El polémico caso de Chrystul Kizer, la joven condenada a 11 años de cárcel en EE.UU. por matar a su traficante sexual
El caso de una joven afroestadounidense acusada de matar al hombre que la explotaba y abusaba sexualmente de ella lleva varios años generando polémica en Estados Unidos.
Este lunes, Chrystul Kizer, de 24 años, fue condenada a 11 años de prisión, menos año y medio que ya había cumplido, por matar a tiros a Randall Volar III, de 34 años.
El centro de la controversia giraba en torno a cómo puede la ley amparar a una víctima de trata o abuso sexual cuando comete un crimen que puede salvarle la vida.
Kizer se enfrentaba a la posibilidad de una cadena perpetua por haber matado en 2018, cuando tenía solo 17 años.
Luego de una larga batalla legal, en la que organismos defensores de la mujer y la comunidad negra intervinieron, la joven se declaró culpable de un cargo reducido de homicidio imprudente en segundo grado con uso de arma peligrosa. Eso la dejaba ante una posible condena de hasta 30 años.
Pero este lunes, el juez David P Wilk, del condado de Kenosha, en Wisconsin, la condenó a los 11 años de cárcel mas cinco años adicionales de libertad supervisada.
El fallo puso fin a seis años de una lucha de Kizer por demostrar que actuó para salvarse a través de una figura legal llamada “defensa afirmativa”, que ampara en varios estados de EE.UU. a mujeres víctimas de tráfico sexual.
La historia de Kizer y Volar
Kizer tenía 16 años cuando conoció a Volar III, quien le doblaba la edad, en una parada de autobús. Él se ofreció a llevarla a casa y le pidió su número de teléfono.
Según Chrystul, salieron a una cita a cenar y de compras. Pronto quedó claro que él esperaba una retribución sexual.
La relación, sin embargo, se tornó oscura. Durante casi dos años, Volar abusó sexualmente de Kizer y, sin que ella lo supiera, grabó los encuentros.
Según se supo en el proceso judicial, la policía de Kenosha ya tenía en la mira a Volar por grabar abusos con otras chicas. Ella no lo sabía.
La relación pasó del consentimiento a los abusos sexuales. Un año antes de la muerte de Volar, la menor ya era víctima de prostitución forzada.
Pero una noche, cuando Volar intentó tocarla, Kizer sacó un arma y le disparó en la cabeza. Prendió fuego a su casa y huyó en su automóvil BMW.
Había compartido lo que hizo en una transmisión de Facebook Live poco antes de ser detenida y acusada de asesinato, incendio premeditado y robo de vehículo.
Su defensa
El fiscal Michael Gravely había argumentado que Kizer llevó a cabo un asesinato premeditado con el fin de robar el automóvil.
Su defensa, en cambio, alegó que la joven actuó en defensa propia después de que Volar la inmovilizara contra el suelo mientras intentaba violarla. Además, invocaron la figura de la “defensa afirmativa” que ampara a víctimas de trata.
La fiscalía había argumentado que tal figura no exime a las víctimas de homicidios. El caso entonces alcanzó la Corte Suprema de Wisconsin, que dictaminó en 2022 que sí la amparaba por ese crimen si lo demostraba.
La defensa entonces se centró en mostrar evidencias de que sus acciones fueron resultado directo de la violencia que sufrió. Varias organizaciones se involucraron en el caso e iniciaron acciones en defensa de Kizer.
En mayo de este año, la joven llegó a un acuerdo con la fiscalía para declararse culpable de un cargo reducido de homicidio en segundo grado.
El Instituto Nacional de Justicia para Mujeres Negras había pedido que la joven no fuera sentenciada a prisión. “Los tribunales de todo el país criminalizan a las mujeres y niñas negras por sobrevivir a los abusos y la violencia sexual”, dijo en un comunicado en junio la presidenta de la organización, Sydney McKinney.
“Enviar a Chrystul Kizer a prisión por el tiempo que sea es una decisión equivocada; no sanará a nadie y solo causará más daño”, añadió.
Pero el juez Dilk dictaminó que debía pasar 11 años en la cárcel, menos los 570 días que ya estuvo detenida, y después debe pasar cinco años bajo liberad condicional.
En los últimos 10 años, los Congresos de 30 estados han creado leyes de "defensa afirmativa" que protegen a las víctimas de algunos cargos, como el de la prostitución o el robo, si esas acciones son consecuencia de haber sido objeto de trata.
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