El presidente francés trata de desactivar los disturbios en Nueva Caledonia

El presidente Emmanuel Macron habla durante una reunión con dirigentes locales de Nueva Caledonia, el 23 de mayo de 2024 en ese archipiélago francés del océano Pacífico (Ludovic Marin)
El presidente Emmanuel Macron habla durante una reunión con dirigentes locales de Nueva Caledonia, el 23 de mayo de 2024 en ese archipiélago francés del océano Pacífico (Ludovic Marin)

El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió este jueves que no impondrá "a la fuerza" una controvertida reforma electoral en Nueva Caledonia, en un intento de calmar los disturbios que desde hace 10 días, dejaron seis muertos en este archipiélago del Pacífico.

"Después de escuchar a todo el mundo (...) me he comprometido a que esta reforma no se aprobará a la fuerza" y "que nos daremos unas semanas para permitir el apaciguamiento y la reanudación del diálogo con vistas a un acuerdo global", dijo en rueda de prensa desde Numea.

La actual crisis, que costó la vida a cuatro civiles y dos gendarmes, estalló el 13 de mayo con una reforma del censo electoral de Nueva Caledonia, cuya aprobación por el Parlamento en París quiere el gobierno para finales de junio.

Los pobladores originarios canacos, independentistas en su mayoría, rechazan este plan de ampliar el derecho de voto en las elecciones provinciales a quienes lleven viviendo en el territorio al menos 10 años.

La normativa actual lo reserva a los electores inscritos en 1998 y sus descendientes, y muchos canacos, que constituyen alrededor del 40% de la población, temen que la reforma diluya su influencia en las instituciones caledonias.

El gobierno propuso la reforma del censo en pleno debate sobre el futuro institucional de Nueva Caledonia, después que sus habitantes rechazaran la independencia en tres referendos, el último contestado por los independentistas.

Macron quería que el Parlamento francés aprobara el cambio censal a finales de junio, pero, aunque no lo citó explícitamente, abrió las puertas a un aplazamiento, como le pide la mayoría de la clase política, con condiciones.

"Mi deseo es poder lograr el cese de las hostilidades (...), la vuelta a la clama, el fin del estado de emergencia y la reanudación del diálogo" antes de proponer "más tiempo para alcanzar un acuerdo global", aseguró.

Este "acuerdo global" sobre el futuro institucional entre fuerzas independentistas y las partidarias de seguir en Francia debe "ajustarse a la Constitución" francesa y debe "poder someterse al voto de los caledonios", precisó.

El mandatario prometió realizar un balance "en el plazo de un mes" y encargó a tres altos funcionarios que intenten facilitar el diálogo entre ambas partes, con las que se reunió por separado.

- "Movimiento de insurrección" -

Su repentina decisión de viajar al archipiélago situado a unos 17.000 kilómetros de París mostró la gravedad con la que su gobierno ve la crisis en este territorio colonizado por Francia a mediados del siglo XIX.

Nueva Caledonia vive un "movimiento de insurrección absolutamente inédito" que nadie "vio venir con este nivel de organización y de violencia", aseguró durante una visita a una comisaria de Numea, la capital caledonia.

Nada más bajar del avión, casi un año después de su última visita, el mandatario subrayó que su "prioridad absoluta" era un regreso "lo antes posible" a la calma.

Macron anunció que los refuerzos de seguridad enviados al archipiélago se quedarán "tanto tiempo como sea necesario", incluso durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París que terminarán en septiembre.

París mandó unos 3.000 efectivos de seguridad adicionales a Nueva Caledonia para contener los disturbios que dejaron un panorama de coches y escuelas calcinadas y comercios y negocios saqueados.

El retorno a la calma sigue siendo precario. En el barrio de Montravel, poblado principalmente por comunidades canacas y de Oceanía, grupos de jóvenes circulan con el rostro cubierto y hondas artesanales, constató un periodista de AFP.

Al norte de la capital, los numerosos controles  y los autos calcinados siguen interrumpiendo el tráfico. En su área metropolitana, los bloqueos independentistas incluso se reforzaron durante la noche.

"Las primeras palabras de Emmanuel Macron no auguran nada bueno (...) Sinceramente, me preocupan", aseguró a la cadena BFMTV François Jaré, del movimiento de jóvenes canaco.

Al comienzo de la crisis, Francia impuso un toque de queda nocturno, prohibió las reuniones públicas y la venta de alcohol, bloqueó el uso de TikTok y decretó un estado de emergencia que, según Macron, no se prorrogará si todas las partes desmantelan las barricadas.

Nueva Zelanda expresó este jueves su malestar porque la visita de Macron retrasó las operaciones de evacuación de sus ciudadanos que lleva a cabo desde el martes, al igual que Australia.

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