Penínsulas resilientes: reciclar a la orilla del mar


Ángel Cruz es un hombre de 40 años. Nació y creció en la península de La Paz, Baja California Sur, en el noroeste de México, y todos los días madruga para acudir al relleno sanitario controlado que se localiza a las afueras de la ciudad, muy cerca de las entrañas del desierto mexicano, ecosistema que predomina en dicha región. Cruz es un recuperador de residuos sólidos y se dedica a la recolección de plástico PET, HDPE o “bote”, como él lo nombra, entre otros residuos valorizables como el cobre o aluminio. Estos elementos, al ser reciclables, son destinados para producir tubos y laminados de cobre, alambres, autopartes y refacciones para aviones, entre otros.

Cruz inicia su día a las 6:00 horas y arriba al relleno sanitario a las 7:00. Se coloca guantes, ropa y calzado cómodos, y empieza a seleccionar los residuos plásticos valorizables que tiran los camiones recolectores.

Así es como comienza un día de “trabajo normal” para él, en un clima que va de seco a muy seco, y donde registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que la temperatura media anual es de 18 a 22 °C sin lluvias. Bajo este clima soleado Cruz realiza su trabajo desde hace 20 años, según narra a Newsweek en Español.

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En el relleno sanitario de La Paz, BCS, ingresan a diario 350 toneladas de residuos. Aquí se han presentado cinco incidentes de incendio en 2022. (Foto: Verónica Santamaría)

UN DÍA A DÍA ENTRE LOS RESIDUOS

Para llegar al punto de tiro en el relleno, localizado en lo alto de los diversos montículos de residuos y tierra que se han organizado para cubrir cada capa que conforma el vertedero, Ángel Cruz sube por esta colina para tomar uno de sus costales y en ellos separar, aplanar y acopiar los residuos que recupera de los camiones recolectores.

Datos proporcionados por la Dirección General de Servicios Públicos Municipales del Ayuntamiento de La Paz señalan que el ingreso promedio de residuos diarios a este relleno sanitario es de 350 toneladas. Las 21 unidades recolectoras con las que se cuenta realizan hasta 153 viajes diariamente al sitio.

“Nos ponemos nuestros guantes, usamos el cubrebocas y nos ponemos a trabajar. Juntamos dos o tres costales al día de plástico revuelto. Al final separamos todo el material: plástico, bote, aluminio y poquito cobre”, describe Cruz.

Después de separar los residuos, los recolectores venden lo recuperado a las recicladoras que llegan al relleno a comprar los materiales rescatados.

Cruz y su familia obtienen sus ingresos de esta manera. Estos alcanzan para comprar la canasta básica. Al recuperar unos 100 kilos de plástico PET —equivalente a poco más de 5,000 envases—, Cruz obtiene unos 1,000 pesos.

En México, el trabajo pepenador aún está lejos de ser reconocido como una labor vital y necesaria para la gestión de residuos sólidos urbanos dentro de un ecosistema insular como Baja California Sur y Quintana Roo.

TRABAJO VISIBLEMENTE VALIOSO

La labor de Cruz y las 160 personas dedicadas a la pepena que acuden al tiradero controlado es visiblemente valiosa. De entre las 350 toneladas de basura que diariamente entran en el relleno sanitario de La Paz, cada persona recolectora llega a rescatar en un día hasta 100 kilos de plástico PET que no terminarán en el mar, según señalan a este medio autoridades de Servicios Públicos Municipales.

Cifras del Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de los residuos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informan que, en 2020, en México una persona producía un kilo de residuos al día. Ello se traduce en que se generan casi 44 millones de toneladas de residuos cada año.

Lo anterior equivale a 175 veces el volumen de la pirámide del Sol en Teotihuacán, o a 321 veces el Estadio Azteca.

En el mismo informe, la Semarnat muestra que el promedio nacional de recolección de residuos sólidos urbanos registrados en 2020 fue de 100,751 toneladas por día.

De ese total, en Baja California Sur se tiene el registro de una recolección de 1,081 toneladas por día para una población total de 798,447 habitantes. Mientras, en Quintana Roo la recolección llega a ser casi el doble, 2,538 toneladas diariamente, en una entidad que cuenta con 1 millón 857,985 habitantes, según el Inegi.

