Qué pasará con Salud, un área que hereda una crisis tan profunda como la económica y la de seguridad

El edificio donde funciona hoy el Ministerio de Salud de la Nación
El edificio donde funciona hoy el Ministerio de Salud de la Nación - Créditos: @Victoria Gesualdi/AFV

En la cuenta regresiva ya para el recambio de mandato presidencial, es inminente la definición de qué ocurrirá con un área de gobierno que deberá tomar medidas tan urgentes como demanda la inflación, la inseguridad o la pobreza. Se trata de la salud, un sector para el que algunas jurisdicciones empezaron a prever medidas de contingencia que puedan seguir sosteniendo la demanda de la población en los próximos meses.

La semana pasada empezó a correr la versión en los medios de que Salud seguiría siendo ministerio en el organigrama del Estado con el que quiere trabajar Javier Milei después de asumir el próximo domingo. Según pudo conocer LA NACIÓN y dada la magnitud de la crisis estructural del sistema sanitario argentino que heredará el nuevo gobierno, pasaría a ser Secretaría de Estado con dependencia directa de la Jefatura de Gabinete.

“Se define hoy”, indicaron. Este fin de semana se sucedieron reuniones y consultas entre los equipos de trabajo de La Libertad Avanza (LLA) para analizar si tendría que ser operativamente ministerio o no. La opinión con más consenso fue separar Salud en una primera etapa del Ministerio de Capital Humano “por la crisis y la gravedad de la situación que está atravesando el sector”, pero con una reducción de la estructura creada estos cuatro años por Ginés González García y Carla Vizzotti.

“No dependerá de Sandra [Pettovello]”, confirmó hace instantes a LA NACIÓN el vocero de quien fue señalada por el presidente electo como futura ministra de Capital Humano. Es ella, según continuó la explicación, quien le solicitó a Milei “que siguiera siendo ministerio”.

Tras el balotaje, las reuniones de transición con autoridades del Ministerio de Salud de la Nación quedaron a cargo de Mario Russo, que ya venía trabajando en el equipo antes de la renuncia de Eduardo Filgueira Lima, referente en salud de Milei durante la campaña. A pesar de su salida, según se pudo conocer, se podrían mantener para la nueva gestión los principios del programa de gestión que había diseñado, “con una priorización de acciones que se está definiendo”.

Al momento, en medio del hermetismo que rodea a las futuras designaciones, los nombres bajo consideración se limitan a no más de tres y a uno de ellos se le formalizaría la propuesta a días de asumir. Son Mario Russo, exsecretario de Salud del Municipio de San Miguel; Mario Lugones, presidente de la Fundación Sanatorio Güemes y secretario de la Federación Argentina de Prestadores de Salud, y Enrique Camerlinckx, director general del Sanatorio Mater Dei. Según pudo saber LA NACION, el nombre con más peso para asumir al mando del área sería quien hoy está al frente de la transición, es decir Mario Russo.

Patricia Bullrich, próxima ministra de Seguridad, también puso a disposición al equipo que trabajó durante su campaña en el programa de salud de Juntos por el Cambio. La coordinación estuvo a cargo de Enrique Chiantore, como se informó oportunamente.

Antecedentes

No es la primera vez que Salud tendría rango de secretaría dentro del Poder Ejecutivo desde que se creó la cartera sanitaria en el organigrama estatal hace más de siete décadas. Aunque de cumplirse esta vez lo que se analiza en LLA, sería con una novedad: la dependencia directa de la Jefatura de Gabinete.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, con el cambio de ministerio a secretaría, el área quedó fusionada con el Ministerio de Desarrollo Social, cartera con la que comparte edificio en la avenida 9 de Julio. En la presidencia de Raúl Alfonsín, el médico sanitarista Aldo Neri estuvo dos años y medio al frente del entonces Ministerio de Salud y Acción Social. En 1983, hubo que adecuar la estructura ministerial heredada de los militares para cumplir con la Constitución Nacional, que hablaba también de ocho ministerios. Entonces, se creó uno que unificó cinco secretarías: Salud, Vivienda, Promoción Social, Familia y Minoridad y Deporte.

