La mente criminal detrás de la serie Ripley que hoy arrasa en Netflix

Patricia Highsmith fue una mujer genial pero atormentada que plasmó en su extensa obra literaria sus frustraciones, miedos y fobias

Patricia Highsmith escribió 22 novelas, muchas de las cuales han sido adaptadas al cine y la televisión (Foto:Getty)
Patricia Highsmith escribió 22 novelas, muchas de las cuales han sido adaptadas al cine y la televisión (Foto:Getty)

Patricia Highsmith es la autora intelectual de Ripley, la nueva exitosa serie de Netflix. Ella fue una polémica novelista estadounidense que vivió en el siglo pasado y dejó una prolífica obra de historias llenas de personajes intensos y atribulados por sus propios demonios, como ella misma lo fue en vida.

El talentoso Mr. Ripley (1955) fue la cuarta novela de más de una veintena de libros de Highsmith, y de esa historia de ficción se han hecho ya varias adaptaciones para cine, televisión y radio, la última protagonizada magistralmente por el actor irlandés Andrew Scott.

Pero, por qué fue polémica.

Highsmith fue una gran escritora, pero también fue conocida por ser abiertamente antisemita, racista, misógina y en resumen, una misántropa que despreciaba a todo tipo de personas incluyendo a las mujeres y a los homosexuales, siendo ella lesbiana.

Estas características contrastan con el hecho de que ella se enamoró y mantuvo relaciones románticas con varias mujeres que eran judías.

En una ocasión la escritora dijo que "no hay moral" en su vida y que su impulso responde al "levántate y cógelo" y "el resto es sentimiento".

También dijo: "Tal vez lleve dentro de mí un impulso criminal grave y reprimido, pues de lo contrario no me interesarían tanto los delicuentes o no escribiría sobre ellos tan a menudo".

El personaje principal de la historia que hoy se puede ver en Netflix es un psicópata que no se amilana ante barreras morales y avanza en su objetivo de robarse por completo una vida, una identidad. Los analistas de la obra de Highsmith señalan que todos los protagonistas de sus novelas son oscuros, ladrones, homicidas, acomplejados, envidiosos o, todo lo anterior.

Highsmith dejó 38 cuadernos de notas y 18 diarios que concentraban su vida. En estos escritos, que se dieron a conocer unos 15 años después de su muerte en 1995, se refleja esa fobia que la escritora sentía hacia la idea de la vida en pareja desde que era muy joven.

En suya la frase: "Una situación, tal vez una sola, podría llevarme al asesinato: la vida familiar, la unión".

Decía que escribir le servía para "sustituir" la vida que no podía vivir, por eso se inventaba historias y se metía de lleno en ellas.

"No era agradable. Raramente era amable. Y nadie que la hubiese conocido bien podría decir que era generosa", se lee en la biografía autorizada The Talented Miss Highsmith: The secret life and serious art of Patricia Highsmith de su editora Joan Schenker publicada en 2010.

La nueva adaptación de Ripley es una serie que acaba de ser lanzada en Netflix (Foto:Getty)
La nueva adaptación de Ripley es una serie que acaba de ser lanzada en Netflix (Foto:Getty)

Su oscuridad, sin embargo, fue la causa de esa producción de esas magníficas historias de suspenso que rompieron los paradigmas en su momento.

"Fue la primera en convertir un thriller en literatura", dijo sobre su estilo el biógrafo francés Francois Riviere, citado por DW, que destacó el hecho de que en la obra de Highsmith revolucionó el género al poner al lector en el lado del asesino.

Amores tormentosos

El más tormentoso de sus amores fue su propia madre, Mary Coates, que quiso practicarse un aborto cuando ella estaba en su utero ingiriendo una gran cantidad de trementina, una historia que la misma Highsmith contaba a quien quisiera oírla.

Con su padre biológico, Jay Bernard Plangman, tuvo muy poco contacto pues la pareja se divorció antes de que ella naciera y su figura paterna fue Stanley Highsmith, de quien tomó su apellido.

Después de su nacimiento, el 19 de enero de 1921 en Fort Worth, Texas, Coates le dio la bebé a su abuela para que la criara y permaneció con ella hasta los 6 años.

