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Restaurantes a puertas cerradas: nueva tendencia en Argentina

Comensales clientes de un restaurante a puertas cerradas en Palermo, Buenos Aires. (M.V.)
Comensales clientes de un restaurante a puertas cerradas en Palermo, Buenos Aires. (M.V.)

Mauro Villanueva – Buenos Aires, Argentina

Llega el fin de semana y en Argentina nos morimos de ganas de “salir a comer afuera”, ya sea cuando se puede, cuando hay algo para festejar o simplemente para juntarse con amigos. Pero como todo, las modas cambian y las nuevas tendencias se abren paso. Y en lo que refiere a gastronomía, los restaurantes a puertas cerradas se transformaron en la nueva opción para “salir a comer adentro”.

Menú fijo de dos o tres opciones, bebida sin alcohol incluida, postre y café por un precio previamente pactado. La clave es el lugar: una casa, un departamento o cualquier vivienda familiar. Algunas decoradas con estilo fonda porteña, otros que simulan ser verdaderos restaurantes dignos de una estrella Michelin. Todo vale.

Reservada la mesa, la aventura del sábado a la noche comienza. En el caso de Melisa, una politóloga de 34 años que vive en el barrio porteño de Palermo, los preparativos arrancan más temprano. “Suelo rotar el menú periódicamente pero siempre cocinando platos que disfruto comer. Creo que no podría cocinarle a la gente algo que no me gusta”, sostiene la dueña y cocinera del proyecto que ella denominó “Boca a boca”.

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Mantel blanco impecable reservado para la ocasión, un juego de cubiertos y los platos “de la abuela” (literalmente), algunas velas, música de fondo y algunas botellas de vino en la cava esperando a 18° son parte de los preparativos que Melisa y su novio tienen en cuenta durante la tarde del sábado. Apenas una hora antes de la llegada de la reserva, pautada para las 21:30, la cocina del departamento, que no tiene más de 4 metros cuadrados, se agiganta a la espera del despacho y la magia comienza.

“Años atrás me fui a Estados Unidos a pasar un invierno y trabajé en un centro de esquí por la temporada. De ‘caradura’ dije que era chef, pero la verdad que sólo sabía lo básico. Pero así empecé, con la ayuda de una mujer mexicana que me enseñó un montón de secretos. Después volví a Argentina y empecé a estudiar cocina en el Instituto Argentino de Gastronomía”, explica Melisa, que no le quita mirada a la bondiola de cerdo confitada mientras corta tomate.

Melisa, mientras prepara la cena en su casa para los clientes que recibirá. (M.V.)
Melisa, mientras prepara la cena en su casa para los clientes que recibirá. (M.V.)

Poco antes de las 21:20 el timbre suena y en el departamento del noveno piso todo está listo. La reserva con cuatro amigos, tres chicas y un muchacho, que apenas cruzan por la puerta sonríen saludan y se acomodan en la mesa. Los primeros pasos por el departamento sirven de guía para una recorrida visual de cada rincón del lugar, reconociendo adornos, recuerdos de viajes y detalles que muestran parte de la personalidad y la vida de Melisa y su novio, los anfitriones.

La cena transcurrió entre charlas, preguntas, respuestas y recuerdos de viajes y comidas de todo el mundo. Los comensales, que llegaron a “Boca a boca” vía cookapp, la web que reúne a cientos de restaurantes a puertas cerradas, aprobaron y festejaron el menú de la noche: quesadillas de cerdo y verduras confitadas.

“Cada noche, según la gente que reserva, se dan dinámicas muy distintas. Hay noches que viene mucha gente sola o con amigos, con ganas de conocer gente nueva, de charlar; y otras, son todas parejas que no están interesadas en interactuar”, agrega Melisa, casi a la hora del postre.

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Los restaurantes a puertas cerradas ofrecen un concepto exclusivo, personal y muy original, siempre de acuerdo a los anfitriones. Suelen promocionarse vía redes sociales y mediante aplicaciones o páginas web (cookapp es una de ellas) principalmente para los fines de semana, dado que los cocineros tienen, por lo general, otros oficios o trabajos.

La tendencia gana adeptos semana a semana. Con la opción por ejemplo de llevar un vino desde tu casa por apenas un descorche simbólico, los restaurantes de puertas cerradas se abren paso entre las opciones gastronómicas de la noche porteña. Una original propuesta que le permite al cliente conocer nuevos platos, lugares únicos y miles de historias; y a los cocineros la oportunidad para vivir la experiencia de ser verdaderos chef por una noche y colaborar así con la economía del hogar.

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