Estas personas del sur de la Florida estaban en la región cuando Israel fue atacado. Y siguen ahí

A uno lo despertaron las sirenas y corrió a un refugio antiaéreo en casa de un amigo.

Otro vio aviones de guerra inundar el cielo.

Un tercero estaba en Jerusalén para honrar a dos familiares que murieron en el derrumbe del edificio de condominios de Surfside.

Estos son algunos de los habitantes del sur de la Florida que estaban en Israel o Cisjordania cuando militantes de Hamás lanzaron el sábado un ataque a gran escala desde la Franja de Gaza contra Israel, matando a más de 1,000 civiles, entre ellos al menos 14 estadounidenses, según declaró el martes el presidente Biden.

Las autoridades palestinas dijeron que más de 800 personas han muerto en el contraataque israelí en Gaza, gobernada por Hamás desde 2007.

El sur de la Florida, con una de las mayores comunidades judías del país, tiene muchos lazos con Israel, a través de la fe, las familias y la cultura.

“Todos conocemos a alguien; todos estamos conectados”, dijo Sharon Israel Moskovitz, directora ejecutiva del Templo Judea en Coral Gables.

‘Somos un solo pueblo’: Miles de floridanos apoyan a Israel en un mitin en Miami Beach

Estas son sus historias:

‘¿Cómo atravesamos este momento sin precedentes?’

Sharon Israel Moskovitz, que nació en Israel, dice que ha estado en contacto diariamente con su familia en Tel Aviv –haciendo llamadas de Facetime con primos y telefónicas a su madre– para asegurarse de que todos están a salvo.

“Lo que está ocurriendo es horrible. Son crímenes atroces; es incomprensible”, dijo Moskovitz. “Cuando ocurre algo tu respuesta innata es hacer algo. Te sientes impotente”.

Durante la escuela dominical en el Temple Judea, al día siguiente de los atentados, el aire en la abarrotada sala era pesado, el ambiente, solemne, dijo Moskovitz. La gente se abrazaba, lloraba, hablaba de las personas afectadas que conocían.

“Como el sur de la Florida tiene una población tan numerosa de judíos e israelíes... todos nos preguntábamos qué podíamos hacer. ¿Cómo podemos apoyar? ¿Cómo podemos escuchar? ¿Cómo atravesamos este momento sin precedentes?”.

En Israel, donde el ejército desempeña un papel importante en la protección del país, todos conocen a alguien que está siendo reclutado para luchar en las Fuerzas de Defensa de Israel, dijo Moskovitz.

“Pueden ser los padres de un amigo. Puede ser tu profesor. No se trata tanto de que conozcamos solo a la gente que hoy está en el ejército”, dijo. “Son tus amigos. Son tus vecinos. Son todos los que están siendo llamados a acudir y luchar por la supervivencia y para defender a nuestros ciudadanos”.

‘Es una barbarie. Hay mucho odio hacia gente que nunca conocieron’

Guy Gil, urbanizador inmobiliario de 29 años de Sunny Isles Beach, estaba visitando a su familia en Herzliya, cerca de Tel Aviv, en el momento de los atentados.

El sábado iba a celebrar la shivá en duelo por su abuelo, fallecido la semana pasada en Israel. Pero el sábado por la mañana se despertó al oír la sirena de un misil. Corrió al refugio antiaéreo de la casa de su amigo –como ha hecho muchas otras veces– y tras esperar 10 minutos a que la explosión y los escombros se calmaran, Gil volvió a dormirse.

Unas horas más tarde, Gil se despertó con 20 llamadas perdidas de familiares y amigos, y pronto se dio cuenta de que no se trataba de un ataque puntual con misiles, sino del comienzo de una guerra.

“A mi madre le entró el pánico de que me hubiera muerto porque no contestaba”, dice Gil, refiriéndose a la llamada de su madre desde el sur de la Florida. “Miro mi teléfono. Y hay miles de notificaciones: Sirena, sirena, sirena. Alerta roja, alerta roja, alerta roja”.