Es decir, al mes en Baja California Sur se producen en promedio 22,110 toneladas de residuos sólidos urbanos. Mientras, en Quintana Roo se generan 46,380 toneladas aproximadamente.

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Un relleno sanitario controlado es un sitio de disposición final de residuos. Las personas que realizan la pepena recuperan y separan los residuos valorizables para venderlos a las recicladoras. (Foto: Verónica Santamaría).

PATRICIA, 30 AÑOS DEDICADA A LA BASURA

Al igual que Ángel Cruz, en el relleno sanitario de La Paz labora Patricia, una mujer que lleva 30 años dedicada a la separación de residuos sólidos urbanos. Cuenta que ella fue de las primeras personas recuperadoras que llegaron a sacar “las primeras basuras”.

Patricia llega al relleno a las cinco de la mañana y se retira a las seis de la tarde. Entre la fauna nociva que aún se encuentra en el tiradero y un camino de residuos como ropa, pañales, bolsas con heces fecales de perro, plástico, zapatos desgastados, bolsas plásticas y vidrios enterrados, la recuperadora comienza a separar lo que llega en el día.

Los residuos valorizables que rescata son plástico PET y el “bote lechero” o HDPE. Además, recupera aluminio y cobre rodeada de hombres pepenadores que en su necesidad por ganar la mayor cantidad de residuos se valen de la fuerza para hacerla a un lado bruscamente.

En un día, Patricia junta entre cinco y seis costales de envases PET o HDPE. En promedio, al día, rescata entre 50 y 60 kilos de estos residuos para obtener de 1,200 a 1,300 pesos, destinados a gastos del hogar y los estudios de sus hijos.

Pati, como es conocida entre sus compañeros, considera que su trabajo es importante en la sociedad. “A nosotros no nos avergüenza. Mucha gente se avergüenza de venir a trabajar porque hay gusanos, pero, bendito sea Dios, es un trabajo decente y sacamos el sustento para nuestra familia”.

¿DÓNDE TERMINAN NUESTROS RESIDUOS?

De acuerdo con la guía de cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003, un relleno sanitario es un sitio de disposición final de los residuos sólidos urbanos y los de manejo especial que las personas generan en una localidad.

Son obras de infraestructura donde se aplican métodos de ingeniería para evitar la contaminación del suelo, agua y aire. Conforme llegan y se acumulan los residuos en estos sitios, deben tratarse para controlar los líquidos lixiviantes que se generan.

De no ser controlados en las primeras 24 horas de su ingreso se corre el riesgo de dispersarse por el suelo e infiltrarse con el peligro de contaminar los mantos acuíferos.

Tal escenario en las penínsulas de Quintana Roo y Baja California Sur podría provocar graves afectaciones al ambiente por desembocar en ríos y cenotes subterráneos en ciudades turísticas como Tulum, Cancún y Cozumel en el sureste.

En el caso de La Paz, en el noroeste del país, la comunidad depende de la poca lluvia anual que alimenta el acuífero del que se abastecen de agua, ya que no existen ríos ni lagos.

Ante eso, la ciudadanía y algunos municipios han instalado centros comunitarios de reciclaje en estas ciudades con los principios de la economía circular para proteger y conservar sus ecosistemas marinos.

Incluso, políticas públicas enfocadas en la gestión de residuos con perspectiva de economía circular como #Desplastifícate o Cero Waste en La Paz y Todos Santos, respectivamente, apuestan por el nulo uso de plásticos en la cotidianidad de los ciudadanos, negocios restauranteros y hoteles.

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En Cancún, Quintana Roo, se encuentra Pepenice, un sitio de acopio donde Alejandra Corona y Eduardo Torrecilla recorren rutas de recolección en tres camionetas. (Foto: Juan Ibarra/Animal Político)

ACOPIAR, UN RESPIRO PARA LA ISLA

Durante la cobertura que Animal Político y Newsweek en Español realizaron para conocer los contextos de ambas ciudades se detectó que las organizaciones de la sociedad civil son las primeras en exigir e impulsar iniciativas que sumen a la gestión integral de los residuos sólidos.

