Perros y gatos son más susceptibles a las enfermedades humanas de lo que se creía


Un grupo de científicos descubrió que nuestras mascotas se contagian de las enfermedades humanas con más frecuencia de lo que pensábamos. Es decir, los animales domésticos que viven en contacto estrecho con humanos (durmiendo en la cama, abrazados continuamente o comiendo en las mismas áreas) tienen más riesgo de contagiarse de las enfermedades que adquieren sus amos, al menos eso afirma un artículo publicado en la revista Zoonoses: Infections Affecting Humans and Animals.

Las enfermedades que pasan de otras especies a los humanos reciben el nombre de zoonosis y, de hecho, más de 60 por ciento de los patógenos humanos es de origen zoonótico.

Ahora bien, los científicos hablan de “zoonosis inversa” cuando los humanos contagian a los animales, lo cual significa que las infecciones animales que pueden hacernos enfermar —como influenza aviar, gripe porcina y covid-19— también afectan a nuestras mascotas.

“Estamos empezando a detectar muchos casos de zoonosis inversa. Y, al parecer, las mascotas son más susceptibles a las enfermedades de lo que solíamos pensar”, escribió el Dr. Benjamin Anderson, autor principal del estudio y profesor asistente en el Departamento de Salud Ambiental y Global de la Universidad de Florida, Estados Unidos.

En su artículo, el equipo de científicos describe los mecanismos por los cuales las mascotas se contagian de numerosas enfermedades que afectan a sus humanos, las cuales abarcan desde gripe porcina, norovirus humanos, covid-19 y tuberculosis hasta dengue, infecciones micóticas y parásitos.

NO SOLO LAS MASCOTAS SE CONTAGIAN DE LAS ENFERMEDADES DE LOS HUMANOS

Si bien lo más frecuente es que la zoonosis inversa ocurra entre personas y perros o gatos, también se han documentado casos de transmisión entre humanos y caballos, hurones e incluso loros.

Cabe aclarar que las enfermedades susceptibles de transmitirse a las mascotas son específicas de ciertas especies, ya que el patógeno necesita tener ciertas estructuras que le permitan unirse a la célula del animal e invadirla.

“En general, los virus que atacan a un humano no se unen a los receptores que están presentes en las células de un perro o de un gato”, agregó Anderson. No obstante, a veces ocurre que el patógeno muta para adquirir las estructuras que le permiten entrar en las células de otras especies, y esto hace que la enfermedad pase de una especie a otra. Por ejemplo, los virus de la influenza y el covid-19 tienden a mutar con frecuencia debido a que, en vez de ADN, están compuestos de ARN.

Sucede que nuestras células poseen ciertas enzimas que “leen” la composición del ARN y el ADN de los patógenos. Sin embargo, la responsable de identificar el ARN es menos precisa que la codificada para escudriñar el ADN. Esto significa que las mutaciones que ocurren en el ARN viral a menudo pasan inadvertidas, lo cual permite que el virus mutado salte a una nueva especie con mucha más facilidad.

Por otra parte, las especies más estrechamente emparentadas son más susceptibles de intercambiar patógenos, y esa es la razón de las zoonosis y zoonosis inversas que ocurren entre especies de mamíferos distintas.

LAS ENFERMEDADES HUMANAS PUEDEN BRINCAR DE LAS MASCOTAS A OTRAS ESPECIES

Ahora bien, el problema del contagio se complica cuando el patógeno muta lo suficiente para saltar la brecha que separa las especies, diseminándose entre mamíferos, aves o incluso reptiles.

Los autores esperan que su artículo ponga de relieve los riesgos de la zoonosis inversa y ayude a los veterinarios a detectar las posibles fuentes de ciertas enfermedades de nuestras mascotas y otros animales.

“Cuando recibes a un humano enfermo en el ámbito clínico no tienes más que preguntarle si estuvo en contacto con animales o si alguna de sus mascotas presentó una enfermedad. En cambio, cuando atiendes a un animal enfermo, no siempre es fácil obtener el tipo de información que te permitiría asociar su padecimiento con una enfermedad humana”, explicó Anderson.

En su artículo, los científicos señalan que la zoonosis inversa también es una amenaza para las personas, ya que es un mecanismo que propicia la diseminación de enfermedades y que puede dar origen a una epidemia.

Al respecto, citan el caso de los cerdos, animales muy susceptibles al contagio tanto de la influenza humana como de la gripe aviar, lo que les convierte en un medio de cultivo idóneo para nuevos virus capaces de desencadenar una nueva pandemia.

“Aun cuando los patógenos pueden adquirirse en el medioambiente y pasar de una especie animal a otra, la exposición a los humanos también desempeña un papel importante. La razón es que el intercambio entre especies se lleva a cabo incesantemente, situación que aumenta la probabilidad de que el patógeno desarrolle una mutación que le permita infectar a un nuevo huésped”, añadió Anderson.

SE INSTA A EVITAR EL CONTACTO ESTRECHO CON LOS ANIMALES

El papel que desempeñan los animales en la diseminación de enfermedades humanas dificulta mucho la labor de rastrear infecciones, sobre todo porque, muchas veces, no manifiestan síntomas de la enfermedad. Por eso los autores instan a los enfermos —en particular a quienes se han infectado de influenza o covid-19— a evitar el contacto estrecho con sus mascotas.

No obstante, reconocen que esto puede resultar muy complicado si la persona ha desarrollado vínculos estrechos con su mascota, o depende de un animal de servicio. En tales casos, lo aconsejable es evitar que el animal tenga contacto con fluidos corporales, como moco o las partículas expulsadas en los estornudos.

“Aunque médicos humanos y veterinarios disponen de varias herramientas diagnósticas para seguir el rastro de muchos patógenos distintos, no siempre utilizan esos recursos con la frecuencia necesaria para distinguir todas las tendencias epidemiológicas; en particular, en lo tocante a los animales, campo en que el hacen falta más pruebas diagnósticas”, reconoció Anderson.

“Me parece muy importante que seamos conscientes no solo de los problemas de salud humana, sino que también tengamos una imagen más completa de lo que está ocurriendo, realmente, en el medioambiente”, concluyó el autor principal del estudio. N

(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)

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