Guy Gil, urbanizador inmobiliario de 29 años de Sunny Isles Beach, estaba visitando a su familia en Herzliya, cerca de Tel Aviv, en el momento de los atentados de Hamás. En esta foto, tomada en el verano de 2023, la mujer que aparece detrás de él es su prima de 22 años, quien resultó herida cuando Hamás atacó y mató a más de 260 israelíes que asistían al festival de música Supernova, cerca de la Franja de Gaza, el sábado 7 de octubre de 2023.

Gil recordó que su prima de 22 años iba a una fiesta la noche anterior al atentado, y pronto se dio cuenta de que estaba entre los 3,500 jóvenes que asistieron al festival de música Supernova, cerca de la Franja de Gaza, uno de los primeros objetivos de los ataques de Hamás. Los militantes de Hamás mataron a más de 260 personas en el recinto del festival y tomaron rehenes.

“Empezamos a sumar dos y dos como, muy bien, esto es un ataque terrorista”, dijo Gil. “Están atravesando la puerta. Están secuestrando a gente. Están asesinando. ¿Está viva? ¿No está viva? ¿Está herida? ¿No está herida? He oído que está herida, ¿lo está realmente? No sabemos muy bien qué está pasando”.

Durante más de cinco horas, Gil no supo qué le había pasado a su prima. Después de un sinfín de mensajes en las redes sociales y llamadas telefónicas, su familia acabó recogiéndola de una zona de retención y la trasladó a un hospital local, donde se ha estado recuperando.

“Tiene trozos de granada en la piel y en la parte posterior del cráneo”, dijo Gil. “Es una chica dura. No se puede negar. Esta chica es dura como una roca”.

A través de la aplicación móvil Telegram, Gil ha estado recibiendo inquietantes videos y fotos de los horribles ataques. Sus amigos que han sido desplegados están enviando fotografías de bolsas de cadáveres y compartiendo historias de horror de mujeres y bebés asesinados, dijo en una entrevista telefónica con el Herald desde Israel, haciendo una pausa a veces para serenarse.

“Es una barbarie. Hay mucho odio hacia personas que nunca conocieron”, dijo. “Todos somos un pueblo judío y todos tenemos que aprender a mantenernos unidos y perseverar, de lo contrario no existirá el pueblo judío”.

‘Todos estaban conmocionados. Fue como la calma antes de la tormenta’

Los padres palestinos de Lana Shehadeh llegaron a Estados Unidos en la década de 1970 en busca del sueño americano. Shehadeh, que nació y creció en Parkland, se trasladó a Cisjordania con sus dos hijas, Lilly y Talia, en 2020 para terminar su doctorado sobre religión y política.

Shehadeh estaba en la tienda de comestibles en Cisjordania el día del ataque; vio aviones de guerra volando por encima.

“Todos estaban conmocionados. Fue como la calma antes de la tormenta”, dijo Shehadeh, que es profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Arab American University. “Nadie sabía qué hacer. Estábamos nerviosos por salir porque si los militares entraban, podrían incursionar en el pueblo”.

El pueblo en el que viven Shehadeh y sus hijas está cerca de un gran asentamiento israelí en Cisjordania, lo que significa que vive bajo control de las autoridades israelíes. Poco después del ataque, su pueblo fue confinado.

Shehadeh reconoce que su experiencia difiere de la de un palestino que vive en Gaza, la estrecha franja de tierra densamente poblada entre Israel y Egipto, plagada de violencia. Pero la vida en Cisjordania también implica un acceso restringido al agua y la electricidad.

“Lo que me gustaría que entendiera el estadounidense promedio, aparte de lo que está ocurriendo, que son acontecimientos muy desafortunados, es que en el día a día de los palestinos de Cisjordania, la ocupación afecta a todos los aspectos de nuestras vidas”, dijo Shehadeh.

Durante su trayecto matutino a la escuela de sus hijas en Ramalá, Shehadeh pasa por dos asentamientos israelíes, Ofra y Beit El, lo que significa atravesar puestos de control que ella describe como túneles artificiales– y encontrarse con soldados con ametralladoras que les preguntan adónde se dirigen.

“Esto se convirtió en una imagen cotidiana para estas dos niñas que nacieron en Boca Raton, Florida”, dijo.

Sus hijas tienen siete y nueve años.