En el poblado de Todos Santos, ubicado sobre una meseta en las faldas de la sierra de La Laguna, en Baja California Sur, se asoma un oasis verde en el desierto denominado Punto Verde, un centro de acopio que dirige Juan Alex Miró Vázquez.

Alex Miró, como es conocido en la comunidad, es un idealista y soñador que con estudios en geología decidió dedicarse a la gestión de residuos, el reciclaje y la economía circular. Por ello colocó un centro de acopio al saber que en México cada habitante —en promedio— genera poco más un kilo diario de residuos.

Sin soluciones próximas que sumen a disminuir el problema en su comunidad, Miró comenzó a realizar campañas de reciclaje donde el punto de reunión con la gente era un cibercafé.

“Iniciamos campañas de reciclaje y, paralelamente, establecimos vínculos con la comunidad para empezar a permear la información de la contaminación ambiental por medio de los residuos”, explica Miró.

“Yo no le llamo basura, le llamo residuos que se convierten en recursos”, señala Alex Miró en entrevista con Newsweek en Español desde la oficina de Punto Verde, un espacio al aire libre, rodeado de montañas de cartón y costales de plástico PET prontos a acopiarse para ser llevados a una recicladora en La Paz.

INSPIRACIÓN DE ORDEN INTERNACIONAL

Punto Verde está inspirado en proyectos de reciclaje de Argentina, Chile y Europa, donde son conocidos como Puntos Verdes Centros de Reciclaje, Puntos Limpios o Puntos Blancos.

Son “2.5 kilos [de residuos generados por persona en Todos Santos] y dijimos: ‘Tenemos que hacer algo’. Entonces, el clavado fue intenso al ver el manejo de residuos, la economía circular, cómo funcionan las 3 R, la separación de origen para desestresar un poquito el hoyo o la trinchera de la basura”.

Según los últimos registros del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Delegacionales 2017, en México existen 1,060 centros de acopio de materiales reciclables en 21 entidades federativas, entre ellas Quintana Roo, con un solo centro de acopio. Sin embargo, 11 estados del país reportaron no tener centros de acopio formalmente constituidos, como Baja California Sur.

“Cuando pones la basura en la bolsa de tu casa y la sacas al camión recolector, se acabó. ¡No! Ahí empieza el problema. Entonces, que haya una vinculación directa entre la basura que generas y el cambio climático no es una cuestión de los científicos, es real y es una de las razones por las que estamos en esto”, sentencia.

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Cancún, Quintana Roo. (Foto: Adobe Stock)

LA MAGIA DE LOS CÍRCULOS VERDES

Dentro del esquema de economía circular, Alex y su equipo crearon los círculos verdes, distintivos que sirven para clasificar los residuos que más reciben en este centro de acopio y que tienen una circularidad completa. Es decir, pasan de ser recuperados y acopiados a llevarlos a las recicladoras o reincorporarlos a otros proyectos de producción.

Los círculos verdes que Alex tiene identificados en su centro de reciclaje son botellas de vidrio transparente, unicel grueso (PS) y plástico HDPE que corresponde a los botes lecheros, como los conocen en la región.

Para Alex, junto con Margarita y Lupita en Punto Verde, el principal motivante para no soltar este proyecto es la gente y el impacto en la reducción de la huella ambiental de los residuos que se generan y recuperan en Todos Santos.

—Esto no es un negocio. Te voy a explicar lo que es nuestra ganancia…

Alex se acerca a uno de los megacostales donde se separan el plástico PET y comienza a explicar: “Un saco lleno de botellas de plástico pesa más de 30 kilos. Ahí viene la emoción: este saco con 30 kilos, donde cada kilo se compone de 50 botellas, te da 1,500 botellas.

“Si mandamos, en promedio, cada mes y medio a dos meses, 20 sacos a reciclar, estamos mandando cerca de 60,000 botellas. Son 60,000 amenazas menos al medioambiente”, explica.

Es decir, Punto Verde en Todos Santos recupera hasta 60,000 botellas de plástico PET que no llegarán a la playa, al mar, al basurero ni al alcantarillado. Esa es la mejor ganancia que obtienen: reducir la huella ecológica.

