Real Madrid y Atlético: sin show de goles, pero un clásico que fue incierto hasta el final
Una debilidad anunciada y una búsqueda frenética para sacar rédito de esa falencia. La pareja de defensores centrales de Real Madrid, una alineación de emergencia, sufrió la envergadura de Marcos Llorente y Atlético Madrid rescató un empate 1 a 1 en el estadio Santiago Bernabéu que posibilita mantenerlo con posibilidades en la puja por la corona, además de impedir que el rival se escape en la tabla de posiciones de La Liga. Las reformas que ensayó Diego Simeone en la formación, a medida que se desarrollaba el juego, una lectura acertada para lograr la igualdad, a la que el Cholo sentenció de “merecido premio”. En la vereda de enfrente, Carlo Ancelotti no tomó el resultado como un castigo ni ofreció reproches. Lejos del show de goles que ofrecieron los últimos clásicos, la incertidumbre por el resultado y las diversas vallas que los entrenadores debieron sortear antes y durante el juego impusieron un nuevo sello para la eterna rivalidad.
Durante el juego parecía que Real Madrid escaparía de las múltiples zancadillas que le propuso el destino: la baja estatura y la inexperiencia de la improvisada zaga central –Dani Carvajal y Lucas Vázquez-, se sumaba a la lesión de Antonio Rüddiger y la baja por amonestación de Aurelién Tchouameni –ambas con Getafe- para que se debilite una zona sensible del campo. Real Madrid hizo un curso completo de cómo huir de las trampas, pero esta vez quedó enredado: si hasta Vinicius Jr. no saltó al campo de juego, por una lesión de último momento. La baja se dio durante la entrada en calor, lo que generó idas y venidas. Joselu parecía ser el reemplazante, pero Ancelotti sorprendió con Brahim, que recibió una ovación que más tarde quedó en el olvido, por el resultado.
Lo mejor del empate en el clásico madrileño
Dieciocho goles y vértigo, eran las características de los últimos clásicos entre Real Madrid y Atlético. No tuvo esa marca la nueva aventura, si hasta los merengues fueron los que sacaron ventaja, algo que venía siendo propiedad de los colchoneros. Una carambola dejó a Brahim de cara el gol y el malagueño sacó el premio. El dominio se trasladaba a la red y Simeone pedía que el equipo no se estirara, porque sufriría horrores: el despliegue de Camavinga era conmovedor, con Kross, Bellingham, Valverde, Rodrygo y Brahim componiendo movimientos que el rival no podía descifrar.
“Este empate nos sirve para seguir sumando en la Liga. No me sabe a nada el punto, el equipo lo buscó al final porque se podía haber entregado, pero lo buscó y se lleva un empate merecido”, relató Simeone, con el resultado puesto. “Fue un partido raro, estaban mejor ellos que nosotros. En el segundo tiempo fue un partido largo, con pocas ocasiones. No ha sido vibrante como los otros tres que hemos tenido esta campaña”, analizó el Cholo, que con las modificaciones recompuso la formación y descubrió la fortaleza que le faltaba para llegar al empate: “Buscamos dar vitalidad con Llorente de medio centro; con Barios, más recorrido, y con Memphis, desequilibrio arriba. El mérito es que buscamos el gol, es una pena no haber marcado antes porque estaba para poder ganarlo”.
“Un partido muy bueno de nuestra parte, controlado, hemos tenido la mala suerte de encajar al final, pero nos faltaba altura y lo sabíamos. Hay veces que ganas en los últimos minutos. No hay que reprochar nada, seguimos líderes y tenemos una oportunidad de dar otro golpe el sábado [frente al escolta Girona]. Nada más, porque el equipo está muy bien”, minimizó la igualdad Ancelotti, aunque al igual que Simeone mencionó que su equipo hizo merecimientos: “no estamos satisfechos porque merecíamos ganar”.
Atlético pasó de no descubrir el partido a ponerse a tiro, porque captó la invitación que le hacía Real Madrid de jugar por arriba. Por esa vía empezó a incomodar y a alguna intervención apresurada del arquero Lunin. El gol anulado a Savic, una señal de por dónde debía atacar y cómo. Lanzarse en ofensiva provocó espacios para las estocadas del rival. Lo tuvo Rodrygo y salvó Oblak, que se mantuvo de pie. Al igual que su equipo, que aprovechó la duda de Carvajal y Lucas Vázquez y la aparición de Llorente, que de un juego discreto pasó a ser actor principal: remate de cabeza, gol festejo y empate final. No había tiempo para más.