Cuando a mediados del mandato de Macri se fusionaron áreas de gobierno por el contexto socioeconómico, Neri no dudó en opinar, desde la experiencia, que era “oportuno vincular las acciones” de ambos ministerios. A diferencia de las voces críticas que reclamaban un ministerio, en diálogo con LA NACION explicó que “las divisiones son posibles en la medida en que la especialización lo demande, pero dentro del Estado hay muchas divisiones que son artificiales y costosas”. Dijo, a la vez, que “lo más importante” es la confianza de parte de la sociedad en las medidas sanitarias que se toman y, de parte de la gestión, la eficiencia.

“Muchas acciones sociales son altamente costosas, no en términos de dinero, sino de confianza que hay que lograr en la población”, comentó, en ese momento, Neri, que fue el primer ministro de Salud de la vuelta a la democracia y que falleció en septiembre de este año. La Argentina, como bien señaló entonces, posee un sistema sanitario muy fragmentado. “Una cosa es el hospital o el centro de salud público y otra, las obras sociales, con una estratificación brutal hacia adentro, y las prepagas. Esta fragmentación no ayuda para nada e implica, para los usuarios, diferencias y privilegios o carencias. Esto es un problema general del sistema y no particular de una jurisdicción –sostuvo ya entonces–. Es una expresión de la desigualdad de nuestra sociedad.”

A estos problemas hay que sumar, ahora, el faltante de insumos en todos los subsistemas debido a los medidas del Ministerio de Economía a cargo de Sergio Massa (Frente Renovador-Unión por la Patria) para restringir las importaciones por la falta de dólares, la migración de profesionales calificados para mejorar sus ingresos en otros países y la renovación generacional insuficiente debido al desinterés de egresados de las carreras de ciencias médicas en las residencias, entre más problemas sobre los que viene dando cuenta LA NACIÓN.

Pujas

Desde el balotaje y como suele suceder con cada recambio de gobierno o la renuncia de un ministro, se intensificaron los rumores con nombres que se intentan imponer o contrarrestar desde sectores con fuertes intereses políticos y económicos. Históricamente, buscan influir en las designaciones en los puestos de poder en el área de la salud.

También, circuló por grupos de WhatsApp un organigrama tentativo de la futura secretaría que sumaba todavía más nombres y con los que no habían existido contactos formales o informales para el cargo. Así surgieron nombres de médicos, algunos de ellos con presencia en los medios como Claudio Zin, Conrado Estol o Roberto Debbag.

Pero aquella fotografía de un futuro organigrama, por ejemplo, pertenecía en realidad a “un ejercicio” que Rubén Torres, director del Instituto de Política, Economía y Gestión en Salud (Ipegsa), propuso al auditorio durante una presentación la semana pasada en la provincia de Mendoza, como detalló LA NACIÓN. Esa charla era parte de un programa de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham) para representantes del sector público y privado de salud del país. Uno de los participantes, entre los que había funcionarios y exfuncionarios de organismos nacionales y provinciales del área, compartió esa captura.

Torres ratificó que “se trató solamente de un ejercicio práctico” sobre la conformación de un organigrama para la gestión pública. Negó que Ipegsa esté participando de algún modo en la integración del área del futuro Gobierno. De hecho, lo sostuvo nuevamente hoy en diálogo con LA NACIÓN tras una versión periodística desde el viernes pasado de que sería el futuro ministro de Salud de Milei.

“No se comunicaron conmigo desde LLA ni hubo una propuesta concreta”, pidió aclarar. Dijo, también, frente a otras afirmaciones, que “desde hace algunos años está distanciado con [Ginés] González García”, lo que motivó también su alejamiento de la Universidad Isalud, que cofundó con el exministro de Alberto Fernández.