El papa Francisco defendió una fe dinámica en su histórica visita a Córcega
AJACCIO, Córcega.- En la primera visita papal a la isla francesa de Córcega, el papa Francisco defendió este domingo una forma dinámica de laicismo, promoviendo una forma de fe popular que distingue a la isla mediterránea de la Francia secular como un puente entre la sociedad religiosa y cívica. Durante su breve estadía, también se reunió con el presidente Emmanuel Macron en el aeropuerto.
“Es un gran honor para la ciudad de Ajaccio, para Córcega y para Francia recibirlo”, dijo el jefe de Estado francés. Macron ofreció al Papa el libro oficial de la restauración de la catedral Notre Dame devastada por un incendio el 15 de abril de 2019, después de que el papa no asistió a la reapertura de la catedral la semana pasada, pese a la invitación que le hizo Macron.
Grand honneur pour tous les Catholiques de France comme pour tous les Français. Merci au Pape François pour sa visite historique en Corse. pic.twitter.com/6QUvCzpCeu
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) December 15, 2024
Francisco apareció relajado y energizado durante la visita de un día, justo dos días antes de cumplir 88 años, aún mostrando un moretón desvanecido de una caída hace una semana.
En una cumbre sobre la religión en la zona del Mediterráneo, el pontífice advirtió contra las variedades de espiritualidad que “buscan el engrandecimiento propio alimentando polémicas, estrechez de miras, divisiones y actitudes exclusivistas”. El Papa instó a los sacerdotes católicos a protegerse de los grupos espirituales que avivan las divisiones políticas.
“Los pastores de la Iglesia están llamados a estar vigilantes, a ejercer el discernimiento y a estar constantemente atentos a estas formas populares de religiosidad”, dijo el Papa. Francisco, en su tercer y probablemente último viaje al extranjero de 2024, no nombró a ningún grupo religioso concreto. Córcega, como gran parte de Francia, tiene una larga historia de asociaciones católicas laicas, conocidas como cofradías que suelen centrarse en asuntos espirituales, pero a veces desempeñan un papel en la política local.
Varias veces se desvió de su homilía preparada durante la misa en el exterior de La Place D´Austerlitz, comentando en un momento que nunca había visto tantos niños como en Córcega, excepto, agregó, en Timor Oriental en su reciente gira asiática. “Hagan hijos”, imploró. “Serán su alegría y su consuelo en el futuro”.
Previamente, en declaraciones al cierre de una conferencia mediterránea sobre religiosidad popular, el papa Francescu, como se le llama en corso, describió un concepto de secularidad “que no es estático y fijo, sino evolutivo y dinámico”, que puede adaptarse a “situaciones imprevistas” y promover la cooperación “entre autoridades civiles y eclesiásticas”.
En comentarios improvisados, el papa relató su experiencia como asistente a un festival en el norte de Argentina antes de su pontificado donde presenció la importancia de la religiosidad popular para los fieles “que busca una complicidad saludable”.
El Papa pasó unas nueve horas en Ajaccio, la capital de Córcega. Después de asistir a la conferencia, celebró una misa al aire libre con lo que el Vaticano estima que fue una multitud de 15.000 católicos. También se reunió 40 minutos con el presidente Emmanuel Macron. Los tópicos en los que se centró su encuentro fueron las crisis mundiales como las guerras en Medio Oriente y Ucrania y cuestiones relacionadas con el medio ambiente y el cambio climático, dijo la oficina de Macron.
Durante la bendición tradicional del domingo, el papa ofreció oraciones de paz para los territorios palestinos, Israel, Líbano, Siria, así como para el pueblo de Ucrania y Rusia a quienes llamó “primos, hermanos”. “La guerra siempre es una derrota”, dijo.
Visitar lugares que a menudo no atraen la atención internacional forma parte de la política de Francisco de destacar a las personas y los problemas de lo que él llama las “periferias” del mundo. En sus 11 años de papado aún no ha visitado la mayoría de las capitales de Europa Occidental, incluida París.
Francisco estuvo acompañado en el estrado por el obispo de Ajaccio, el cardenal Francois-Xavier Bustillo, quien organizó la conferencia que reunió a unos 400 participantes de España, Sicilia, Cerdeña y el sur de Francia. La reunión de dos días examinó expresiones de fe que a menudo ocurren fuera de las liturgias formales, como procesiones y peregrinaciones.
A menudo específicas de los lugares donde se practican, las formas de religiosidad popular en Córcega incluyen el culto a la Virgen María, conocida localmente como la “Maddunuccia”, que según la creencia local protegió a la isla de la peste en 1656 cuando aún pertenecía a Génova.
Córcega se destaca del resto de la Francia secularizada como una región particularmente devota, con 92 cofradías, o asociaciones laicas dedicadas a obras de caridad o religiosas, con más de 4.000 miembros. “Significa que hay una colaboración hermosa, madura, adulta y responsable entre las autoridades civiles, alcaldes, diputados, senadores, funcionarios y autoridades religiosas”, dijo Bustillo a The Associated Press antes de la visita. “No hay hostilidad entre ambos. Y eso es un aspecto muy positivo porque en Córcega no hay hostilidad ideológica”.
Córcega es hogar de más de 340.000 personas y ha sido parte de Francia desde 1768. Pero la isla también ha registrado violencia independentista y tiene un influyente movimiento nacionalista, y el año pasado Macron propuso otorgarle autonomía limitada.
Agencias AFP, AP y Reuters