Prevención de incendios forestales: cómo planea Europa hacer frente a las llamas en los próximos años

En lo que va de año, los incendios forestales han arrasado unas 260 000 hectáreas en toda la Unión Europea, dañando infraestructuras, provocando evacuaciones y desplazando a miles de personas.

El calor extremo y la escasez de lluvias en la cuenca mediterránea han hecho especialmente vulnerables a países como Italia, España, Croacia, Túnez y Argelia, donde abunda la vegetación seca.

Los bomberos de Grecia anunciaron recientemente que estaban empezando a contener la propagación de los infiernos de julio, pero la temporada de incendios forestales está lejos de terminar y los científicos advierten de que los incendios forestales serán más frecuentes a medida que empeore el calentamiento global.

¿Qué dicen los expertos?

Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, el número de hectáreas destruidas por los recientes incendios forestales en Grecia ya ha superado la media anual calculada entre 2006 y 2022.

Estos incendios forestales no sólo suponen una amenaza para los ecosistemas europeos, sino también para la vida humana. Domingos Viegas, catedrático de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Coimbra (Portugal) y coordinador de FirEUisk, recuerda a Euronews que cada vez mueren más civiles a causa de los incendios forestales y la inhalación de humo asociada a ellos.

FirEUrisk ha reunido a investigadores y responsables políticos de 38 organizaciones internacionales en un intento de mitigar el riesgo de incendios forestales en toda Europa.

"En Portugal ha aumentado el número de víctimas civiles, que ha superado al de bomberos muertos. Así que esto es un problema", alerta Viegas.

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Varios aldeanos observan cómo un avión lanza agua para evitar que un incendio forestal alcance sus hogares en Chao de Codes, Portugal, en agosto de 2017 - Armando Franca/Copyright 2017 The AP. All rights reserved.

En junio de 2017, al menos 66 personas murieron y otras 250 resultaron heridas después de que los incendios forestales quemaran 24 000 hectáreas de terreno en la región montañosa de Pedrógão Grande, en el centro de Portugal. Decenas de personas murieron mientras intentaban escapar de las llamas en sus coches.

A pesar de las lecciones aprendidas en Portugal, los incendios forestales de este año en el sur de Europa han resultado mortales: al menos 40 personas han muerto en toda la región mediterránea en lo que va de año.

Las víctimas civiles, los cuantiosos daños a infraestructuras críticas y al sector turístico han llevado a Bruselas a plantear soluciones proactivas y rápidas.

Lindon Pronto, experto del Instituto Forestal Europeo y excombatiente de incendios forestales, explica por qué se aceleran los focos de incendios forestales: "El comportamiento del fuego depende de tres factores. Uno es la topografía, otro el clima y el otro el combustible disponible". Tradicionalmente, el material inflamable era la vegetación, pero ahora son las infraestructuras las que sirven de combustible".

¿Qué hace Europa para mitigar el riesgo de incendios?

Aunque la Comisión Europea anunció la semana pasada que iba a adquirir una flota de aviones "Canadair" para aumentar la capacidad de lucha contra incendios de Europa, estos no estarán listos hasta 2027.

"No podemos seguir tirando dinero al problema", se lamenta Pronto. "Tenemos que trabajar desde la base para concienciar, tenemos que tratar el paisaje para que sea menos inflamable. Tenemos que educar a la gente y crear más cadenas de valor a nivel de paisaje para que no se produzca esta acumulación de combustible cuando hay un comportamiento extremo del fuego, que se ve exacerbado por el cambio climático".

El proyecto FirEUrisk ha completado una serie de pruebas en los llamados lugares piloto para comprender mejor cómo contener la propagación de los incendios forestales.

Estamos estudiando la propagación del fuego y la emisión y propagación del humo, porque sabemos que este afecta mucho al bienestar de las personas, a su seguridad y a su salud

La iniciativa ha cartografiado cada kilómetro cuadrado de Europa en función del clima, el paisaje y las actividades socioeconómicas para preparar a la población civil y a los órganos de gobierno para el futuro.

Modelización del combustible

El estudio de la vegetación fue una parte fundamental de este proceso, explica Viegas, ya que los árboles altamente inflamables, sobre todo las variedades de eucalipto y pino, favorecen en gran medida la propagación de los incendios y ponen en peligro la eficacia de los cortafuegos.

Las turberas también son un problema, ya que los incendios de turba generan mucho humo y pueden arder durante días, semanas o incluso meses si no se les presta atención.

