Primavera con paciencia agotada, ¿son estos Marlins de Miami mejores que los de la temporada anterior?

Cada día parece como si los Marlins anunciaran una nueva adquisición.

Las noticias, sin embargo, no giran en torno a la firma o intercambios de peloteros, sino a los refuerzos que llegan a la oficina central que dirige el presidente de operaciones de béisbol Peter Bendix.

Alguien que supervisará el desarrollo de prospectos, otro que tendrá a su cargo el mercado de talentos en los niveles escolares de los Estados Unidos, cuatro asistentes del presidente y así sigue la lista, pero preocupa que el equipo no ha movido una ficha significativa en el mercado, dando a entender que lo existente es lo que habrá el 28 de marzo cuando inicie la temporada contra Pittsburgh.

Y hablando de los Piratas. Hasta los bucaneros hicieron sus cosillas en el invierno y firmaron a un par de peloteros cubanos en Aroldis Chapman y Yasmani Grandal, mientras que un probable y lejano retorno de Jorge Soler desapareció por completo bajo el peso de su contrato de tres campañas y $42 millones con los Gigantes.

Sí, $42 millones.

¿Saben qué es eso en el béisbol de estos tiempos en términos financieros? Un puñado de cacahuetes y a lo mejor un refresco de soda. Incluso, si de esas tres contiendas una le salía mala -por su espalda o por lo que fuera- al Soler Power, todavía era un buen negocio para una franquicia de medio hacia abajo como los Marlins.

Pero ya no vale la pena cabrearse por lo que no sucedió.

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Esto es lo que hay cuando este jueves se reporten por primera vez en Jupiter lanzadores y receptores, y habrá que ver cómo comienza la era Bendix, luego de que la de Derek Jeter terminara en un estrepitoso fracaso -¿recuerdan el famoso Plan Wolverine y las notables oleadas de talento para construir un ganador sostenible?- y el interregno de Kim Ng viviera un fugaz momento de felicidad con la visita a los playoffs.

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Claro está que los peloteros dentro del roster afirman a pie juntillas que van a a ser una escuadra superior, pero será muy difícil respaldar esos sentimientos y deseos.

El equipo apunta a que ahora tendrán desde el primer día a dos bates probados como los de Josh Bell y Jake Burger, los cuales llegaron en el verano de la contienda previa y de inmediato tuvieron impacto en la alineación, pero esos jonrones e impulsadas de Soler valen mucho en un parque muy cavernoso como el de La Pequeña Habana.

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Los peces no han gastado todavía un centavo en la agencia libre y muchos aficionados sienten que se trata de otro de esos ciclos donde la organización promete dar un paso atrás para luego avanzar, como tanto sucediera en los tiempos de Jeffrey Loria y luego con Bruce Sherman bajo la égida de Jeter y ahora Bendix.

Miami dio un paso adelante en el 2023 con la mano firme de Ng como gerente general y del manager Skip Schumaker, quien dejó una buena impresión en su debut al timón del club que finalizó con balance de 84-78 y se aseguró el segundo puesto de comodín del Viejo Circuito, solo para ser barrido en tres juegos por los Filis de Filadelfia.

Son muchas las preguntas tomadas con alfileres: ¿qué hay con los peloteros actualmente firmados en una nómina que ahora mismo es de $96 millones? ¿Se mantendrá Jazz Chisholm lo suficientemente saludable en el jardín central? ¿Se convertirán Sánchez y Bryan de la Cruz en figuras de peso? ¿Dejará atrás Edward Cabrera su inconsistencia? ¿Será la rotación capaz de minimizar la pérdida de Alcántara?

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Aunque la mayoría confía en que con Schumaker -en su segunda temporada- el tema de la “cultura ganadora’’ ocupará un espacio más importante y por encima de cualquier impacto de un jugador en específico.

Al menos Bendix no se ha ido con el teque de la “paciencia’’, pero quizá es porque sabe lo manoseada que está la palabra. Y es que la gente ya no la tiene.