Reconocido maestro cubano de béisbol dedica su tiempo a salvar brazos y carreras en el corazón de Hialeah

Miguel Valdés no deja nunca de tejer proyectos. Un nombre imprescindible en la pelota cubana, el que fuera jefe técnico de una selección nacional de béisbol que solía ganar cuanto torneo le pusieran por delante está realizando una labor que podría tener un impacto tremendo en la pelota.

Desde su aula en el Babcock Park de Hialeah (651 E 4th ave), el especialista en biomecánica se ha dedicado a la tarea de diagnosticar y recuperar brazos que parecían perdidos para la alta competencia, aplicando un método al que ha llegado luego de muchos años de estudio.

Decenas de jóvenes han acudido a Valdés no solo para sanar problemas en hombros y codos, sino que han podido aumentar la velocidad -según los testimonios de algunos consultados con el Nuevo Herald-, además de recibir una guía para impedir que surjan nuevas lesiones.

Más allá de su trabajo en Cuba, Valdés llegó a ser una figura importante en la organización de los Mets como coordinador en las Ligas Menores y ahora ha puesto todo su empeño en esta nueva tecnología que ha devuelto esperanzas a muchos que no la tenían.

¿Cómo es que se da a la tarea de crear este estudio?

“Hicimos un estudio para crear una acción de brazo diferente a la que se dicta aquí en los Estados Unidos, que es la famosa ‘L’. La ‘L’ lleva una supinación de la mano antes del giro a la cadera y nosotros cambiamos eso con una retroversión del brazo, algo que nos llevó a un ascenso del codo para crear una vuelta que fuera saludable que no rompa los ligamentos del codo que evite la famosa Tommy John, que sustituye ligamentos rotos’’.

La Tommy John es algo casi normal por estos días.

“Conozco a un lanzador de Grandes Ligas que le han hecho cuatro. La próxima vez que le hagan otra cirugía tendrán que sacar ligamento de un muerto. Se sacan ligamentos de la rodilla o la muñeca. Eso habla de la reincidencia de la acción técnica negativa. El médico opera, el resultado es feliz, pero el lanzador se vuelve a lastimar. El médico no sabe cómo resolver la acción que le crea la explosión y el problema’’.

Miguel Valdés junto a Israel Díaz (centro) y June Fernández (izq.), dos muchachos que han buscado la ayuda del maestro cubano para solucionar problemas de lanzamientos.
Miguel Valdés junto a Israel Díaz (centro) y June Fernández (izq.), dos muchachos que han buscado la ayuda del maestro cubano para solucionar problemas de lanzamientos.

¿Cómo llega a esta conclusión?

“Cuando llevas tanto tiempo estudiando la acción biomécanica ya solamente de verlo te das cuenta que hay problemas. Muchos se dan cuenta de que hay problema, pero por qué. Nadie hace lo que hacemos nosotros, que llegamos al origen del problema que crea la lesión. Hemos llegado a la conclusión de que el brazo tiene que dar la vuelta. Mira el caso de un lanzador de sóftbol’’.

¿Cuál sería la comparación?

“Un lanzador de sóftbol tira todos los juegos en un torneo y no hay referencia de Tommy John en el sóftbol. La acción del brazo en el sóftbol es saludable. Por eso hemos creado una acción redonda que da al traste con muchas cosas previas y que pone al codo en posición de lesionarse menos. En una posición de menos presión’’.

Malas noticias para el menor de los Mesa. Su debut con Miami queda aplazado hasta la próxima temporada

Un muchacho llega con un problema, lo estudia y ofrece un diagnóstico.

“Lo primero que hacemos es una serie de pruebas. Diez físicas para ver si existe algún problema a resolver. Luego hacemos un simulacro de juego. El muchacho tira 16 lanzamientos, de norte, sur, este y oeste, dos de lado y dos de frente. Lo filmamos y estudiamos con un especialista en biomecánica. Ahí descubrimos por qué comete el error. Después buscamos la solución con una acción correcta’’.

¿Qué tiempo toma todo el proceso?

“Después de las pruebas, el diagnóstico toma unos dos o tres días. Les hago un reporte de todo lo que tienen, de los orígenes del defecto. Explicamos todos los detalles. Empezamos por la acción del brazo para salvarlo. Si no tiene salud y tiene condiciones no vamos a ninguna parte. Desarrollé una serie de ejercicios para que el brazo comenzara a funcionar correctamente. En menos de tres semanas el pitcher ya tiene una acción correcta, una guía para repetir hasta que se convierta en algo automático’’.

He venido a lanzar en momentos clave para este equipo. Pitcher cubano vuela alto con los Orioles

¿Eso evita problemas futuros, alguna Tommy John en el horizonte?

“Yo lo estoy garantizando. Ya no tengo miedo de usar la palabra garantía. El que viene aquí y hace el trabajo correcto, con disciplina y deseos de superarse, con ilusión de ser un pitcher profesional, todo eso lo garantizo ciento por ciento, que no va a tener problemas de Tommy John en su carrera’’.

Para siempre.

“Esa garantía dura dos años. Tras ese tiempo debe volver a realizarse las pruebas porque corre el riesgo de retroceder. Los ligamentos no están listos para la acción negativa y pueden romperse. También garantizamos una subida de la velocidad entre cuatro y seis millas. Todos te pueden dar sus testimonios. Esto es algo que quisiera que todo el mundo lo supiera, que se divulgara’’.

El Tommy John es como una epidemia.

“Vemos a muchos de los mejores pitchers de Grandes Ligas fuera de acción. Vemos muchachos de 14 y 15 años que llegan ya operados. Después de un tiempo aquí se acabó eso. El brazo funciona bien, aumenta la velocidad, arreglamos el tema del torque, el uso de las piernas de manera dinámica, ponemos ejercicio de fuerza explosiva. Aquí vienen personas de España, Panamá, Puerto Rico que se van con su acción de brazo. Esto no lo hago por dinero sino por satisfacción’’.