Olvidarse de uno mismo: ¿Por qué hay gente que no recuerda su nombre ni su vida?
Un halo de misterio cubre las historias de los que aseguran haber perdido la memoria de tal manera que llegaron a olvidarse de sí mismos.
La fascinación por los casos de amnesia y fuga disociativa comenzó el siglo pasado, cuando la escritora Agatha Christie desapareció durante 11 días el 3 de diciembre de 1926.
La novelista de 36 años estaba sentada en su mecedora cuando repentinamente se levantó, subió las escaleras y se despidió con un beso de su hija Rosalind, que en ese momento tenía siete años.
Volvió a la planta baja de su casa en Sunningdale, Berkshire, a unos 40 kilómetros al suroeste de Londres, se montó en su vehículo y se desvaneció sin dejar rastro. La policía encontró su coche abandonado días después.
Miles de ingleses participaron en la búsqueda de Christie, quien ya era una celebridad por el éxito de sus novelas, hasta que el 14 de diciembre fue encontrada en un pueblo en el norte de Inglaterra, a unos 339 kilómetros de su casa.
Christie aseguró que no recordaba nada de lo ocurrido y nunca habló en público del incidente que podría haber dejado perplejo al mismo Hércules Poirot, el astuto detective belga que protagoniza sus relatos de ficción.
La investigación policial concluyó que la escritora condujo a Londres pero se accidentó en el camino, tomó un tren hasta Harrogate, donde se hospedó en el Swan Hydro, un lujoso spa conocido por sus baños de vapor. Lo curioso es que pudo pasar desapercibida porque se registró como Theresa Neele, el nombre de la amante de su esposo, el coronel Archibald Christie.
Los doctores determinaron que Christie sufrió una amnesia provocada por una depresión que empeoró con la muerte de su madre y las infidelidades de su marido.
Sus detractores nunca creyeron la versión médica y la acusaron de mentir para crear un boom publicitario para sus novelas policíacas o para vengarse por los amoríos del ex piloto de la Primera Guerra Mundial, de quien se divorció años más tarde..
El biógrafo Andrew Norman apoya la tesis de la amnesia al señalar que su incapacidad de reconocerse a sí misma en los diarios pudiera ser una señal de un estado de “fuga” o trance psicogénico.
¿Por qué hay gente que olvida su nombre y su vida?
Disociar significa separar, desconectar. Una persona con un trastorno disociativo desconecta de manera involuntaria sus recuerdos de sus pensamientos y emociones. Eso significa que la persona escapa de su realidad al borrarla de su memoria.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV explica que dentro de los trastornos disociativos se encuentra la amnesia, la fuga, el trastorno de identidad y la despersonalización.
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“La amnesia disociativa se caracteriza por una incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario”, dice el DSM-IV.
Pero la fuga tiene un componente adicional. La persona se aleja de su hogar, de su trabajo y emprende un viaje repentino sin un destino específico. Al alejarse no recuerda su pasado ni su identidad, asume una nueva vida y empieza de cero en otro lugar.
En ocasiones las personas que sufren fugas disociativas deambulan sin rumbo unas pocas horas o recorren miles de kilómetros por diferentes países durante años.
Pasan desapercibidos porque su comportamiento no es patológico. Los que asumen una nueva identidad y una nueva residencia “realizan actividades sociales complejas que estén bien integradas y que no sugieren la presencia de un trastorno mental”, señaló el texto referencial de la salud mental.
Hay dos síntomas que diferencian una fuga de los otros desórdenes disociativos. El primero es que las fugas perturban y borran el sentido de la identidad personal. El segundo es que sienten una necesidad imperiosa de huir de sus vidas.
Según la Clasificación Internacional de las Enfermedades y Trastornos relacionados con la Salud Mental CIE-10 todas las personas que sufren de fuga disociativa también padecen amnesia. La mayoría de los casos ocurren en adultos jóvenes.
Aunque hay personas que simulan estados de fuga para escapar de problemas legales o económicos, los expertos aseguran que se trata de un fenómeno real y más común de lo que se cree.
La primera descripción de la fuga disociativa la realizó el psiquiatra fránces Philippe Tissié, al estudiar el caso de un “turista patológico” que llegó a su hospital en Bordeaux. Jean-Albert Dadas fue un obrero que desertó del Ejército Francés en 1881 y viajó a pie en una especie de trance durante 5 años por Europa. Pero no guardaba ningún recuerdo de lo ocurrido. Sólo lo impulsaba un intenso deseo de andar.
Luego del tratamiento, Dadas se casó, tuvo una hija pero su esposa murió de tuberculosis y la niña fue dada en adopción. Después de esa trágica pausa, reanudó su vida de caminante amnésico hasta su muerte en 1907 cuando tenía 47 años.
El camino a Alaska
Jody Roberts era una astuta reportera de sucesos de 26 años que salió a trabajar una mañana de 1985 y nunca llegó a la redacción del Tacoma News Tribune, el diario de una pequeña ciudad ubicada el noroccidental estado de Washington.
