El Real Madrid recibió dos duros golpes el pasado fin de semana. ¿Está en crisis el club blanco?

No fue el mejor fin de semana para el Real Madrid.

Primero cayeron el sábado con una goleada de escándalo 4-0 en el clásico ante el Barcelona en el Santiago Bernabéu y el lunes recibieron la noticia de que su jugador Vinicius Jr. no sería el Balón de Oro y se quedaron sin abrir el champán.

Para los blancos fueron dos golpes muy duros, pero de ahí a que se ha desatado una crisis va un trecho enorme. El equipo sigue vivo con todo por ganar.

La prioridad es aceptar estos dos reveses, por demás muy lógicos, sin soberbia, y luego ponerse a trabajar de verdad como equipo, no como un grupo de estrellas pues de esa forma los goles llegarán y con ellos los resultados.

Es cuestión de tiempo y de adaptación a un nuevo sistema con la marcha de Toni Kroos y la llegada de Kylian Mbappé.

A la liga le queda mucho y apenas hay seis puntos de diferencia entre el líder Barcelona, con 30, y el Madrid con 24.

Y queda el partido del Camp Nou y esperar que los azulgranas “pinchen” en alguno de los 27 encuentros que restan de temporada.

Si el Barça ganó fue porque tuvo más acierto, porque lo hizo mejor y porque Hansi Flick está haciendo las cosas muy bien. El Barcelona está siendo el mejor equipo de la liga y hay que reconocerlo.

Sin embargo, tampoco es que le diera un baño al club blanco, que hasta que llegaron los goles era superior en el campo.

La falta de acierto, principalmente en el primer tiempo, les condenó y luego del 2-0, con un doblete de Robert Lewandowski, se lanzaron a por todas con el peligro que conlleva perder lo mismo 1-0 que 4-0.

Los azulgranas le hicieron pagar con un derechazo que se comió Andriy Lunin de Lamine Yamal, un espectacular jugador, y una gran ejecución de un resucitado Raphinha en sendos contragolpes.

Los 12 fuera de juego del Madrid fueron noticia, lo cual no se puede permitir a jugadores de la talla de Mbappé y Vinicius Jr, que dos días después recibiría un fuerte mazazo.

Al parecer “se filtró”, no se sabe bien si errónea o intencionadamente, que Vinicius iba a ser el ganador del Balón de Oro y tanto el jugador como el Real Madrid ya lo festejaban.

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Incluso preparaban una fiesta y una gran comitiva para el evento, pero al final con todo merecimiento, ya lo habíamos advertido, lo ganó Rodri Hernández, mediocampista del Manchester City.

El platón del Real Madrid de no acudir a la gala en París, tras otra “filtración” de que el delantero brasileño no lo había ganado, fue algo horrible, impropio de un club grande.

Y la lección recibida por el estelar delantero merengue no puede hacer otra cosa que mejorarlo al ver cómo su actitud en el campo le ha condenado.

Primero, al contrario de Rodri, no era el mejor candidato cumpliendo el criterio número tres (fair play) y segundo el mediocentro español fue el mejor de la Eurocopa.

Vinicius, por su parte, fue una de las causas por la que Brasil quedó eliminada de la Copa América, competición que en principio pesa más que la Champions League.

De igual modo parece incomprensible que cierto sector en España no celebre el premio a Rodri por encima del brasileño y que se desgaste por un galardón que entrega una revista (France Football) por una votación que no dice nada y que en el mundo de fútbol, un deporte de equipo, debe carecer de importancia.

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Rodri es el mejor mediocampista del mundo sin discusión y no necesita premios, mientras Vinicius no es el mejor delantero, al menos anotando goles que es su principal función.

Harry Kake fue el mejor de la temporada, seguido por Mbappé, Erling Haaland y Lautaro Martínez.

El atacante sudamericano no estuvo ni entre los 10 primeros.

Así que el delantero del Madrid lo que tiene que hacer es trabajar, jugar más y hablar menos, que si lo hace los premios llegarán y el Madrid podrá ganar.