Pakistán suspende los servicios ferroviarios en el suroeste tras el ataque letal a una estación

QUETTA, Pakistán (AP) — La agencia ferroviaria de Pakistán suspendió el lunes todos los trenes con origen y destino en una provincia suroccidental inestable donde un atentado suicida en una estación de tren mató a 26 personas, el fin de semana, incluidos soldados y personal ferroviario.

Los servicios de tren estarán suspendidos durante cuatro días por razones de seguridad, según un comunicado de Ferrocarriles de Pakistán.

El ataque reivindicado por el Ejército de Liberación Baluchi golpeó el sábado la estación en la ciudad de Quetta, la capital de la provincia de Baluchistán. Al menos 62 personas resultaron heridas en el atentado, según las autoridades.

El gobierno provincial también declaró un período de luto de tres días en solidaridad con las familias de las víctimas, anunció que se había reforzado la seguridad y prometió responder “con toda la fuerza” a los separatistas, según Sarfraz Bugti, el ministro principal de la provincia.

Bugti habló después de reunirse con el ministro del Interior, Mohsin Naqvi, quien viajó a Quetta el domingo para ser informado sobre la situación. La oficina de Naqvi dijo en un comunicado que las autoridades “tomarán medidas decisivas para aplastar a los terroristas” y apoyar al gobierno local de Baluchistán para combatir “la plaga del terrorismo”.

Los servicios de tren son una parte importante de la economía de Baluchistán, donde cientos de personas viajan desde y hacia Quetta a otras partes del país todos los días. Los trenes también transportan alimentos y otros artículos.

El ataque del sábado ocurrió cuando unos 100 pasajeros esperaban que un tren saliera de la estación de Quetta hacia la ciudad fortificada de Rawalpindi, según la policía. En su reivindicación, el grupo separatista dijo que tenía como objetivo a las tropas paquistaníes.

El ataque fue el más mortal desde agosto, cuando los separatistas mataron a más de 50 personas en múltiples ataques coordinados contra autobuses de pasajeros, policías y fuerzas de seguridad en todo Baluchistán.

La región, rica en petróleo y minerales, es la provincia más grande pero también la menos poblada de Pakistán. Concentra a buena parte de la minoría étnica baluchi del país, cuyos miembros dicen enfrentar discriminación y explotación por parte del gobierno central.

Baluchistán ha sido durante años escenario de una insurgencia prolongada, con ataques de distintos grupos separatistas dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad en su lucha por la independencia. También hay otros grupos armados activos en la provincia.

Los separatistas han señalado como objetivo adicional a los ciudadanos chinos que trabajan en Pakistán como parte de la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, un plan multimillonario de Beijing para construir plantas de energía, carreteras, ferrocarriles y puertos en todo el mundo. El proyecto es una pieza importante de los esfuerzos de China para ganar influencia global.

El mes pasado, un atacante suicida enviado por el BLA atacó un convoy con ciudadanos chinos fuera del aeropuerto más grande del país en la ciudad portuaria de Karachi, donde mató a dos trabajadores chinos e hirió a otras ocho personas. Las autoridades afirman que han arrestado al ideólogo de ese ataque en una redada en Baluchistán.

Ziaul Hassan, ministro del Interior en la provincia sureña de Sindh, informó a los periodistas el lunes que la policía también arrestó a otros tres sospechosos, incluida una mujer, por su participación directa en el ataque de Karachi.

Identificó al presunto ideólogo sólo como Javed, sin explicar si ese era su nombre real, un pseudónimo o por qué no proporcionaba un nombre completo. Hassan también dijo que se planeaban más arrestos y que la policía tuvo ayuda de imágenes de cámaras de seguridad en su investigación.

Según el ministro, el automóvil utilizado en el ataque del 6 de octubre llegó a la ciudad desde la provincia de Baluchistán. Hassan dijo que la investigación sobre el tiroteo de de la semana pasada que hirió a dos trabajadores chinos en una fábrica textil en Karachi seguía en marcha.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.