Al regresar a la casa materna, la pequeña Patricia resintió la presencia del padrastro a quien odió por considerarlo la causa de que su madre la separara de ella y tuvo fantasías de asesinarlo.

Siendo aún muy joven se enfrentó con ella misma por causa de su homosexualidad y fue a terapia esperando poder revertir su atracción hacia las mujeres y consolidar así una unión heterosexual.

Tenía una idea negativa de los homosexuales pues creía que eran infieles en esencia, además de promiscuos.

"Tal vez lleve dentro de mí un impulso criminal grave y reprimido, pues de lo contrario no me interesarían tanto los delicuentes o no escribiría sobre ellos tan a menudo".Patricia Highsmith

Pero solo son conocidas dos relaciones heterosexuales entre muchísimas homosexuales. Una con el fotógrafo Rolf Tietgens y otra con el novelista Marc Brandel quien le pidió matrimonio en varias ocasiones.

Y, como todo lo que le pasaba lo escribía, en sus diarios se encontró un registro detallado de sus muchas amantes. Las describía y las calificaba con puntuaciones de una escala que iba del 1 al 100. En este listado la escritora apuntó nombre, edad, color de pelo, constitución, profesión, el tiempo que duró la relación y la razón por la que se acabó, entre otros aspectos.

Casi todas las chicas eran rubias y ninguna tuvo una puntuación menor a 80 pese a que, a su juicio, las mujeres son "aburridas", "sucias, físicamente sucias", y creía que no debería permitirse su entrada en las bibliotecas cuando tienen la menstruación.

Entre los amores judíos que mantuvo destacan la estadounidense Ellen Blumenthal Hill y la francesa Marion Aboudaram. Fueron relaciones muy conocidas por lo que se deduce que la atracción que sentía por ellas pudo más que su proclamado antisemitismo.

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Patricia Highsmith necesitaba estar completamente sola para escribir (Foto:Getty)
Patricia Highsmith necesitaba estar completamente sola para escribir (Foto:Getty)

Al referirse al holocausto, la escritora señalaba que la matanza masiva de judíos durante la II Guerra Mundial solo sirvió para que la comunidad judía le sacara provecho económico y lo llamaba "Holocausto Inc" o "semicausto" porque a su juicio no había sido tan grave.

También es ampliamente conocida la vez que terminó con una fiesta al pintarse un número en la muñeca para burlarse de los prisioneros de los campos de concentración nazis.

Graham Greene dijo sobre la escritora estadounidense que era una "poeta de la aprehensión" que se atrevió a salir de la clásica línea discursiva y mostrar personajes "irracionales".

El editor Otto Penzler no fue tan bondadoso al describirla pues dijo que ella era "un ser humano horrible", una persona "dura, cruel, antipática y sin amor".

Lo que era cierto es que Highsmith luchaba contra ella misma y durante su vida sufrió de alcoholismo, anorexia, anemia, y finalmente cáncer.

Detrás de películas y series

Highsmith se entregó a sus historias y personajes. Se puso en la piel de hombres y mujeres, fue víctima y victimaria, amó y se dejó amar, mostró su desprecio por la humanidad y también el desprecio hacia ella misma. Vivió a través de sus obras literarias y quienes después vieron las adaptaciones de sus obras a la televisión y al cine, también vieron su esencia.

La obra de Highsmith es prolija. Hay una lista de 22 novelas, una decena de libros de cuentos y también su extenso legado de diarios y anotaciones que, según sus biógrafos, fueron escritos con la certeza de que se harían públicos tras su muerte, lo que en efecto, sucedió.

Cate Blanchett y Rooney Mara protagonizan Carol, la novela de Highsmith que tiene un final feliz (Foto:Getty)
Cate Blanchett y Rooney Mara protagonizan Carol, la novela de Highsmith que tiene un final feliz (Foto:Getty)

"Escribir, por supuesto, es un sustituto de la vida que no puedo vivir, que no puedo vivir. Toda la vida, para mí, es una búsqueda de la dieta equilibrada que no existe", escribió en sus diarios, parte de los cuales fueron publicados por The New Yorker en 2021 al cumplirse 100 años del nacimiento de Highsmith.

Y aunque en algún momento aseguró que no le gustaba el cine, se cuentan al menos 28 adaptaciones a la gran pantalla basadas en su trabajo.

