los temas que más está demandando.

–Eso va a contramano del modelo de Estado que propone, por ejemplo, Milei.

–Hay que entender en donde está Argentina. En este exceso de gasto público, y con el argumento de que como hay que prestar servicios gastamos más, se fue desdibujando. Tenés que gastar en salud, educación y seguridad, pero dentro de los límites. Si pasas esos límites, terminás empobreciendo a todos.

–Paraguay integra Mercosur junto a Brasil, Argentina y Uruguay. Coincide con el optimismo brasileño sobre la inminencia de la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea.

–No tengo esa impresión. El año pasado estábamos muy expectante con el cambio político en Europa. Nosotros, y cuando digo nosotros digo Mercosur, hemos mostrado tener un interés en llevar adelante un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Tenemos la vocación de integrarnos al mundo y esto está demostrado por haber firmado en diciembre del año pasado un acuerdo de libre comercio con Singapur y estamos a las puertas de firmar otro con los Emiratos Árabes Unidos. Pero no encontramos esa misma sintonía en Europa. Somos cuatro países, cinco si ahora se suma Bolivia, y ellos son más de 20 y con composiciones muy antagónicas, como las que ha manifestado el presidente [Emmanuel] Macron en Francia. Por eso yo no soy tan optimista, pero no por nuestro lado, sino por el lado de ellos.

El presidente de Paraguay, Santiago Peña, con su homólogo argentino, Javier Milei
El presidente de Paraguay, Santiago Peña, con su homólogo argentino, Javier Milei

–¿Dónde está trabado el acuerdo?

–Estamos trancados en algunos lenguajes. En el caso de Paraguay, el no reconocimiento de nuestras instituciones de certificación sanitaria es para nosotros inaceptable. También, un desconocimiento y prejuicio hacia Paraguay como uno de los países de menor desarrollo no está ayudando en la negociación.

–¿Considera que hay cierta inquina particular hacia Paraguay?

–Creo que sí. Nosotros necesitamos una mayor atención. Mercosur ya nos dio una mayor atención. Uruguay y Paraguay son los dos países más pequeños y han tenido un reconocimiento como países con menor desarrollo relativo. No podemos aceptar entonces que la Unión Europea, en esta conversación, no reconozca a Paraguay. Miramos todo con optimismo y queremos que esto salga, pero no estamos encontrando todavía el visto bueno.

–Brasil espera que pueda firmarse algún tipo de acuerdo en la cumbre del G–20 en noviembre.

–El año pasado se pensaba lo mismo. Brasil tenía la presidencia pro tempore y dijimos en ese momento que ‘si Lula no la cierra ahora difícilmente la cierre’. Hicimos el intento, no se consiguió. La excusa era que se iniciaba un proceso electoral y eso podía traer ruido. Si ellos quieren se puede alcanzar, pero depende de Europa.

Por Federico Rivas Molina