El papa Francisco salió a defender el documento que autorizó las bendiciones a parejas homosexuales y aclaró su alcance
ROMA.- A poco más de un mes de su publicación, que creó enorme revuelo en los sectores más conservadores de la Iglesia católica e incluso el rechazo de todo el continente africano, el papa Francisco salió a defender este viernes la Declaración Fiducia Supplicans -que autorizó la bendición pastoral de parejas irregulares (divorciados vueltos a casar) y del mismo sexo, siempre y cuando esto no se confunda con un matrimonio- y aclaró su alcance: “No se bendice la unión, sino las personas”.
El Pontífice, que avaló el 18 de diciembre pasado este histórico documento firmado por su compatriota, el cardenal Víctor Manuel “Tucho” Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), le dio este espaldarazo a Fiducia Supplicans al recibir hoy en audiencia a los participantes de la reunión plenaria que hubo en los últimos días en el DDF.
Según pudo saber LA NACION, en dicha reunión no fueron pocas las voces que “con mucho respeto y delicadeza” se levantaron para cuestionarle al cardenal Fernández no sólo la Declaración en sí, sino sobre todo el hecho de que los miembros de la plenaria no habían sido consultados antes de la difusión de semejante documento, como debería haber ocurrido.
Sin aludir a esto, en su discurso el Papa, como ya había hecho en las últimas semanas el cardenal Fernández en diversas entrevistas, destacó que “Fiducia Supplicans” debe entenderse en el marco de la urgente necesidad de una mejor comunicación de la fe en el mundo actual. Al respecto, recordó que “la intención de las bendiciones pastorales y espontáneas es mostrar concretamente la cercanía del Señor y de la Iglesia a todos aquellos que, encontrándose en diversas situaciones, piden ayuda para llevar adelante -o a veces para iniciar-, un camino de fe”. Y subrayó dos cosas: “la primera es que estas bendiciones, fuera de cualquier contexto y forma de carácter litúrgico, no exigen una perfección moral para ser recibidas; la segunda, que cuando espontáneamente se acerca una pareja a pedirlas, no se bendice la unión, sino simplemente a las personas que juntas lo han pedido. No la unión, sino las personas, naturalmente teniendo en cuenta el contexto y las sensibilidades de los lugares en los que se vive y las modalidades más adecuadas”. Estas frases fueron un virtual espaldarazo a su compatriota ahora al frente del DDF, el “Tucho” Fernández, que en las últimas semanas fue muy cuestionado por este documento y recibió fuertes ataques de blogs ultraconservadores.
Fiel reflejo del tsunami interno en la Iglesia, el 11 de enero pasado, con el aval del papa Francisco y del cardenal Fernández, los obispos del continente africano difundieron un documento en el que dejaron en claro que en su continente -donde en algunos países la homosexualidad es considerada un delito-, no van a implementarse las bendiciones pastorales a las parejas del mismo sexo porque esto crearía confusión.
En una nota aclaratoria que difundió el 5 de enero pasado, el cardenal Fernández explicó que Fiducia Supplicans no significa ningún cambio de doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad. Y subrayó que lo que se autoriza son bendiciones “pastorales”, totalmente diferentes de las “litúrgicas y ritualizadas”, que son “simples expresiones de cercanía pastoral” o gestos paternos que no significan una aprobación, visto bueno o consagración de la pareja o la persona, que, además, deben ser muy breves, de “10 o 15 segundos”.
Aclaró, por otra parte, que la decisión de darle una bendición a una pareja del mismo sexo o irregular (divorciados vueltos a casar) dependerá siempre de cada obispo local, que tiene “desde siempre” la potestad del discernimiento “in loco”, en ese lugar concreto que él conoce más que otros. Evidentemente consciente del revuelo que creó, sobre todo en sectores conservadores “Fiducia Supplicans”, que sí fue recibida con enorme satisfacción por sectores progresistas, Fernández concluyó la nota admitiendo que “quizás en algunos lugares será necesaria una catequesis que ayude a entender que este tipo de bendiciones no son una ratificación de la vida que llevan quienes la solicitan”. “Tampoco son una absolución porque estos gestos están lejos de ser un sacramento o un rito. Son simples expresiones de cercanía pastoral que no tienen la misma exigencia de un sacramento ni de un rito formal”, insistió. “Tendremos que acostumbrarnos a aceptar que si un sacerdote da este tipo de sencillas bendiciones no es un hereje, no está ratificando nada ni está negando la doctrina católica”, subrayó.
Pese a las aclaraciones, Fiducia Supplicans, que había sido tildada de “blasfemia” por el cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto emérito de la antes llamada Congregación para la Doctrina de la Fe, sigue sin ser digerida por muchos altos prelados. El último que salió a atacarla y que incluso salió a pedir la dimisión del cardenal Fernández fue el cardenal emérito de Hong Kong, Joseph Zen, de 92 años: “Si el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe está cometiendo herejía al calificar de ‘bueno’ un pecado grave, ¿no debería renunciar o ser destituido?”, se preguntó el purpurado, en un comentario publicado en su sitio web.