PEPENICE: RECICLAR ES “NICE”

A 2,400 kilómetros de distancia en línea recta desde Baja California Sur a Quintana Roo se encuentra Pepenice. Este es un punto de acopio ubicado en la caribeña ciudad de Cancún donde se promueve la economía circular a través del reciclaje al convertir los deshechos en oportunidades.

Pepenice se encuentra en la carretera costera de la avenida López Portillo de Cancún, Quintana Roo, una de las ciudades más turísticas del sureste mexicano. Rodeados por grandes árboles y maleza, Alejandra Corona, directora de esta organización, y Eduardo Torrecilla, director de operaciones, se encargan de acopiar los residuos de las rutas de recolección que realizan en tres camionetas tipo van.

Cuenta Alejandra que Pepenice es un homenaje al trabajo de las personas dedicadas a la pepena en México, con el ánimo de rescatar su conocimiento en la separación y gestión de los residuos.

“Pensamos que pepenar es nice. Gracias a ellos, pienso, no ha colapsado este tema de la basura porque todo esto que logran rescatar y reciclar le da un respiro al planeta. Es una labor importante que realizan los pepenadores”, señala Corona en entrevista con Newsweek en Español.

Pepenice es también un proyecto inclusivo. Desde sus inicios incorporó a Luigi, un adulto mayor que se encarga de recibir los residuos que la ciudadanía cancunense lleva a las rutas de recolección cada lunes, miércoles y viernes en diferentes puntos de la ciudad.

En Quintana Roo, la relación de padrones autorizados por la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de la entidad contempla el registro de 91 recolectores y transportadores de residuos de competencia estatal.

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El centro de acopio Tulum Circula nació en 2020 como una iniciativa para atender el desbordamiento de los residuos urbanos que padece la ciudad. (Foto: Juan Ibarra/Animal Político)

EL COMPROMISO CON LA AGENDA 2030

En Pepenice reciben latas de aluminio y de conserva. También tapitas que donan para niños con cáncer. Además, reciclan cartón, papel, libros, revistas, periódico, archivo muerto de las empresas y tetra pack que reconvierten en láminas y pupitres que destinan al Centro Comunitario de Tulum, donde albergan a 53 infantes.

En Tulum, otra ciudad caribeña, se encuentra Tulum Circula, un centro de acopio que nació en diciembre de 2020 como una iniciativa para atender el desbordamiento de los residuos sólidos urbanos que padece esta ciudad ante una deficiente estrategia municipal para atender la gestión integral de los residuos.

Durante el mes de abril este medio documentó la capacidad de gestión de residuos en Tulum y, aunque la ciudad cuenta con contenedores para residuos orgánicos e inorgánicos en el primer cuadrante de la explanada del ayuntamiento, estos desbordaban de residuos y sin la separación adecuada.

Aun en pequeños lotes baldíos, el problema de la gestión de residuos es evidente. En esos sitios es visible identificar pequeños montones de basura abandonados en bolsas plásticas a la intemperie.

En un par de reuniones, diferentes actores sociales de Tulum señalaron que las personas que principalmente separan sus residuos desde casa son extranjeros residentes o turistas. Mientras, la población local mayormente no agrupa ni acopia sus residuos.

El Diagnóstico Básico para la Gestión Integral de los Residuos 2020 señala que en Quintana Roo, al igual que en Baja California Sur y Nayarit, el índice de cobertura de recolección es superior al 100 por ciento por la cantidad de residuos que se generan, probablemente por actividades turísticas.

El centro de acopio Tulum Circula tiene la capacidad de gestionar residuos sólidos urbanos y residuos de manejo especial. También trabaja con los 17 objetivos de la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible de la ONU.

“EL MAR NO TIENE FRONTERAS”

Saúl Castro, administrador de este centro de acopio, acompañó a este medio para conocer los principales residuos sólidos urbanos y de manejo especial que acopian en Tulum Circula como el vidrio, cartón y botellas de plástico PET como los principales residuos que recuperan.