La historia de dos hombres que se conocen por casualidad y hacen un pacto para deshacerse de los parientes que les causan problemas - uno se desharía del familiar del otro- fue un éxito inmediato. Fue la primera novela de Highsmith Extraños en un tren que fue publicada en 1950.

De inmediato fue llevada al cine por Alfred Hitchcock, una película que también triunfó en popularidad.

Más de 30 años más tarde saldría la comedia dirigida por Danny De Vito llamada Bota a mamá del tren, basada en el mismo concepto ideado por la mente de Highsmith. Cada quien le hace un favor al otro de deshacerse de un familiar.

También trabajó fuera del mundo de las letras. Fue dependienta de un gran almacén y de allí sacó la idea para escribir su novela El precio de la Sal (1952) que firmó con el seudónimo de Claire Morgan para esconderse de la autoría de una historia del amor entre dos mujeres.

Sin embargo, décadas más tarde asumió su autoría y rebautizó la obra como Carol, que fue llevada al cine en 2016 con Cate Blanchett y Rooney Mara como protagonistas.

Otra de las novelas de Highsmith que ha sido llevada a la gran pantalla es Deep Water (1957) que narra el giro inesperado y truculento que sufre el ya trastornado matrimonio de la pareja conformada por Vic y Melinda Van Allen.

En 1981 fue adaptada al cine por el director francés Michel Deville y más recientemente, en 2022, se hizo película de la mano de Adrian Lyne, que dirigió a Ben Affleck y a Ana de Armas en los roles protagónicos.

Loving Highsmith | Tráiler oficial subtitulado

Pero sin dudas, la historia que más ha sido adaptada tanto al cine como a la televisión es la de Tom Ripley, un peligroso psicópata de ficción creado por ella y al que la autora se refería como la única persona con la que podría convivir.

Sobre este personaje, Highsmith no solo escribió El Talentoso Mister Ripley (1955), sino otras aventuras reflejadas en sus novelas Ripley bajo tierra (1970), El juego de Ripley (1974), El muchacho que siguió a Ripley (1980) y Ripley bajo el agua (1991).

La vida de Tom también llegó rápidamente al cine. En 1960 el actor Alain Delon lo interpretó en la adaptación del Talentoso Mister Ripley llamada A pleno sol.

Años más tarde el actor Dennis Hooper lo encarnaría en la película El amigo americano (1977), una adaptación de El juego de Ripley.

En 1999 volvió a retomar la fama gracias al muy exitoso film el Talentoso Mister Ripley interpretado por Matt Damon, con las actuaciones de Jude Law, Gwyneth Paltrow, Cate Blanchett y Phillip Seymour Hoffman.

En 2002 se estrenó una nueva versión de El juego de Ripley protagonizada por John Malkovich y en 2005 salió una de Ripley bajo tierra con la interpretación de Barry Pepper.

Y en la actualidad, adecuándose a los nuevos tiempos, los talentos de Tom se han convertido en una serie de Netflix en la que el actor irlandés Andrew Scott es Ripley.

Con animales y en Europa

A Highsmith le gustaba Europa, llegó a vivir en Inglaterra, Francia y Suiza donde murió a la edad de 74 años cuando el cáncer de pulmón terminó con su vida.

Una de las razones por las que le gustaba Europa era que se sentía afín a los ideales comunistas y se enfrentaba abiertamente al estilo de vida estadounidense y por eso el rechazo era mutuo, a Estados Unidos tampoco le caía bien esta creadora de personajes intensos e incómodos, y de historias que casi nunca tenían finales felices.

Pero, aunque le gustaba estar en el viejo continente, seguía exhibiendo su rechazo por la gente y afinidad hacia los animales.

La autora amaba a los gatos y tenía una colección de caracoles que a veces llevaba en su bolso.

De los caracoles admiraba su autosuficiencia y decía que le resultaba "relajante" verlos copular porque era imposible distinguir al macho de la hembra.

Una de sus célebres frases reza: "No entiendo a las personas a las que les gusta hacer ruido, por consiguiente, les temo, y cuando les temo los odio".

Fuentes: Archive, DW, Time, Los Angeles Times, Good Reads, The Guardian, The New Yorker

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