Lana Shehadeh posa con sus hijas Lilly y Talia. Shehadeh, que creció en Parkland, Florida, es profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Arab American University y vive en Cisjordania.
Lana Shehadeh posa con sus hijas Lilly y Talia. Shehadeh, que creció en Parkland, Florida, es profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Arab American University y vive en Cisjordania.

Como estadounidense con raíces palestinas, Shehadeh se considera un “miembro privilegiado de la sociedad”, como demuestra su capacidad para viajar con facilidad por Israel y el Medio Oriente, algo que está restringido para los palestinos. Le han dicho que la finalidad de los puestos de control es la seguridad, pero ella afirma que los siente como una forma de vigilar al pueblo palestino.

“Independientemente de lo que piense de las autoridades israelíes, estos soldados hacen su trabajo y su trabajo forma parte de una ocupación militar”, dijo. “Es colonialismo. Es una forma de colonialismo”.

Shehadeh cree que ambos bandos son vistos como el enemigo, dependiendo del contexto. Ella quiere que la gente –especialmente los estadounidenses– vea a los palestinos como individuos.

“Creo que no se humaniza a los palestinos. Se les ve como ‘los otros’ ”, dijo, refiriéndose a cómo a menudo se agrupa a los militantes de Hamás y a los palestinos de a pie.

“No les estoy dando ningún tipo de excusas, pero tenemos que contextualizar lo que está pasando”, dijo. “Cuando permites que tu gobierno manipule y oprima a toda una sociedad, esa sociedad va a reaccionar. Forma parte de la experiencia humana”.

‘Esta guerra empezó el día más alegre del año’

El rabino Raphael Tennenhaus, del Jabad de South Broward, ha estado en Jerusalén con su esposa, Goldie, para celebrar las fiestas judías. Estaban en una sinagoga para festejar cuando recibieron la noticia del atentado de Hamás.

“Estamos seguros y nos sentimos seguros al 100% porque Israel es el lugar más seguro del mundo”, dijo. “Creemos lo que dice la Torá, que los ojos de Dios están sobre esta tierra”.

Dijo que no oyeron sirenas de alarma ni observaron pánico y que la gente en Jerusalén mantiene la calma mientras hace su vida cotidiana. Les ha llamado la atención ver a muchos jóvenes, vestidos con sus uniformes del ejército, en las calles de la ciudad, esperando ser transportados a sus puestos.

“Esta guerra empezó el día más alegre del año, Simjá Torá, y todos en nuestro movimiento aprendemos que con alegría superaremos los obstáculos”, dijo.

Tennenhaus dijo que le entristece el ciclo interminable de venganza en la región. Su tío sirvió en el ejército israelí durante la guerra de 1967 entre Israel y los países árabes vecinos.

“Estamos conmocionados y doloridos por la forma en que nuestros hermanos y hermanas fueron asesinados, secuestrados y humillados públicamente ante los vítores de los terroristas”, dijo. “Desde el Holocausto, en el que tanto los abuelos de Goldie como los míos fueron paseados en público y asesinados despiadadamente, los judíos no habían sido sometidos a un nivel de tortura y abusos tan espantoso como el de los últimos días”.

Durante su visita, Tennenhaus está recogiendo un rollo de la Torá que se está escribiendo en memoria de la hermana y el cuñado de Goldie, Itty y Tzvi Ainsworth, que murieron en el derrumbe de Champlain Towers en Surfside, en el que fallecieron 98 personas el 24 de junio de 2021.

Gobernador de Florida dice que Irán estuvo involucrado en ataque a Israel y propone más sanciones

“Dejaremos algunas letras sin terminar, y cuando regrese tendremos una tremenda ceremonia de finalización en honor a todos los que murieron”, dijo. “La Torá dedicada tendrá un hogar permanente en nuestra Congregación Levi Yitzchok-Lubavitch en Hallandale Beach”.

¿Es posible la paz? Tennenhaus no prevé una solución diplomática.

“La única respuesta está en la profecía de nuestro Rebe, el rabino Menajem M. Schneerson, de que el mesías está en camino y la redención final se producirá pronto”, dijo. “No veo ninguna otra solución”.

Este artículo fue creado con el apoyo filantrópico de financiadores cristianos, musulmanes y judíos en asociación con Journalism Funding Partners. El Miami Herald conserva el control editorial de todo el trabajo.