Castro explica que el centro de acopio permanece abierto las 24 horas del día durante todo el año. En él, los recuperadores que trabajan ahí cuentan con un sueldo fijo y son blindados con guantes, lentes, botas de trabajo, cascos para protegerse. Asimismo, como un botiquín y primeros auxilios en caso de que alguna persona sufra un golpe de calor durante el trabajo. El clima es húmedo y de altas temperaturas en esta región sur del país.

A lo largo del municipio de Tulum se encuentran distribuidos diez módulos de acopio en diferentes colonias, denominados puntos limpios. Su estructura fue diseñada para generar una cultura y un hábito en la comunidad para separar y acopiar los residuos que se generan.

El diseño de los Puntos Limpios Tulum está inspirado en las casas mayas con techo de palma y estructura redonda para dar identidad a los habitantes originarios de ese municipio.

El piloto de estas estructuras comenzó en 2019. Karla Acevedo, presidenta de la organización Tulum Sostenible, explica que el proceso de ingeniería y diseño se llevó a cabo en conjunto con la agencia de Sustentabilidad en Energía y Medio Ambiente (SUEMA), entre otros actores.

Los Puntos Limpios Tulum tienen expuestos los residuos que en la ciudad se reciclan como plástico PET, HDPE, latas de aluminio y conservas, papel y Tetra Pack. Esta estrategia facilita a las personas la separación de sus residuos.

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Punto Verde es un centro de acopio que cada dos meses recibe 60,000 botellas PET. (Foto: Verónica Santamaría)

PROTEGER EL SUELO CÁRSTICO

Acevedo explica que recuperar los residuos valorizables de estos apeaderos depende del comportamiento por su ubicación de cada punto limpio. Hay módulos que son depurados al menos dos veces a la semana. Mientras, otros son vaciados cada 15 días.

Durante el recorrido por tres puntos limpios, Karla Acevedo explica que proyectos como este protegen el suelo cárstico de la región de la contaminación de los residuos.

“Si los residuos no son manejados adecuadamente, si el servicio de limpia no llega, si el perro destruye toda la bolsa, entonces ya recogen lo que pueden. La basura termina en alguna de las pocas alcantarillas que hay, hay muchos tiraderos clandestinos. Hay muchos tiraderos en la selva a la que fácilmente llegan estos residuos y a los cuerpos de agua. Estamos rodeados de cenotes que fácilmente se pueden contaminar, y el mar”, señala.

“Ahí llegan los residuos. No nada más los que generamos aquí, hasta de los ferris de otros países. El mar no tiene fronteras”, sentencia.

De acuerdo con datos de Latitud R, en la isla de San Andrés, Colombia, existe un proyecto similar a Puntos Limpios Tulum. En este se recuperan residuos plásticos de esa ciudad costera.

Entre los ejes importantes que desarrollaron fue el acompañamiento a Schooner Bight Ethnic Association (SBEA). Esta es una singular organización de recicladores registrada en San Andrés como únicos gestores de residuos aprovechables.

Schooner Bight cuenta con el trabajo de 13 recicladores de oficio. Ha organizado campañas de sensibilización que motivan el incremento de volúmenes de recolección con iniciativas como el “Reciclatón”. Además, el mejoramiento de infraestructura y transporte para sacar el material con mayor ganancia de la isla. Y también crear alianzas con el sector hotelero, que es el mayor generador de residuos.

MARES CIRCULARES: ESTACIONES COMUNITARIAS

Al cierre de abril de 2022 Tulum Sostenible registró la recuperación de 25 toneladas de residuos valorizables en los Puntos Limpios Tulum. Estos no llegaron al mar ni al relleno sanitario de esta ciudad.

De acuerdo con la Dra. Alethia Vázquez, del área de investigación en Tecnologías Sustentables de la Universidad Autónoma Metropolitana, la presencia de los centros de acopio comunitarios en una isla es sumamente importante. El acopio, dice, es uno de los grandes retos para el reaprovechamiento de material a través de medidas de economía circular.

La experta explica que el que los usuarios cuenten con la oportunidad de reincorporar un producto a las cadenas productivas cuando es desechado permite que centros de acopio comunitarios tengan un servicio importante porque ponen esta opción a los ciudadanos en una isla.

