Un reality diferente: así se puede ver las 24 horas la llegada a Chubut de visitantes muy esperados
El primer pingüino de Magallanes en pisar tierra firme lo hizo el jueves pasado y estremeció a científicos y ambientalistas. “Uno nunca sabe con exactitud cuándo van a aparecer. Estábamos ansiosos, expectantes, mirando el mar en las pantallas todo el tiempo. Cuando vimos el primero, nos generó mucha emoción y festejamos. Es una etapa muy interesante”, cuenta Lucas Beltramino, coordinador de conservación del proyecto Patagonia Azul.
En noviembre del año pasado, esta iniciativa –que lleva adelante el Laboratorio de Ecología de Predadores Tope Marinos (Ibiomar-Conicet) con la colaboración de Fundación Rewilding Argentina y el auspicio de la gobernación de Chubut– colocó diferentes cámaras en la inhóspita isla Tova, en esa provincia, hogar de una de las cuatro comunidades de pingüinos de Magallanes que se conocen en el país. Allí llegan cada temporada, en esta época del año, cientos de ejemplares de la especie, tras pasar un aproximado de cinco meses y medio en el agua, período en el que migran desde la Patagonia argentina hasta el sur de Brasil, ida y vuelta.
“Los primeros que llegan son los machos, que son los que se encargan de poner a punto los nidos, de limpiarlos y acomodarlos. Entre 15 y 20 días después comienzan a llegar las primeras hembras. Es cuando empiezan los llamados y se vuelven a formar las parejas; en general, las mismas parejas todas las temporadas, pero bueno, siempre hay excepciones”, explica Beltramino.
Actualmente hay una cámara apuntando a uno de los nidos, que también suelen repetirse todas las temporadas, y otra apuntando temporalmente al mar. Esta última es la que permitió observar el ingreso a la isla de los primeros ejemplares. “No llegan todos juntos, van llegando de a poco. Estamos a la expectativa de que se reencuentren las parejas. Esperamos que en las próximas dos semanas ya empiecen a llegar cada vez más pingüinos”, afirma Flavio Quintana, investigador superior del Conicet y líder del proyecto. Las cámaras, agrega, les permiten monitorear la etapa reproductiva de esta especie con la menor injerencia humana posible.
“Durante todos estos meses se van viendo los distintos procesos: la incubación, el nacimiento de esos primeros pichones, la alimentación por parte de los padres y hasta el cambio de plumaje. Justamente, se empiezan a ir después de ese cambio de plumas”, detalla Beltramino. Las aves marinas estarán en la isla hasta mediados de abril, adelantan, antes de partir nuevamente hacia el norte.
En internet es posible hacer un seguimiento de la migración que realizaron los pingüinos de Magallanes este año gracias a la colocación de transmisores satelitales. El seguimiento de los 20 animales traqueados, que llevan nombres de celebridades o elegidos por alumnos de la escuela con internado de la ciudad chubutense de Camarones, se puede hacer desde cualquier pantalla y sin costo ingresando al mapa digital de la Global Penguin Society (GPS). Están Messi, Dibu Martínez, Taylor Swift y Bizarrap; también Rosita, Flor y Lorenzo.
“Podemos ver que las hembras nadan más cerca del continente y los machos tienden a hacerlo más cerca del océano profundo. También que, en el agua, durante el invierno cada uno en las parejas hace su vida; se vuelven a encontrar y permanecen juntos cuando regresan al nido para la etapa reproductiva. No se sabía tanto al respecto”, explicó a LA NACION en marzo de este año Pablo García Borboroglu, biólogo, investigador del Conicet y presidente de la GPS.
Si bien se considera en general que los pingüinos, al igual que la mayoría de las aves marinas, mantienen la fidelidad al nido y a la pareja, los especialistas advirtieron en los últimos años que las parejas no necesariamente se mantienen durante toda su vida. “Las investigaciones mostraron que muchas parejas cambian según la experiencia que hayan tenido en los años previos: si una hembra fracasó con un macho, es decir, si se murieron los pichones o si los huevos no fueron bien incubados o cuidados porque uno llegó tarde de alimentarse, por ejemplo. Básicamente, tras cualquier falla en la reproducción es altamente probable que se produzca un ‘divorcio’, por así decirlo, y haya un cambio de parejas”, sostiene Quintana.
Recambio de equipos
Durante esta temporada, anticipa, las cámaras que funcionan hoy en la isla Tova serán reemplazadas el próximo 8 de noviembre por unas de mejor calidad y mayor tecnología. “Se va a ver mejor. Hemos desarrollado un dispositivo que permite que las cámaras se limpien automáticamente. Además, las cámaras del año pasado son fijas. Lo que vamos a hacer es agregar una que va a estar en movimiento, que va a poder girar 360 grados, controlada por nosotros”, sigue.
El clima actual es de absoluta expectativa entre la comunidad científica que investiga estos pingüinos. “Estas colonias están en una zona donde hay años que son buenos y años que son malos, y eso depende mucho de la abundancia del recurso que tienen en el mar. Entonces tenemos la expectativa de saber qué va a pasar esta temporada. Esperamos que sea un buen año”, expresa el líder del equipo.
Si bien el grado de amenaza del pingüino de Magallanes está clasificado como “de baja preocupación”, porque hoy su población se encuentra en aumento, los científicos destacan la importancia de estar atentos a su desarrollo y desenvolvimiento, dado que, al igual que todas las especies de las costas chubutenses, ellos están sujetos a las actividades humanas que se desarrollan en el mar argentino. “Hay que ir controlando su acceso al alimento, qué están comiendo, y si los recursos son abundantes o no”, señala Quintana.