Señalan a Podemos por diversificar su estrategia con un medio digital "independiente" y "plural"

Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados. (Getty Images)
Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. (Getty Images)

El que Podemos es más que un partido político, que además ocupa puestos clave en el Gobierno actual, es una realidad conocida desde los tiempos en que la formación gateaba en los ambientes universitarios. Poco después, comenzó a dar sus primeros pasos como fuerza de poder gracias a su visión estratégica de comunicación. Las redes sociales, las productoras audiovisuales y la presencia de líderes como Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero en las tertulias televisivas más vistas del país contribuyeron a colocar a la organización morada en primera línea de la política nacional. Su logística en marketing ha dado sus frutos y en la actualidad, según señalan desde varios sectores, lideran la maratón de influencia de masas con dos nuevos proyectos no exentos de polémica.

Por un lado, la reciente creación de un diario digital, La última hora, que ha generado suspicacias de todo tipo; por el otro, una empresa demoscópita, Sinaptica, a través de la cual, desde diciembre de 2019, realiza sondeos que no suelen ser tratados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y por otros organismos. Ambos proyectos nacen de exmiembros de Podemos que han decidido abrirse camino en otras lides, y así, diversificar la capacidad de influencia de la formación política.

Esta semana, el partido envió a sus 34,000 subscriptores un mensaje en el que anunciaban la puesta en marcha de La última hora con el fin de aglutinar a adeptos y definían a la publicación de la siguiente manera:

“Un medio independiente que cuenta lo que otros no se atreven a contar y que no dependa de la publicidad de bancos y empresas, únicamente de sus socias y socios, porque nosotros y nosotras sabemos muy bien que quien paga manda. (…) Siempre hemos dicho que nos parece necesaria la la pluralidad informativa en un país en el que hay una excesiva concentración de la propiedad en los medios de comunicación. (…) Es una buena noticia que surjan medios comprometidos con la democracia y libres de ataduras económicas para señalar a los grandes poderes”, rezó el comunicado publicado en redes sociales por Podemos.

Hasta ahí, el mensaje sugiere una independencia informativa necesaria - que no inexistente - en esta realidad marcada por medios de comunicación sesgados de uno u otro lado, según qué línea editorial impere y qué financiación o intereses haya detrás. Nada nuevo. Sin embargo, algunos términos de este comunicado, como son “independiente” o “pluralidad informativa” entre otros, suenan a eufemismos que esconden una sensación generalizada: la de que este medio nace viciado, se reproduce como panfleto y muere en el barro de una subvención popular difícilmente sostenible sin publicidad. No hay nada malo en su creación, faltaría más, cada quién que publique sus revistas, cree sus productoras, sus diarios digitales y sus contenidos mientras no se meta la mano en los bolsillos de la población general y se costee de manera legítima y ética. Pero eso de vender libertad e independencia, rigor y autonomía, e intereses inexistentes es una quimera que sólo se creen aquellos a los que les pitan los oídos.

Detrás de La última hora está la exasesora de Pablo Iglesias y antigua responsable de Podemos en la Comunidad de Madrid, Dina Bousselham, quien abandonó sus funciones dentro del partido para emprender su nueva aventura en los medios con el fin de “combatir los bulos, las mentiras y la cloaca mediática. Mentiras y ataques de poderes no democráticos como los que contrataron al mercenario Villarejo con el objetivo de intentar intimidar y destruir a personas y a proyectos que creen en un país más justo en el que unos pocos no pueden tenerlo todo”, tal y como afirmó en en un vídeo en el que presentó su nuevo proyecto.

La iniciativa contó con el beneplácito del vicepresidente de Derechos Sociales, Agenda 2030, y secretario general de la formación morada, quien no dudó en desear suerte a su excompañera cuando realizó el anuncio. Precisamente, ambos están envueltos en una trama en la que Bousselham fue víctima del robo de su teléfono celular en 2015, cuya información fue encontrada en un registro al comisario Villarejo y que acabó en manos de Iglesias, quien será investigado por el Tribunal Supremo de al menos dos delitos en la utilización de datos personales de su colaboradora.

Un día después del vídeo de promoción de Bousselham, la empresa demoscópica, Sináptica, protagonizó la apertura en la web de La última hora con un sondeo que llevó el titular: “El 70% de los españoles quieren que los bancos devuelvan los 65.000 millones de euros del rescate”. El diario digital, Público, realizó otro artículo este mes en el que se concluyó que “los españoles prefieren república a monarquía por una mayoría absoluta”. Ambas historias han sido interpretadas por muchos como una cortina de humo que tiene el fin de tapar la gestión del Gobierno durante la pandemia que un sector de la población española considera como nefasta. La explicación que muchos dan a esta argumentación es que detrás de Sináptica se encuentra Víctor Rey, quien fue secretario de Análisis y Programas, y miembro del Consejo de Coordinación de Podemos en la Comunidad de Madrid. Aunque fue destituido en 2019, sus vínculos con el ideario del partido político son totales.

Es así como Sináptica y La última hora son vendidas como empresas “independientes” y necesarias a la hora de ofrecer más “pluralidad informativa”, sin embargo, tan solo son un contrapeso a otros medios de derechas que son afines a su propia doctrina, una herramienta ideológica y un concepto completamente sesgado que ni es independiente, ni plural informativamente. Siempre habrá un partido que escape de las garras de su línea editorial y de sus sondeos y éste es el mismo que se congratula de la creación de estos dos elementos de diversificación. Independientes son las publicaciones que no se casan con ninguna ideología y que se dedican a defender la verdad con el mayor rigor posible y sin una orientación que le desvíe de la realidad; imparciales son los medios que incomodan a todos por igual, no sólo a unos pocos.

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