“Este primer eslabón permite un primer punto de acopio, que generalmente son pequeños. Se va formando una cadena donde tenemos muchos centros de acopio que llevan sus residuos a centros medianos, y esto se hace más grande. Ahí es donde se da el procesamiento de los materiales”, explica.

Dentro de esta circularidad, las empresas generadoras de residuos en serie también pueden ser parte de la solución. Tal es el caso de aquellas que generan grandes cantidades de plástico PET o de un solo uso y que son distribuidos a lo largo del país, incluso en regiones insulares como Cozumel y La Paz.

“Las empresas juegan un rol muy importante, son sitios alejados de las zonas industriales. El reciclaje se da en las zonas industriales donde hay manufacturas. Entonces, si una entidad o un municipio está alejado de esta zona encarece el proceso de valorización”, añade la experta.

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Relleno sanitario en la isla de Cozumel, Quintana Roo. (Foto: Juan Ibarra/Animal Político)

OTRAS INICIATIVAS AL RESCATE

Incluso, el hecho de resolver con alianzas la forma en que sacarán los materiales de la isla puede sumar a que estas empresas se comprometan con la cantidad de residuos que generan.

Como parte de esas soluciones se encuentran las Estaciones Comunitarias Mares y Ciudades Circulares, impulsadas por SUEMA, Coca Cola, PetStar y dos líneas de ferris. En alianza, conectan a las islas de Cozumel y La Paz como una opción rentable para sacar los materiales reciclados de estas ciudades turísticas.

Kenia Rosas, ingeniera ambiental en SUEMA y parte del proyecto de la Estación Comunitaria en Cozumel, explica que esta iniciativa nació como un espacio de innovación social, enseñanza y aprendizaje para la comunidad en temas ambientales.

La estación comunitaria es un centro de acopio y compra de materiales con el objetivo de sacarlos de la isla, gestionar toda la logística y evitar que lleguen al relleno o vertederos que, en situaciones críticas, generan una contaminación directa a los mares y ambiente.

“Es un punto de encuentro donde convergen distintas poblaciones. Desde personas que necesitan estos ingresos para sus viviendas hasta personas que tienen un alto nivel de ingreso o educativo y que simplemente quieren preservar y cuidar estos espacios”, señala.

Al cierre de este reportaje, en La Paz, BCS, y en Cozumel, Quintana Roo, se inauguraron dos estaciones comunitarias: Mares y Ciudades Circulares. Estas buscan recuperar hasta 200 toneladas de materiales al año que no llegarán a los mares ni al relleno sanitario, vertederos ni alcantarillado.

—Ángel, ¿consideras que tu trabajo como pepenador es importante para la sociedad?

—Yo pienso que sí. Si nosotros no recicláramos esto quedaría todo en la tierra enterrado. Yo pienso que es mejor reciclar y sacar lo más que se pueda para ayudar al medioambiente.

RESTAURAR Y RESCATAR LOS ECOSISTEMAS MARINOS

Tanto en Quintana Roo como en BCS la ciudadanía se organiza para limpiar playas y manglares. El objetivo es generar empatía en las personas ante la problemática de los microplásticos.

En Tulum, un movimiento civil fundado por Gabriel Madero y el argentino Agustín de Palacios, junto con las organizaciones Last Chance 4 Earth, Petgas, Tulum Circula, We Nomads Coworking y Regen Tulum, invita a la ciudadanía a limpiar las playas que no son turísticas y la ciudad para después separar los residuos y reciclarlos.

En Baja California Sur, el movimiento civil Mar Libre, fundado por Pablo Ahuja y en el que también participa personal de protección civil, se reúne una vez al mes. El fin es realizar limpiezas de manglar durante más de una hora. Han recuperado grandes cantidades de residuos sólidos urbanos que se quedan varados en la flora de este ecosistema.

Este medio documentó la limpieza de manglar que se organizó el 23 de abril. Los ciudadanos recuperaron más de una decena de llantas. Asimismo, unicel, plástico PET, microplásticos, botellas de vidrio y cubiertos y recipientes pertenecientes a la aerolínea Aeroméxico. N

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Este reportaje se realizó gracias a la beca de producción periodística sobre reciclaje inclusivo entregada por la Fundación Gabo y Latitud R.

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