El oscuro pasado del exgeneral que se perfila como vencedor de las elecciones en Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo
Hubo un tiempo en que la sola mención del nombre de Prabowo Subianto generaba temor en la mayoría de los indonesios.
Pero ahora los votantes jóvenes parecen estar encantados con el hábil cambio de imagen del ministro de Defensa, quien cosechó decenas de miles de votos en las elecciones presidenciales realizadas este 14 de febrero en las que se proyecta como el virtual ganador.
Un conteo rápido no oficial realizado por cuatro encuestadoras estima que Prabowo obtuvo 58% de los votos, cifra que le permitiría evitar una segunda vuelta al haber superado con holgura el 50%.
Este resultado que ha sido posible gracias al gran cambio de imagen de Prabowo, quien ha pasado de ser un excomandante de las fuerzas especiales, perseguido por acusaciones de abusos contra los derechos humanos y desapariciones, a un “tierno abuelo” retratado en miles de memes.
"Es mucho mayor, pero sabe conectar con mi generación", dice Albert Joshua, un seguidor suyo de 25 años, a la BBC.
Su aparente victoria, sin embargo, es motivo de preocupación entre activistas de los derechos humanos que temen que este general retirado termine debilitando las bases de la democracia en Indonesia, la tercera mayor democracia del mundo por número de electores.
Pero, ¿quién es Prabowo y por qué su aparente triunfo genera inquietud?
Del ejército a la política
Prabowo, de 72 años de edad, procede de una rica familia que por décadas estuvo ligada a la política en Indonesia, donde su padre -un reconocido economista- había sido miembro del gabinete de gobierno.
En 1957, cuando aún era niño, su familia se exilió en Europa donde pasó en torno a una década.
Después de regresar a casa, se unió al ejército y rápidamente ascendió en las filas hasta convertirse en capitán de las fuerzas especiales de Indonesia, los Kopassus.
Para entonces, Prabowo ya había sido acusado de violaciones de derechos humanos en Timor Oriental, donde había servido como miembro de este grupo élite.
Nunca se ha demostrado su papel exacto en las operaciones militares en Timor Oriental que se cobraron cientos de vidas y él niega las acusaciones. Pero la mancha turbia en su carrera permanece.
En 1983, se casó con una de las hijas del dictador Suharto, quien durante 32 años gobernó Indonesia con mano de hierro.
En 1998, cuando las protestas prodemocráticas amenazaban a Suharto, Prabowo se trasladó con sus tropas hasta la capital del país, pero no pudo impedir la caída del régimen.
En los últimos meses del gobierno de Suharto ocurrieron también algunos hechos que alimentan las acusaciones por violaciones a los derechos humanos de las que acusan a Prabowo: la unidad que él comandaba es considerada responsable del secuestro de 23 activistas, de los cuales uno murió, 13 permanecen desaparecidos y los 9 restantes afirman haber sido víctimas de torturas.
Prabowo niega todas las acusaciones y no ha sido condenado por ninguno de estos hechos.
Sin embargo, como consecuencia de este escándalo, él fue expulsado del ejército. Poco después se separó de su esposa y se exilió en Jordania.
Pero en 2008 regresó al país, fundó su propio partido político y se postuló tres veces a la presidencia, siendo derrotado dos veces por el ahora mandatario saliente Joko “Jokowi” Widodo.
¿Qué ha cambiado?
El “abuelo tierno”
Para estas elecciones, Prabowo transformó su apariencia: cambió las chaquetas saharianas de estilo militar por trajes por camisas de botones a cuadros o en colores claros.
También dejó el tono frecuentemente histérico de sus discursos y comenzó a hablar en un tono más suave y pausado, similar al de Jokowi, su antiguo rival que en 2019 lo nombró ministro de Defensa.
Durante la campaña usó intensivamente las redes sociales para acercarse a los votantes ante quienes se presenta como un “abuelo tierno” que ama a su gato Bobby. Además, en sus mítines suele hacer una suerte de paso de baile que se volvió viral.
Además, con su imagen se creó un personaje de caricatura regordete que se ha hecho muy popular en internet y que aparece en miles de afiches colocados en las calles.
“Ahora rara vez veo fotos reales de Prabowo”, dice Yoes C Kenawas, investigador de la Atma Jaya University.
Explica que ese nuevo “avatar” es visible en toda Indonesia. “Así es como han suavizado su imagen y, hasta ahora, ha sido muy exitoso”, agrega.
Más de la mitad de los 205 millones de electores del país son millennials o miembros de la generación Z, quienes adicionalmente constituyen una parte sustancial de los 167 millones de indonesios que usan redes sociales.
Como parte de su transformación, Prabowo también asumió la agenda de políticas de Jokowi, apostando por un desarrollo impulsado por la construcción de infraestructura y una política industrial que se basa en la explotación de las enormes reservas de níquel de su país.
Otro elemento clave es que nombró como su compañero de fórmula electoral a Gibran Rakabuming Raka, hijo mayor de Jokowi, lo que indirectamente vinculaba su candidatura con el muy popular presidente saliente.
Oscuro pasado, incierto futuro
La candidatura de este general retirado generó mucha preocupación entre los defensores de los derechos humanos, quienes señalan que él nunca ha rendido cuentas por el presunto secuestro y asesinato de estudiantes activistas prodemocracia en la década de 1990, ni por otros abusos.
La participación del exgeneral en pasados abusos contra los derechos humanos ensombreció su campaña, pero fue ignorada en gran medida por los votantes más jóvenes, que representan casi la mitad del electorado.
Él niega las acusaciones y no ha sido condenado por nada. Los activistas dicen que nunca ha sido responsabilizado por el presunto secuestro y asesinato de estudiantes activistas prodemocracia en la década de 1990, ni por otros abusos.
“Quiero preguntarle a Prabowo: ¿dónde está mi hijo? Si está muerto, dime dónde está su cuerpo. Si sigue vivo, ¿dónde está?”, dijo Paian Siahaan, padre de uno de los desaparecidos durante el régimen de Suharto, a la BBC.
Durante los últimos 17 años, las familias de los desaparecidos se han reunido cada jueves a las puertas del palacio presidencial en Jakarta para exigir respuestas por un suceso del que, principalmente culpan a Prabowo.
Prabowo siempre ha negado estar involucrado en eso, argumentando que era un chivo expiatorio.
Además, seis de los nueve sobrevivientes de los secuestros de 1998 trabajaron para la campaña de Prabowo o respaldaron su candidatura.
En todo caso, el militar retirado realizó su campaña apuntando estratégicamente a una generación que no tiene recuerdos de la era Suharto, a quien muchos reconocen por haber impulsado la modernización del país, pero que también fue un periodo marcado por una brutal represión.
Pero, 25 años después, los votantes jóvenes dicen que preferirían juzgar a Prabowo por cómo aborda el desempleo y el costo de vida. Ha prometido crear 19 millones de nuevos puestos de trabajo en los próximos cinco años.
La votante de la generación Z Rahayu Sartika Dewi dice que se siente atraída por los planes de Prabowo para desarrollar los sectores de energía renovable y agricultura. Ella calificó la campaña como "muy linda, divertida y accesible... no demasiado pesada como en años anteriores".
Obviamente, no todos están de acuerdo.
Una joven votante que pidió no ser identificada le dijo a la BBC que le aterrorizaba la posibilidad de una presidencia de Prabowo.
Dijo que ser “tierno” es una condición que difícilmente convierte en elegible a un político. “Si piensas que así es cómo debería ser un líder, entonces deberías elegir a un gatito”, apuntó.
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