El “rubor asiático” no es solo una molestia que produce el alcohol: es una severa advertencia

Esta mutación genética está presente en el 8% de la población mundial
Esta mutación genética está presente en el 8% de la población mundial

WASHINGTON.– Cuando era chico, en Taiwán, Joseph Wu notaba que cuando sus padres y abuelos celebraban algún ocasión tomando alcohol, la cara les empezaba a brillar y enrojecerse después de apenas un par de tragos. Y años después, cuando probó él mismo el alcohol, experimentó el mismo fenómeno en carne propia.

“Mi ritmo cardíaco se dispara a 130 pulsaciones por minuto, se me ruboriza la cara, y tres o cuatro horas después seguramente tengo dolor de cabeza”, dice Wu, actual director del Instituto Cardiovascular de la Universidad de Stanford y presidente de la Asociación Estadounidense del Corazón, que estudia la mutación genética que causa ese fenómeno conocido como “reacción de rubor al alcohol”.

Esa mutación genética está presente en el 8% de la población mundial —unos 560 millones de personas—, en su inmensa mayoría originarias de Asia Oriental, de allí su apodo de “rubor asiático”.

Se estima que el 45% de la población del este de Asia se “ruboriza” cuando toma alcohol. Para algunos, esa molestia alcanza para alejarlos de la bebida, pero muchos deciden soportarlo, muchas veces con la ayuda de antihistamínicos para mitigar los efectos.

Pero lo investigadores como Wu advierten que quienes experimentan reacción de rubor al alcohol deberían beber lo menos posible, y que idealmente deberían ser abstemios, porque el enrojecimiento y los demás síntomas pueden interpretarse como una señal del cuerpo avisando que el alcohol es extremadamente tóxico para esa persona en particular.

La mutación genética asociada con la reacción de rubor al alcohol es conocida como variante ALDH2*2 y se la ha relacionado con una enorme proporción de casos de enfermedades en personas portadoras que consumen cantidades moderadas o altas de alcohol.

Mayor riesgo de diversas enfermedades

Cuando era más joven, dice Wu, la reacción de rubor al alcohol parecía apenas una molestia o incomodidad. “Pero no estaba al tanto de las implicaciones médicas, como la mayoría de la gente”.

“Se trata de uno de los trastornos hereditarios más extendidos en el mundo, y a nuestras sociedades les gusta mucho el alcohol”, señala Ronald G. Crystal, presidente de medicina genética de la Escuela de Medicina de la Universidad Weill Cornell. “Pero es un combo que pone a los portadores de esa mutación en riesgo de enfermedad cardiovascular, osteoporosis, cáncer de esófago y varias cosas más”.

Una persona con esta mutación genética que bebe tiene más chances de contraer ciertas enfermedades
Una persona con esta mutación genética que bebe tiene más chances de contraer ciertas enfermedades

Por ejemplo, una persona con la variante ALDH2*2 que bebe con moderación —definida como dos bebidas al día para los hombres y una bebida al día para las mujeres— tiene un riesgo de cáncer de esófago de 40 a 80 veces mayor que una persona sin la mutación y que consume la misma cantidad de alcohol.

Es una relación directamente proporcional con la dosis de alcohol: más tragos por día se traducen en un riesgo cada vez mayor. Por el contrario, la variante ALDH2*2 no influye en el riesgo de cáncer de esófago de los portadores abstemios.

La mutación también se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de cabeza y cuello, cáncer gástrico, arteriopatías y cardiopatías, ACV y osteoporosis en las poblaciones de Asia Oriental.

¿Qué causa la reacción de rubor al alcohol?

Las personas con la variante ALDH2*2 carecen de una enzima funcional que ayuda al cuerpo a descomponer el alcohol. Normalmente, el cuerpo metaboliza el alcohol en dos pasos: primero una enzima convierte el alcohol en acetaldehído, un compuesto significativamente más tóxico para los humanos que el propio alcohol, y luego una segunda enzima convierte rápidamente el acetaldehído en acetato, un compuesto que el cuerpo puede metabolizar sin riesgo.

Las personas con reacción de rubor al alcohol producen una versión de muy baja actividad de esa segunda enzima, la aldehído deshidrogenasa mitocondrial 2 (ALDH2). Ese déficit de ALDH2 hace que el alcohol no se metabolice normalmente y que el acetaldehído, esencialmente un veneno, se acumule en sangre.

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“La Organización Mundial de la Salud clasifica el acetaldehído como un carcinógeno del Grupo 1, lo que significa que se ha demostrado que causa cáncer en los humanos”, señala Che-Hong Chen, director nacional del Centro Stanford para la Investigación y la Educación en Salud de Asia. “Apenas con dos latas de cerveza, la cantidad de acetaldehído en sangre alcanza niveles cancerígenos”.

En su laboratorio, Chen usa un simple test de parche de etanol para determinar si alguien tiene insuficiencia de ALDH2: moja una curita con etanol y la coloca sobre la piel del paciente durante 20 minutos. El acetaldehído hace que los vasos sanguíneos se dilaten, esencialmente, lo que causa el enrojecimiento, y aquellos con la mutación tendrán una mancha roja en esa área. La prueba tiene una precisión de entre un 70% y un 90%. Para mayor seguridad, existen pruebas de ADN.

¿Los antihistamínicos ayudan?

El antihistamínico puede prevenir el enrojecimiento de la piel, ya que reduce la dilatación de los vasos sanguíneos, pero el medicamento no hace nada para reducir los niveles de acetaldehído en sangre. Chen señala que antes de salir a beber, los estudiantes de la universidad donde enseña suelen tomar algún antihistamínico para evitar la molestia del “rubor asiático”.

“Como el remedio calma la sensación desagradable, la gente sigue bebiendo, y eso es todavía más peligroso”, advierte Chen. “Hay que pensarlo de esta manera: ese malestar es el mensaje del cuerpo para que dejemos de tomar.”

Falta de conciencia

Se cree que la variante ALDH2*2 proviene de un solo portador originario del sudeste de China que vivió hace 2000 a 3000 años. A partir de ahí, la mutación se extendió a otros países de Asia oriental. Hoy en día, la proporción de portadores varía según el país: Corea del Sur (30%), China (35%), Japón (40%) y Taiwán (49%).

A pesar de lo generalizada que está esa afección, el consumo de alcohol en esas sociedades sigue aumentando. Entre 1990 y 2017, la prevalencia de bebedores en el este de Asia se disparó del 48,4% al 66,9%. Corea del Sur tiene un grave problema de alcoholismo, y en China el consumo también vienen en aumento desde hace tres décadas.

El mayor problema es la falta de información y concientización sobre los peligros de tomar alcohol si tenemos déficit de ALDH2, señalan los investigadores y los especialistas médicos.

“Soy genetista y ni siquiera yo conocía esa mutación”, apunta Chen, que es portador de ALDH2*2. “Y cuando visité mi país de origen, Taiwán, me di cuenta de que muchas personas tampoco lo sabían”.

Entre otros conceptos erróneos, muchos siguen pensando que la reacción de rubor al alcohol es apenas una molestia, o incluso señal de un hígado fuerte. Mucha gente todavía cree que una cantidad moderada de alcohol es buena para la salud, pero según las investigaciones más recientes, eso es falso.

Por Meeri Kim

(Traducción de Jaime Arrambide)