Sus colegas siguieron algunas pistas pero desistieron poco después al sospechar que la joven periodista había decidido dejar su trabajo sin avisar para emprender un nuevo rumbo. Algunos sospecharon que había sido asesinada por un criminal expuesto en sus investigaciones periodísticas.
Memory loss or amnesia is something that still boggles the minds of many scientists today. In a peculiar story of amnesia, it’s still unknown what brought Jody Roberts to lose her memory and completely change her identity. https://t.co/db04RaORO3 #neurostud
— Sarah Bostic (@sarah_bostic7) 13 de abril de 2018
Cinco días después de dejar su casa, Roberts llegó a un centro comercial de la ciudad de Denver, en el estado de Colorado, sin recordar su nombre ni su pasado. Las autoridades policiales la interrogaron pero no lograron vincularla con la chica desaparecida poco antes a 2.200 kilómetros de distancia.
Roberts se cambió el nombre a Jane Dee y comenzó una nueva vida en Alaska, donde se casó, tuvo 4 hijos y se destacó como diseñadora web. Un ex compañero de trabajo la identificó en unas fotografías publicadas en los medios en 1997 y le avisó a la policía, que desempolvó el caso y estableció que Jane era en realidad la Jody.
Aunque Jody se alegró de reencontrarse con sus padres, nunca pudo recordarlos.
Huir al agua
Hannah Upp era una maestra de 23 años cuando desapareció por primera vez en pleno Manhattan en septiembre de 2008. Salió de su apartamento pero dejó su cartera, donde tenía su identificación, teléfono móvil y su billetera.
Las cámaras de seguridad reconstruyeron parte de su deambular por la ciudad de Nueva York después de que fue encontrada flotando boca abajo por el capitán de un ferry cerca de la Estatua de la Libertad. Tenía hipotermia y lesiones en la piel por pasar muchas horas en el agua pero estaba viva.
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Upp no recordaba nada de los días en que estuvo desaparecida. “Pasé de salir de casa para hacer ejercicios a estar en una ambulancia. Es como si hubieran pasado 10 minutos, pero fueron casi 3 semanas”, dijo la educadora en una entrevista a The New York Times.
Dos años después se fue de la Gran Manzana para trabajar como voluntaria en un retiro cuáquero en Filadelfia.
Luego se empleó como maestra de una escuelas Montessori en Maryland, donde desapareció de nuevo durante dos días una mañana de septiembre de 2013 un día después de iniciar el año escolar.
Sus pertenencias fueron encontradas cerca de un pequeño arroyo a las afueras de la ciudad luego de recuperar la memoria y pedir ayuda a un extraño para llamar a su madre.
ICYMI: @mcpnews officers are searching for 28-year-old Hannah Upp, who went missing Tuesday. http://t.co/GNamtbqbaL pic.twitter.com/HEg6FJAjkg
— ABC 7 News – WJLA (@ABC7News) 4 de septiembre de 2013
Meses después se mudó a Saint Thomas, una paradisiaca isla en el Mar Caribe.
La aparente incapacidad de Upp de establecerse en un mismo lugar es una característica de algunos pacientes con fuga disociativa.
El director médico del Programa de Desórdenes Traumáticos en el Hospital Sheppard Pratt, Richard Loewenstein, dijo a The New Yorker que la psiquiatría y la psicología moderna “no prestan demasiada atención al yo o a las complejidades de la subjetividad”.
El especialista explicó que esos pacientes tienen la cualidad de escapar de cualquier cosa que le preguntes. “Si intentas detenerlos y pedirles que se queden en un lugar, se van, desaparecen”.
Septiembre de 2017 no fue un buen año para la isla de Saint Thomas. El 6 de septiembre el huracán Irma, uno de los más huracanes más poderosos registrados en el Atlántico, devastó todo lo que encontró a su paso.
Upp relató a sus amigos que los destrozos eran tan grandes que le costaba reconocer la ciudad pero aseguró que no tenía ganas de partir. Afirmó que se quedaría para ayudar a sus alumnos en el proceso de reconstrucción, aunque al despedirse de un antiguo novio éste le pidió que partieran juntos.
Los amigos recuerdan que los días siguientes Upp se mostró distraída. El 14 de septiembre salió de su apartamento para nadar en una playa cercana antes de ir a trabajar al colegio.
Su ropa y las llaves del coche fueron encontrados en la playa. Luego las autoridades ubicaron su vehículo y su cartera. Allí también estaba su pasaporte, su teléfono móvil y billetera.
Upp, quien para entonces era una resistente nadadora de 32 años, no ha sido vista nunca más, en un territorio insular de 82 km2. La madre y los amigos de Upp creen que pudiera estar viva, aunque luego de su tercera desaparición la isla volvió a ser castigada por el Huracán María.
MISSING #StThomas #USVI: Hannah Upp, 32, last seen 9/14 Sapphire Beach.Has periodic amnesia. Details attached, call 911 if seen. PLS RETWEET pic.twitter.com/xGALlz9ZBF
— Emily (@esavin) 19 de septiembre de 2017