Oropouche: un virus poco conocido se extiende por Sudamérica y podría saturar los sistemas de salud
Se multiplican los casos en países como Bolivia, Colombia, Perú o Brasil
Un patógeno poco conocido, el virus Oropouche transmitido principalmente por mosquitos jején (Culicoides paraensis), se ha convertido rápidamente en el foco de atención de los expertos en salud pública de América del Sur. En los últimos años la región se ha enfrentado a intensos focos de zika o chikunguya y, precisamente ahora, vive una de las más importantes epidemias de dengue registradas en la historia. No parece el mejor momento para que surja una nueva amenaza viral y eso es lo que preocupa a los investigadores que están siguiendo su evolución.
Solo en lo que va de año, Brasil ha notificado ya más de 8.000 casos, una cifra muy superior a los 836 casos registrados en 2023. Bolivia, Cuba, Colombia y Perú también han experimentado aumentos notables y, aunque la mayoría de los casos de fiebre de Oropuche son leves, “con síntomas como dolor de cabeza, dolores corporales, náuseas y sarpullido, el virus también es capaz de causar inflamación cerebral y problemas neurológicos más serios”. En todo caso, uno de los problemas más importantes de una posible epidemia, incluso con síntomas leves, es que podría saturar el sistema sanitario de muchos de los países involucrados.
El virus Oropuche se identificó por primera vez en 1955, en la aldea de Oropouche que le da su nombre, en Trinidad y Tobago. Poco después, en 1960, se detectó en una muestra de sangre de un perezoso enfermo en Brasil y, un año más tarde, algunas personas en Belém enfermaron de lo que se pensó que podría ser la primera fiebre provocada por este virus. Desde entonces se han contabilizado pequeños brotes en América Latina, muy localizados en la cuenca del Amazonas ya que allí, el virus circula entre primates, perezosos y pájaros.
En la actualidad existen factores decisivos, como la deforestación o la mayor circulación de personas entre áreas boscosas y urbanas, que podrían estar contribuyendo a la propagación. Desde principios del año 2000, el virus se ha está aventurando cada vez más fuera de su región endémica, y según la viróloga Socorro Acevedo, “lo que estamos viendo ahora es la crónica de un suceso ya anunciado”.
La principal preocupación es ese cambio de ambiente de una zona poco poblada hacia urbes con mayor concentración de habitantes. “Lo que más nos inquieta es la rápida expansión de una enfermedad que prácticamente estaba restringida a la Amazonia, que tiene una densidad poblacional muy baja, a zonas con una mayor densidad poblacional”, explica en Science el brasileño Marcus Lacerda, experto de enfermedades infecciosas en Fiocruz.
Los primeros casos del brote actual se detectaron en Roraima, un estado del norte de Brasil, a finales de 2022. Desde entonces, la enfermedad ha llegado a la populosa costa este de Brasil, incluidos los estados de Río de Janeiro, Santa Catarina, Bahía, y Minas Gerais. Algunos pacientes habían viajado a la región amazónica, pero otros no, lo que significa que el virus ahora está circulando localmente. De hecho, es probable que las cifras estén subestimadas: los síntomas de Oropouche se parecen a los de otras enfermedades, como el dengue o el zika, y una infección sólo puede confirmarse mediante la reacción en cadena de la polimerasa o pruebas de anticuerpos.
Por eso Brasil está intensificando la vigilancia. En el pasado, sólo los laboratorios de la región amazónica realizaban pruebas para detectar la enfermedad, pero en enero el país decidió analizar el 10% de las muestras de pacientes de todo el país cuyos síntomas coinciden con la fiebre de Oropouche pero dan negativo en Zika, chikungunya y dengue. La Organización Panamericana de la Salud ha instado a otros estados miembros a intensificar también la vigilancia y ha organizado talleres formativos para capacitar a investigadores y médicos de todo el continente sobre cómo diagnosticar la enfermedad y realizar análisis genómicos del virus.
Los mosquitos representan el principal vector de enfermedades infecciosas de todo el planeta y se estima que son responsables de más de 750.000 muertes cada año. El calentamiento global y la deforestación están influyendo negativamente en la aparición de nuevas epidemias. Las temperaturas cada vez más altas aceleran la maduración de los mosquitos, y el aumento de las precipitaciones y las inundaciones crean más agua estancada donde los insectos pueden reproducirse.
TAMBIÉN EN VIDEO:
La OMS declara al mpox como nueva emergencia de salud pública internacional
Referencias científicas y más información:
Moutinho, Sofia. «Little-Known Virus Is on the Rise in South America could overwhelm health systems». Science (2024), DOI:10.1126/science.adq8852.