Rivales republicanos de Trump debaten sobre Ucrania y hablan duro de inmigración

Siete candidatos presidenciales republicanos –pero no el favorito, Donald Trump– se enfrentaron por la guerra de Ucrania, hablaron con dureza sobre inmigración y discutieron entre ellos mientras luchaban por destacar como la alternativa clara al expresidente.

Algunos menospreciaron a Trump. El exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, le llamó “Pato Donald” por faltar al debate. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo que Trump estaba “desaparecido en combate”.

Pero otros se cuidaron de distanciarse del expresidente, quien tiene una enorme ventaja en las encuestas sobre sus rivales. Alabaron sus esfuerzos para acabar con la inmigración ilegal y recortar impuestos, y solo criticaron suavemente la forma en que la deuda federal se disparó durante su administración.

Ninguno de los contendientes se ha desmarcado del resto como un evidente número dos y, para algunos, este debate pudiera ser la última oportunidad.

El próximo debate está previsto para noviembre, y los requisitos para ser incluido serán más rígidos. A los candidatos con menos votos se les acaba el tiempo para recaudar más dinero y seguir siendo viables, y el primer caucus del país, el de Iowa, está previsto para el 15 de enero.

Tras el primer debate, el enfoque más comedido de la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley y el discurso duro del emprendedor Vivek Ramaswamy, al estilo de Trump, llamaron la atención.

También lo hicieron DeSantis y el senador Tim Scott, republicano por Carolina del Sur, pero la atención se centró en la actuación más débil de ambos.

Esta vez, Scott salió agresivo y se mantuvo combativo durante las dos horas que duró el debate, y en un momento dado se enzarzó en un acalorado desacuerdo con Haley.

Discutieron sobre el impuesto a la gasolina de Carolina del Sur y sobre cortinas por valor de $50,000 compradas por el Departamento de Estado cuando Haley era embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas durante la administración de Trump.

Scott dijo que Haley compró las costosas cortinas. Haley le dijo a Scott “tienes mala información”, pues ya estaban colocadas cuando ella llegó. “Haz tu tarea, Tim, porque Obama compró esas cortinas”, le dijo a Scott. Fueron compradas durante el gobierno de Obama.

¿Las devolvió?, preguntó Scott.

“Son del Departamento de Estado ¿Las devolviste? Eres quien trabaja en el Congreso. Hazlo tú”, replicó Haley.

DeSantis recitó con calma y metódicamente lo que llamó logros económicos y educativos de Florida. Recordó a la audiencia que sería el primer presidente desde George H. W. Bush, elegido en 1988, en haber prestado servicio en una guerra en el extranjero.

Y contraatacó a Trump sobre la política del aborto. Trump dijo la semana pasada que la prohibición del aborto en Florida después de seis semanas de embarazo era una “cosa terrible”.

DeSantis, quien firmó la prohibición en la ley, dijo que Trump “debería estar aquí explicando su comentario para tratar de decir que las protecciones pro-vida son de alguna manera una cosa terrible”.

Trump bajo los reflectores

Trump aún se llevó parte del protagonismo del miércoles. Prácticamente al mismo tiempo que los candidatos debatían en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley, California, Trump hablaba en una distribuidora de automóviles no sindicalizada en Clinton Township, Michigan.

La huelga de United Auto Workers contra los tres grandes fabricantes de automóviles cumple su duodécimo día, y el presidente Joe Biden se unió a su manifestación el martes.

Trump hablaba en el Condado de Macomb, desde hace mucho tiempo un barómetro de la clase obrera donde los republicanos han hecho fuertes incursiones en territorio demócrata, un bloque de electores crucial para ganar el estado indeciso de Michigan.

Trump ha hecho una distinción entre estar a favor de los obreros pero no a favor de los sindicatos, aunque instó a los miembros de los sindicatos presentes en la audiencia a convencer al sindicato de trabajadores de la industria automotriz UAW para que lo apoye.

En California, los oponentes de Trump retomaron el tema pro-obrero. Ramaswamy habló de tener “mucha simpatía por los trabajadores”. El exgobernador de Dakota del Norte Doug Burgum insistió en que las políticas de Biden habían provocado el descontento de los trabajadores, y que “esta huelga está a los pies de Joe Biden”.

Batalla en torno a Ucrania

Los intercambios más encendidos entre los candidatos tuvieron que ver con Ucrania, un reflejo del cisma entre los republicanos en el Congreso sobre si continuar o limitar la ayuda estadounidense al asediado país.

“No vamos a tener un cheque en blanco”, dijo DeSantis. “Veo a estos tipos en Washington, DC ... no se preocupan por el pueblo estadounidense”. Gasten el dinero en combatir las muertes por fentanilo, en mejorar la calidad de vida en este país, dijo.

“Tenemos que ser sinceros con el pueblo estadounidense” sobre Ucrania, dijo Ramaswamy. “Solo porque (el líder ruso Vladimir) Putin sea un dictador malvado no significa que Ucrania sea buena... necesitamos un plan de paz razonable” para poner fin a la guerra.

Scott discrepó airadamente. El interés vital de la nación se sirve “degradando a las fuerzas militares rusas”, dijo. Detener a los rusos no solo ayuda a que Estados Unidos esté más seguro, sino que “mantenemos a nuestras tropas en casa”.

Y, Haley, exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, dijo que “una victoria para Rusia es una victoria para China”.

En general, sin embargo, hubo poco desacuerdo con Trump en la mayoría de los temas.

Palabras duras sobre inmigración

Todos prometieron mano dura con la seguridad fronteriza. Ramaswamy se refirió a la laxitud de las protecciones fronterizas como una de las causas del aumento de la delincuencia. DeSantis prometió usar las fuerzas militares estadounidenses para perseguir a los cárteles mexicanos de la droga.

Hubo cierta ironía en las duras declaraciones sobre la inmigración, ya que Reagan promulgó en 1986 una ley de reforma que ayudó a algunos inmigrantes indocumentados a entrar en el país.

Y una amplia coalición bipartidista aprobó en 2013 una ley que ofrecía un camino hacia la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados. No llegó a ninguna parte en la Cámara.

Christie se mostró favorable a las reformas hace 13 años como gobernador de Nueva Jersey. Dijo en el debate que la situación fronteriza había cambiado, y que la prioridad hoy es primero la aplicación de la ley.

El exvicepresidente Mike Pence defendió el muro fronterizo aún sin terminar e insistió en que adoptaría medidas enérgicas para asegurar la frontera. “Sé cómo hacerlo”, dijo.

La crisis del fentanilo pasó a formar parte de este debate. Haley afirmó que en este país han muerto más personas a causa del fentanilo que en las guerras de Irak, Afganistán y Vietnam juntas, lo cual es cierto.

Los participantes en el debate insistieron en que tenían formas de reducir la deuda nacional. Entre las ideas de Scott está una enmienda constitucional que exija un presupuesto equilibrado, un plan que se ha debatido durante décadas pero que no ha llegado a ninguna parte.

Haley señaló que el Congreso no puede equilibrar anualmente su presupuesto. Su incapacidad para aprobar cualquier presupuesto amenaza con cerrar gran parte del gobierno el sábado.

“¿Dónde has estado?”, preguntó Haley, mientras Scott intentaba interrumpirla.

Burgum dijo que podía reducir el tamaño del gobierno federal porque ha reducido el tamaño del gobierno en Dakota del Norte. Como hombre de negocios, dijo, “esto es totalmente posible”.