El Reloj del Juicio Final quedó más cerca que nunca de la catástrofe global

El Boletín de Científicos Atómicos anuncia la última decisión sobre el Reloj del Juicio Final, el martes 23 de enero de 2024, en el National Press Club Broadcast Center, en Washington. (AP/Jacquelyn Martin)
El Boletín de Científicos Atómicos anuncia la última decisión sobre el Reloj del Juicio Final, el martes 23 de enero de 2024, en el National Press Club Broadcast Center, en Washington. (AP/Jacquelyn Martin) - Créditos: @Jacquelyn Martin

WASHINGTON -Los científicos atómicos creen que la humanidad está más cerca que nunca de la aniquilación. El llamado “Reloj del Juicio Final” quedó a 90 segundos de la medianoche debido a la invasión rusa en Ucrania, la ofensiva de Israel sobre Gaza y el deterioro del cambio climático.

Creado por el Boletín de los Científicos Atómicos en 1947, al igual que el año pasado, el grupo nuevamente fijó el reloj a 90 segundos de la medianoche. La organización sin fines de lucro con sede en Chicago creó el reloj para advertir al público de lo cerca que está la humanidad de destruir el mundo. A lo largo de 77 años, el Reloj del Juicio Final reflejó la percepción de los científicos sobre la amenaza inminente que enfrenta la humanidad.

La medianoche es la hora que establecen como el punto teórico de la aniquilación. Los científicos ajustaron el reloj en función de los riesgos “existenciales” para la Tierra y sus habitantes: amenaza nuclear, cambio climático y tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial y la nueva biotecnología.

El científico Bill Nye, mira su reloj junto al Reloj del Juicio Final, poco antes de que el Boletín de Científicos Atómicos anuncie la última decisión. Este año, enero de 2024, el reloj permanecerá ajustado a 90 segundos para la medianoche.(AP/Jacquelyn Martin)
El científico Bill Nye, mira su reloj junto al Reloj del Juicio Final, poco antes de que el Boletín de Científicos Atómicos anuncie la última decisión. Este año, enero de 2024, el reloj permanecerá ajustado a 90 segundos para la medianoche.(AP/Jacquelyn Martin) - Créditos: @Jacquelyn Martin

“Los focos de conflicto en todo el mundo conllevan la amenaza de una escalada nuclear, el cambio climático ya está causando muerte y destrucción, y las tecnologías disruptivas como la IA y la investigación biológica avanzan más rápido que las regulaciones”, dijo a Reuters Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva del boletín, quien añadió que el hecho de que no haya cambios respecto al año anterior “no es una indicación de que el mundo sea estable.

La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que cumplirá su segundo aniversario el mes que viene, elevó la tensión con Occidente a los niveles más peligrosos desde la Guerra Fría.

“Parece lejano un final de la guerra de Rusia en Ucrania, y el uso de armas nucleares por parte de Rusia en ese conflicto sigue siendo una seria posibilidad. En el último año, Rusia envió numerosas señales nucleares preocupantes”, afirmó Bronson.

Bronson citó la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de suspender en febrero de 2023 la participación rusa en el nuevo tratado START con Estados Unidos, que limitaba los arsenales nucleares estratégicos de ambos países. Estados Unidos y Rusia poseen casi el 90% de las cabezas nucleares del mundo, suficientes para destruir el planeta varias veces.

Bronson citó además el anuncio de Putin en marzo de 2023 del despliegue de armas nucleares rusas en Bielorrusia y la aprobación por el Parlamento ruso en octubre de 2023 de una ley que retira la ratificación del tratado mundial que prohíbe las pruebas de armas nucleares.

Israel lanzó un asedio y ofensiva en Gaza después de que Hamas atacó el sur de Israel en octubre de 2023. “Como Estado nuclear, las acciones de Israel son claramente relevantes para el debate sobre el Reloj del Juicio Final. Preocupa especialmente que el conflicto se extienda a la región, creando una guerra convencional de mayor envergadura y atrayendo a más potencias nucleares o casi nucleares”, afirmó Bronson.

Originalmente diseñado para medir amenazas nucleares, el Reloj del Juicio Final incorporó el cambio climático en 2007. El Boletín de los Científicos Atómicos subraya que el reloj no pretende ser cuantitativo, sino generar conversaciones sobre temas científicos complejos y desafiantes, como el desarme nuclear y el cambio climático.

Desde la izquierda, los miembros del Bulletin of the Atomic Scientists, Asha George y Herb Lin, el educador científico Bill Nye, la presidenta y directora ejecutiva del Bulletin of the Atomic Scientists, Rachel Bronson, y los miembros del Bulletin, Alexander Glaser y Daniel Holz. (AP/Jacquelyn Martin)
Desde la izquierda, los miembros del Bulletin of the Atomic Scientists, Asha George y Herb Lin, el educador científico Bill Nye, la presidenta y directora ejecutiva del Bulletin of the Atomic Scientists, Rachel Bronson, y los miembros del Bulletin, Alexander Glaser y Daniel Holz. (AP/Jacquelyn Martin) - Créditos: @Jacquelyn Martin

En 2023, el mundo se adentró en un territorio desconocido, ya que sufrió el año más caluroso jamás registrado y las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero siguieron aumentando”, explicó Bronson. “Tanto las temperaturas globales como las de la superficie marina del Atlántico Norte batieron récords, y el hielo marino antártico alcanzó su extensión diaria más baja desde la llegada de los datos por satélite”.

El Boletín de los Científicos Atómicos fue fundado en 1945 por científicos como Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer. Surgió como un conjunto de científicos especializados en átomos que participaron en el Proyecto Manhattan, una operación clasificada destinada al desarrollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial. El reloj se presentó por primera vez en 1947 durante la Guerra Fría que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

Anualmente, el reloj se ajusta basándose en un consejo de expertos en tecnología nuclear y ciencia climática. A lo largo de los años, el reloj retrocedió gracias a acciones concretas, como el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas en 1991 y los acuerdos nucleares y climáticos en 2016.

Agencia Reuters