Con la paciencia agotada. ¿Cómo explicar el fracaso en la primera mitad de los Marlins en el 2024?

En el mundo de los agujeros negros, un mínimo rayo de luz se convierte en un espejismo de esperanza.

Dentro del desastre que ha sido la primera mitad de temporada de Miami, se trata de buscar algo a lo cual aferrarse, pequeñas cosas a veces sin importancia, como eso de “que gran brazo tiene Dane Myers, que duro tira desde los jardines’’.

Tan grande es el marasmo de este equipo que hasta Myers y su luminosidad son tragados por la mala suerte o la estupidez. Cuántas veces se ha visto que un gesto violento producto de una decisión arbitral termina en una lesión indeseada.

Así, de esta manera, Myers se fracturó el tobillo izquierdo al patear la puerta de un cluhbouse en Cincinnati y estará fuera unas ocho semanas para sumarse al rosario de lesiones y lamentos que han soportado los peces desde que se diera la voz de play ball en el 2024.

CLAVES PARA ENTENDER LO QUE ESTÁ PASANDO

¿Cómo explicar este cataclismo beisbolero? No se niega que pasan cosas increíblemente tontas como la de Myers, pero esto va mucho más allá y se podrían señalar problemas desde la era de Derek Jeter en el manejo de la granja y de los talentos vigentes en ese momento, a la salida de Kim Ng, a la renuncia de Skip Schumaker a la opción en su contrato para explorar la posibilidad de mantenerse una temporada más.

Todo fue una noticia negativa tras otra, de esas que no advierten la oscuridad a primera vista, pero siembran la duda y cosechan la derrota más adelante. Lo que se tenía como un pilar sobre el cual construir como la clasificación a los playoffs en el 2023 fue arrancado casi de cuajo.

Desde la primavera se nos decía desde el club que la versión que venía era igual o superior a la pasada, que tener la campaña completa a Jake Burger y Josh Bell sería más que suficiente para suplir la ausencia de peloteros que se fueron como Jorge Soler y Yuli Gurriel.

Nos decían que Tim Anderson estaba listo para una contienda de renacimiento, después de haber tenido varas actuaciones dudosas y que no hacía falta buscar nada más en el mercado.

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Se trajo un receptor como Christian Bethancourt que luego fue designado para asignación.

UN PUNTO DE QUIEBRE

Demasiadas promesas para tan poca realidad, pero el verdadero punto de quiebre vino con el cambio de Luis Arráez estructurado por el nuevo presidente de operaciones de béisbol y de facto sustituto de Ng, Peter Bendix.

El campeón defensor del título de bateo fue llevado a San Diego y uno podía palpar el desánimo en los peloteros. Una cosa es que te vayas a fines de julio. Otra muy diferente es que te trasladen a principios de mayo.

Se sabía que volver a los playoffs iba a ser muy complicado, pero el canje de Arráez resultó la confirmación tempranera de lo inevitable. Después ya nada fue igual es como si se dijera en el ambiente: “si a este jugador que es una estrella lo cambian sin que les tiemble el pulso, qué queda para los demás’’.

No todo ha sido, claro está, fruto de la mala suerte o de pésimos cálculos.

Eury Pérez se rompió el ligamento colateral cubital, uniéndose a Sandy Alcántara entre los sometidos a cirugía Tommy John. Jesús Luzardo, Braxton Garrett y Edward Cabrera se han visto atenazados entre lesiones y bajos rendimientos. Trevor Rogers da un paso adelante y otro en reversa.

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La ofensiva malvive en los sótanos, con el agua al cuello. Jazz Chisholm tiene sus momentos, Bryan de la Cruz los tiene, Jesús Sánchez los tiene, pero no se puede decir que ninguno, ni sumando a Bell y Burger, han creado de manera individual o colectiva una dinámica que genera temor en los enemigos. Todos están desprotegidos Los pitchers rivales atacan temprano y lo hacen sin miedo.

SI LA PRIMERA FUE DURA, ESPERA LA SEGUNDA

A nadie debe sorprenderle que los peces presenten balance de 33-63 y que se encuentren a 29 juegos del primer lugar en la División Este. Guarden estos números para establecer una especie de comparación cuando se cante el último out del 2024, pero que nadie espere un timonazo hacia mejores horizontes.

Ya se acerca la fecha final para cambios directos en las Mayores y probablemente Tanner Scott y quizá Chisholm vistan nuevos uniformes, mientras el resto quede condenado a cumplir un calendario que será cada vez más tedioso y descolorido.

Es muy pronto para saberlo, pero la lesión de Myers y la potencial partida de Chisholm abran la puerta para alguien de esas Ligas Menores -¿Víctor Mesa Jr. tal vez?- que de acuerdos con varios expertos es de las más desabastecidas y menos talentosas del momento. Aquí no hay caballería que venga al rescate ni ahora ni en el futuro inmediato.

Lo de la granja es responsabilidad de Jeter y no de Bendix, pero no se puede ganar de manera consistente pensando encontrar diamantes entre carbones.

Tiene buenos números, pero no es suficiente. ¿Qué necesita el Misil Cubano para soñar con el Salón de la Fama?

No todos los días se firma a un Miguel Cabrera, ni se encuentra un Miguel Ozuna. No todos los días se tiene a un Arráez y se le deja ir porque no es ese pelotero de poder. La más fácil es sustraer, cuando lo ideal sería sumar y rodear.

Paciencia, dijo Jeter. Paciencia, repite Bendix. Paciencia es una palabra demasiado manoseada por estos lares. Paciencia habrá que encontrar para seguir aguantando hasta que termine esta temporada. Si algo bueno hay es que la paciencia ya se agotó hace rato.