Pedro Sánchez apuesta por otra maniobra suicida para seguir de presidente en España

Se suele decir que los gatos tienen siete vidas debido a su habilidad para esquivar la muerte con sus grandes habilidades. Y aunque no sea un felino, también se puede decir que Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, tiene siete vidas en política, gracias fundamentalmente a su capacidad para salir victorioso de situaciones imposibles.

Tanto es así que el político socialista ha tomado una decisión de lo más arriesgada. Convocar elecciones generales unas horas después de consumarse su derrota en los comicios locales y regionales. Un todo o nada en toda regla en el que a priori tiene las de perder. Pero la experiencia muestra que no es nada sencillo derrotarle en situaciones extremas.

Pedro Sánchez votando en las elecciones locales y regionales. (Photo by Burak Akbulut/Anadolu Agency via Getty Images)
Pedro Sánchez votando en las elecciones locales y regionales. (Photo by Burak Akbulut/Anadolu Agency via Getty Images)

Y es que su carrera política se ha resumido en ir superando situaciones adversas hasta llegar a lo más alto. En 2014 fue elegido secretario general del Partido Socialista y concurrió como líder de la formación a las elecciones de 2015, en las que nadie logró formar gobierno, y en la repetición de 2016.

Tras estos últimos comicios, hubo un profundo debate en el seno socialista. Mientras que la mayoría del partido optaba por la abstención que facilitara el Gobierno del conservador Mariano Rajoy, Pedro Sánchez acuñó una frase que iba a convertirse en una de sus señas de identidad: "No es no".

Enfrentado a su propio partido, el político decidió dimitir, mientras que el Partido Popular conseguía formar Gobierno con la colaboración socialista. Cualquiera hubiera pensado que este era el final político de Pedro Sánchez, pero la realidad es que todo acababa de empezar.

Este enfrentamiento provocó una profunda crisis en el PSOE, pero solo dos años después estaría en el Gobierno y con Sánchez de presidente. ¿Cómo fue posible? Pese a su derrota, el político madrileño decidió no rendirse y se presentó a las primarias para ser elegido nuevamente líder socialista. Era un pulso en el que tenía enfrente a casi todo el partido, pero la militancia estaba de su lado y en 2017 recuperaba su puesto al frente del socialismo, reforzado en sus tesis.

Pedro Sánchez acababa de resucitar políticamente y volvía a ser la principal alternativa a Mariano Rajoy. Y las cosas estaban a punto de cambiar de manera radical. Tras conocerse varios casos de corrupción, en 2018 se produjo una moción de censura contra el PP y el 2 de junio Sánchez se convertía en presidente del Gobierno. En menos de dos años había pasado de ser un líder que acababa de dimitir a llegar al palacio de la Moncloa.

Pedro Sánchez saluda a Mariano Rajoy tras salir adelante la moción. (Pierre Phillipe Marcou/Pool Photo via AP)
Pedro Sánchez saluda a Mariano Rajoy tras salir adelante la moción. (Pierre Phillipe Marcou/Pool Photo via AP)

En abril de 2019 se convocaron elecciones y aunque el PSOE se impuso, Pedro Sánchez no fue capaz de formar Gobierno. Se repitieron en noviembre y en esta ocasión, los socialistas, con el apoyo de otras formaciones, lograron su objetivo. La entrada en el Ejecutivo de Podemos propició que España tuviera su primer Gobierno de coalición en las últimas cuatro décadas.

Sin embargo, las dificultades para Sánchez no habían terminado porque la llegada del 2020 trajo consigo la pandemia de coronavirus y todas las restricciones que se produjeron a nivel global.

Los últimos tres años en España han estado marcados por los avances sociales y económicos. Unas circunstancias que no han sido suficientes para la ciudadanía, que en las elecciones locales y regionales del 28 de mayo le ha infligido una dura derrota al socialismo.

El último golpe de efecto

La reacción de Sánchez ha sido inmediata. Pese a que podía haberse mantenido en el cargo hasta finales de año (cabe recordar que España ostenta la presidencia europea en el segundo semestre del 2023), ha decidido convocar elecciones inmediatas para que la ciudadanía se pronuncie. Un volantazo audaz y puede que suicida con el que el presidente intenta evitar una mayoría de las derechas.

¿Por qué lo hace? Principalmente, porque todavía tiene un nicho importante de votantes y puede remontar. También porque espera que la izquierda se movilice tras la gran debacle electoral y además, este movimiento le permite presionar a los partidos a su izquierda para que vayan juntos, algo que no ha ocurrido en estos últimos comicios locales y regionales, y así no se disperse el voto. También evita que dentro de su partido se cuestione su liderazgo.

Celebración del PP tras su victoria del 28 de mayo. (Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images)
Celebración del PP tras su victoria del 28 de mayo. (Photo by JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images)

A la derecha también la ha pillado con el pie cambiado, ya que no tiene tiempo para celebraciones porque debe empezar a preparar la campaña. Los comicios se van a celebrar al mismo tiempo que la constitución de Gobiernos en comunidades y ayuntamientos, en los que el PP deberá apoyarse en la extrema derecha para gobernar en muchos de ellos.

Así pues, ¿hablamos de una jugada maestra o un suicidio político? La realidad es que solo las urnas lo pueden decir. Lo que sí está claro es que si hay un político en España capaz de renacer una y otra vez de sus cenizas y salir triunfante, ese es Pedro Sánchez.

Si menos de 24 horas después de sufrir una dura derrota es capaz de convocar a unos nuevos comicios, es porque cree que tiene opciones de salir victorioso. Y tal y como se ha visto en su carrera política, en peores situaciones se ha visto y le ha ido bien. Veremos el 23 de julio si ha acertado o se ha equivocado.

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