Unas islas en Nueva Zelanda, el único lugar en un mundo de pandemia donde no caben más turistas
Situadas a 800 kilómetros de la costa este de Nueva Zelanda y con un radio de 40 kilómetros, las islas Chatham (diez en total) habían sido hasta ahora un destino poco frecuentado por los turistas. Algo que ha cambiado con la pandemia del coronavirus. El cierre de fronteras en el país ha convertido a este archipiélago en un interesante y exótico destino de vacaciones para los visitantes nacionales que buscan alejarse del continente en busca de tranquilidad.
Un boom que ha sorprendido a los lugareños y a los encargados del turismo en la zona. Explican en la CNN que, en un mundo en pandemia en el que hoteles, aerolíneas y restaurantes hacen números continuamente acuciados por la caída de la demanda y los cierres obligados por las restricciones, llama la atención el éxito de las islas Chatham, donde han colgado el cartel de ‘todo vendido’ hasta mediados del próximo año.
Según el citado canal, en un año normal la temporada turística en este archipiélago donde en las dos islas pobladas viven alrededor de 700 residentes va de noviembre a marzo, que es cuando tiene lugar el verano en el hemisferio sur. Y durante este periodo de tiempo, la isla Chatham y la isla Pitt reciben entorno a 2.000 turistas.
Este año, sin embargo, está siendo inusual en muchos sentidos y especialmente en lo que al turismo se refiere. Jackie Gurden, gerente de este ámbito de las islas, ha comentado que la oferta de camas en el archipiélago esta entorno a las 150 si se incluye tanto la oferta hotelera como los albergues, casas de huéspedes y Airbnb disponibles. No hay ninguna libre hasta mediados de 2021. Hasta junio está todo reservado y acampar está prohibido.
Olvidada en condiciones normales por el turista nacional debido a su lejanía, parece ser que precisamente eso es lo que ha favorecido su éxito actual. Subirse a uno de los pocos vuelos semanales que opera Air Chathams y que conectan las islas con el continente parece ser una suerte de panacea para quienes quieren irse de vacaciones con la sensación de marcharse lo más lejos posible sin salir del país. Algo que ofrece, sin duda, este archipiélago. Además, con el aliciente de no tener que someterse la cuarentena que exigiría un viaje internacional.
La nuevas circunstancias derivadas de la pandemia del coronavirus propiciaron que el Tourism New Zealand, la junta nacional de turismo oficial del país, promoviese los viajes dentro del territorio convirtiendo a las Chathams en destino de moda convirtiéndola, haciendo la comparación, en algo así como la ‘Asturias neozelandesa’. En cuanto a lo que ofrece, paisajes de postal, una naturaleza exuberante, una colonia de focas de gran tamaño y algunas de las aves más raras del mundo.
Este repentino interés de los neozelandeses por el archipiélago es visto desde dentro como una oportunidad de reflotar una economía basada principalmente en la agricultura y la pesca y como una promesa de futuro para la población más joven, a la que no le queda otra opción que emigrar en busca de un futuro.
Gurden ha señalado a CNN que “no se trata de impulsar el crecimiento, se trata de gestionarlo. Hay una necesidad de crecimiento en el turismo para crear empleos para los jóvenes” al tiempo que advierte a los visitantes de que respeten el ecosistema local.
“Hay una resistencia en la isla a que los turistas entren a su espacio. El turismo se trata de venir y recibir, pero nos aseguramos de que haya una manera de retribuir”, apostilla. Lo dice, en parte, por los 25 dólares (15,38 euros) que debe pagar cada viajero y que se invierten en proyectos locales.