El 37,7 % de la superficie terrestre de la UE está formada por bosques, muchos de los cuales contienen árboles muy inflamables, así que ¿cómo pueden los países muy arbolados reducir el riesgo de incendios forestales?

La clave está en garantizar que los incendios permanezcan en el suelo del bosque y no se adentren en la copa de la zona boscosa, donde serán más difíciles de controlar, explica Pronto.

"A corto plazo, las autoridades pueden crear cortafuegos, zonas tampón, plantar distintos tipos de árboles y crear estanques. Hay todo tipo de tácticas y estrategias diferentes y también diferentes contextos. Los plantadores también pueden alejarse de estos monocultivos tan inflamables que hemos visto en lugares como Portugal, pero esa es la estrategia a largo plazo. Cambiar toda la composición de un bosque a nivel de paisaje lleva décadas", recuerda el experto.

Aunque algunos países de la UE, como Portugal, han desarrollado estrategias para gestionar los incendios forestales, algunos Estados miembros, sobre todo en el norte del bloque europeo, carecen de directrices al respecto.

Junto con organismos gubernamentales, FirEUrisk estudia los efectos de anteriores incendios y promueve cambios en las políticas para evitar que estos se declaren.

"Sabemos que en Europa la mayoría de los incendios son causados por la acción humana, pero algunos también son naturales. Así que también estamos estudiando los elementos como las casas, las infraestructuras, la naturaleza y, por supuesto, el valor ecológico de la naturaleza y cómo está expuesta al fuego", explica Viegas.

Cambio desde la base

Según Viegas, hay tres cosas que los civiles que viven cerca de matorrales secos pueden hacer para proteger sus hogares y sus vidas.

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Varios vecinos intentan extinguir un incendio forestal en el pueblo de Gennadi, en la isla de Rodas, en el sureste de Grecia, el 25 de julio de 2023 - Petros Giannakouris/Copyright 2023 The AP. All rights reserved

1. "No digo que no se puedan tener plantas, pero hay que mantener cierta distancia entre la casa y el fuego que se aproxima".

"Hay que mantener baja la carga de combustible, porque de lo contrario la casa, aunque sea de ladrillo, podría estar en peligro. Así que esta es la primera prioridad, garantizar la probabilidad de que la gente sobreviva", dice Viegas.

2. Quedarse en casa para defender los bienes propios es algo que hay que evitar en la medida de lo posible: "En el sur de Europa no somos partidarios de las evacuaciones masivas como en Norteamérica, porque en algunos países hay casas diseminadas por todas partes", explica el profesor.

Las evacuaciones, sobre todo de ancianos, turistas, niños y otros grupos vulnerables, deben realizarse con horas de antelación. Viegas advierte de que las personas no deben huir en el último momento, ya que estarán expuestas a temperaturas extremas y grandes columnas de humo, y tendrán poca o ninguna protección contra las llamas. "Lo peor que se puede hacer es huir en coche o a pie, porque no tendrán defensa".

"Las casas de ladrillo y piedra, en principio proporcionan un buen refugio. Además, si un incendio produce rescoldos que caen en la propia casa es más fácil sofocar unas chispas que enfrentarse después a un infierno", señala Viegas.

3. Las quemas planificadas no sólo ayudan a evitar la acumulación de maleza y residuos, sino que también mejoran la biodiversidad y garantizan la salud de los ecosistemas. Las quemas prescritas pueden ayudar a los agricultores a controlar la propagación de parásitos y reducir la biomasa de especies invasoras.

La ceniza de las brasas también favorece el crecimiento de ciertas plantas y ayuda a aumentar los niveles de pH y los nutrientes del suelo. Pero cualquier quema planificada con fines agrícolas debe gestionarse bien y realizarse en las condiciones adecuadas, subraya Viegas. El pasado viernes, el alto funcionario griego responsable de la crisis climática recordaba cómo hasta 667 incendios recientes en todo el país habían sido causados por la actividad humana.

"Durante muchos años, el fuego se vio como algo malo. Así que se suprimió. La gente empezó a excluir el fuego del paisaje. Pero es necesario recuperar el fuego y también es necesario para algunos procesos ecológicos", concluye Viegas. "Si no lo utilizamos, tendremos que prepararnos para problemas mayores, sobre todo en países donde la vegetación crece muy rápido, como en el sur de Europa, donde no hay medios para eliminar las malas hierbas mecánicamente o a mano".

Ante la previsión de más olas de calor para el mes de agosto, se ha advertido a los bomberos de Grecia, Italia y los países más afectados del sur de Europa que permanezcan en alerta máxima.