Opinión: ¿Dónde está el Museo Smithsoniano para los latinos estadounidenses?
NUESTRAS HISTORIAS TODAVÍA NO TIENEN UN HOGAR PERMANENTE EN LA CAPITAL DE NUESTRA NACIÓN
La Explanada Nacional en Washington es donde juramentamos a los presidentes, marchamos a favor del cambio y aprendemos sobre la historia de Estados Unidos a través de monumentos y los museos del Instituto Smithsoniano. Aun así, a pesar de que los latinos han ayudado a moldear esta gran nación, nuestras historias no tienen un hogar permanente en la capital de nuestra nación.
En 1994, un grupo de trabajo esbozó las maneras en las que el Smithsoniano “casi por completo excluye e ignora a los latinos en casi todos los aspectos de sus operaciones”. Su informe, “ Negligencia intencionada”, brindó diez recomendaciones para mejorar, incluyendo que debería apoyar el desarrollo de un museo en la Explanada Nacional dedicado a honrar y preservar más de 500 años de historia y cultura de los latinos estadounidenses.
Fue hasta una década después, en 2003, que los líderes comunitarios, empresariales y congresionales comenzaron a trabajar con activistas como los Amigos del Museo Nacional de los Latinos en Estados Unidos para establecer un museo Smithsoniano con esa finalidad. Tenían la intención de que complementara a los otros, como el Museo National de Historia y Cultura Afroestadounidense y el Museo Nacional del Indígena Americano.
El Museo Afroestadounidense demuestra lo poderosos, y necesarios, que son los monumentos a todos los aspectos de nuestra historia. En sus primeros dos años, más de tres millones de personas lo visitaron. El museo ilustra cómo la experiencia negra es una historia estadounidense fundamental. También demuestra que una sociedad público-privada puede financiar un museo de manera enormemente exitosa y es el mismo modelo esbozado en una legislación federal que se aprobó hace poco para el desarrollo de un Museo Nacional de los Latinos en Estados Unidos.
Los latinos son una parte integral de la economía y la prosperidad del país. Trabajan en industrias consideradas esenciales como el empaquetado de carne, así como los sectores avícola, sanitario y de servicios de cuidado a personas mayores que están entre las razones principales por las que los latinos se han visto afectados de manera desproporcionada por la pandemia. Han servido en el Ejército de nuestra nación, desde la guerra de Independencia hasta la actualidad. También hay innovadores, emprendedores y líderes políticos que han defendido los derechos civiles y definido políticas públicas.
Con demasiada frecuencia, estos acontecimientos están ausentes en nuestros libros de historia, salones de clases y museos. Cuando no tenemos el panorama completo de nuestra historia, perdemos de vista la identidad de nuestra nación. Un museo dedicado a la historia y la cultura de los latinos en Estados Unidos reconocería a las generaciones de latinos y latinas que han contribuido a este país y ampliaría nuestro entendimiento de cómo luce el Estados Unidos del siglo XXI.
La necesidad de este museo no se puede exagerar, sobre todo ahora. Los latinos son el segundo grupo étnico y racial más grande en el país y aun así nuestra diversidad y complejidad siguen siendo incomprendidas. La elección presidencial de este año subrayó el papel significativo que los votantes latinos desempeñan en nuestra democracia y cualquier otro aspecto del bienestar colectivo de la nación. Ahora que los comentaristas políticos intentan entender el comportamiento del voto latino, esto nos recuerda que es a través de nuestras historias y experiencias compartidas que los estadounidenses se entienden mejor el uno al otro e, idealmente, se unen.
En 2005, redactamos y promovimos la Ley del Museo Nacional de los Latinos en Estados Unidos, en la Cámara de Representantes y el Senado, junto con el entonces representante Xavier Becerra, ahora fiscal general de California, y el exsenador Mel Martinez. La ley establecería el primer museo nacional de historia de los latinos en Estados Unidos.
El 27 de julio, la Cámara de Representantes aprobó una propuesta de ley mediante un voto unánime, con una supermayoría de 295 copromotores bipartidistas. Ahora nos encontramos en un momento crítico en nuestro recorrido.
En las últimas semanas de este Congreso, el Senado ha aprovechado una oportunidad de oro para demostrar su compromiso de valorar y representar de manera adecuada la historia estadounidense al pasar la Ley del Museo Nacional de los Latinos en Estados Unidos de su cámara hacia el escritorio del presidente, con una audiencia del comité programada para el martes.
Ahora tenemos una oportunidad de unir a la nación al sacar a la luz nuestra historia estadounidense compartida. Ya ha pasado mucho tiempo, por lo que es hora de hacer lo correcto y convertir al Museo Nacional de los Latinos en Estados Unidos en una realidad.
This article originally appeared in The New York Times.
© 2020 The New York Times Company