Racing volvió a quedarse sin Copa Argentina porque otra vez perdió contra un club del ascenso

La racha de siete triunfos al hilo se cortó de la peor manera para Racing. Frente a Talleres, de Remedios de Escalada, que marcha 15º en su zona (A) en la Primera Nacional y ya jugaba con un hombre menos, quedó eliminado de la Copa Argentina, uno de los certámenes que se había puesto como objetivo para levantar un trofeo en este año. El 2-1, establecido a los 48 minutos del segundo tiempo por un chico de 18 años, Diogo Guzmán, es un golpe duro para la mitad celeste y blanca de Avellaneda, que ya había sufrido una eliminación más temprana que lo esperado en la temporada. La de la Copa de la Liga, hace tres semanas.

Para la Academia la Copa Argentina no suele ser satisfactoria. El equipo no tiene buenos antecedentes, sobre todo cuando se enfrenta con rivales de menor categoría. Desde que se volvió a disputar este certamen, en la temporada 2011/2012, fueron siete los cachetazos de Racing a manos de clubes del ascenso. En 2013 quedó fuera en su debut, ante Tristán Suárez. En 2014 lo eliminó el Argentinos Juniors de Juan Román Riquelme, que participaba en la B Nacional. En 2017 logró superar la primera etapa, contra Mitre, de Santiago del Estero, pero el conjunto dirigido por Diego Cocca tuvo un duro traspié contra Olimpo: ganaba por 2 a 0 en el entretiempo pero el partido terminó 4 a 2 para el cuadro bahiense. En 2018, ya con Eduardo Coudet en la dirección técnica, cayó frente a Sarmiento, de Resistencia, por 1 a 0.

El gol de Talleres

“Fue un papelón”, dijo Chacho, que al año siguiente volvió a tropezar con la misma piedra: cayó en el estreno contra Boca Unidos, de Corrientes. Acaso el golpe más duro fue el de 2022, ante Agropecuario, de Carlos Casares, que usaba una remera en homenaje a la Academia pero a la vez se vistió de verdugo. Ahora, en Quilmes, Talleres, de Remedios de Escalada, lo marginó del certamen habiendo afrontado los últimos minutos con un futbolista menos, por la etapa de los dieciseisavos de final. Un fuerte dolor de cabeza.

En este mes extraño para el calendario argentino, cuando casi la mitad de los clubes de la primera A quedó sin actividad y la otra mitad disputa copas, el entrenador Gustavo Costas tomó algunas decisiones particulares para este partido eliminatorio de Racing. Adrián “Maravilla” Martínez, el hombre que marcó 16 goles en 18 partidos de la Academia, estuvo en el banco de suplentes en el inicio. No fue un único titular que guardó el director técnico, que apostó por Juan Fernando Quintero desde el comienzo; el colombiano no actuaba a partir del principio en un partido desde el 7 de abril, debido a los viajes que tuvo que hacer a su país por problemas familiares.

Quintero, además, fue el capitán frente a Talleres, pese a que de manera oficial se había anunciado que la cinta sería llevada por Bruno Zuculini. El habitual capitán es Gabriel Arias, el otro titular que se quedó en el banco por resolución de Costas. Facundo Cambeses, el reemplazante del arquero chileno, cometió una falla que resultó decisiva en el resultado.

A todas esas decisiones previas se las llevó puestas Fernando Duré cuando apenas habían transcurrido seis minutos de juego. Talleres ganó dos veces en el área chica de la Academia y el defensor lateral derecho consiguió el gol del 1 a 0, que dejó al partido patas arriba. A partir de entonces, Racing exhibió nervios, capturado por los pocos espacios que dejaba el equipo que participa en la primera Nacional.

Con algo más de precisión y fortuna, incluso, Talleres habría sacado una ventaja de dos goles. Pero no la tomó, y cuando el tiempo empezaba a escasear, Maximiliano Salas encontró un gol inesperado en su botín zurdo. Parecía que el encuentro desembocaría en una definición por penales.

Pero el error de Cambeses, que dio un rebote largo hacia un adversario y terminó chocando con un compañero y no pudiendo ir a buscar a tiempo la pelota, cambió el panorama. Y resolvió el partido en favor del club de Remedios de Escalada, que vivió una noche inolvidable.

También, de algún modo, los futbolistas de Racing, que se marcharon en medio de una cortina de reproches de plateístas en el estadio de Quilmes. Otra vez un club de una categoría inferior le había dado una lección a la Academia.