Otra noche horrible: los Yankees se acercan al abismo y los Dodgers comienzan a mover el champán a Nueva York

El primera base de los Dodgers de Los Angeles Freddie Freeman batea un jonrón de dos carreras en el primer inning ante los Yankees, en el tercer partido de la Serie Mundial celebrado el 28 de octubre de 2024 en Nueva York.

Esto sí que no lo esperaba nadie. De alguna manera se especulaba sobre la profundidad de los Dodgers, de la calidad de un hombre como Shohei Ohtani, junto a lugartenientes de lujo como Freedie Freeman y Mookie Betts, pero que Nueva York cayera en los primeros tres juegos de la Serie Mundial, ningún pronóstico lo contemplaba.

Y, sin embargo, así de mal van las cosas para los Yankees que el lunes en la noche fracasaron en su intento por romper el yugo de los Dodgers y cedieron por marcador de 4-2 el tercer Juego del Clásico de Octubre para colocarse a una victoria del campeonato.

Después de ceder dos encuentros en California donde tuvieron oportunidad de salir airosos, en esta ocasión el partido se inclinó de un solo lado debido a unos angelinos que aprovechan todo lo que les cae a mano y unos Mulos de Manhattan que han perdido el rumbo en cada decisión que toman, desde el uso de los lanzadores hasta el corrido de las bases.

Los dirigidos por Aaron Boone volvieron a hacer las cosas interesantes en el noveno cuando Alex Verdugo pegó un jonrón con un hombre en circulación, pero nuevamente la amenaza no pasó más allá de eso y todo apunta a que la suerte de esta serie está echada.

Para no perder la costumbre, Freeman sacó una bola del parque, pero este juego llevó la marca de Walker Buehler, quien se transportó a su forma más dominante, como la de aquel lanzador que durante varias postemporadas había dejado un promedio de carreras limpias de 2.95, antes de caer víctima de varias lesiones que pusieron en duda su carrera.

Los Dodgers confiaron en Buehler a pesar de que sus dos salidas en estos playoffs han sido muy contrastantes entre aquel que lanzó cuatro innings inmaculados ante los Mets y el que permitió seis carreras ante los Padres en San Diego.

En esta ocasión, sin embargo, Buehler fue todo lo que esperaba el manager Dave Roberts, y mucho más, al trabajar seis entradas de un dominio casi absoluto sobre unos Yankees que parecen hundirse cada vez más ante el paso de los días.

Baste decir que el primer imparable no se lo conectaron hasta la cuarta entrada cuando Giancarlo Stanton estrelló un batazo contra la cerca del jardín izquierdo para llegar cómodamente a segunda y firmar la primera amenaza real de los Bombarderos del Bronx en el encuentro.

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Pero hasta lo que parecía un buen momento de los locales se esfuminó de manera total cuando Stanton -un corredor extremadamente lento- fue puesto out en la goma al intentar anotar con otro imparable desde segunda con un tiro perfecto de Teoscar Hernández.

Los Yankees, por su parte, le dieron la pelota a Clarke Schmidt, pero esto no pudo hacer el trabajo al irse luego de 2.2 entradas y tres carreras admitidas con un cuadrangular de Freeman en el primero que encontró a Ohtani en el camino y un sencillo impulsor de Mookie Betts en el tercero.

Después de Schmidt comenzó un desfile de relevistas que generalmente no concedió problemas de envergadura hasta que Kike Hernández remolcó la cuarta de los visitantes en el sexto que puso un signo de preocupación en los miles de aficionados en el Yankee Stadium.

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Nueva York malgastó las pocas oportunidades de fabricar carreras, mientras que su principal estrella, Aaron Judge continuó su debilitado paso por la postemporada, especialmente en una Serie Mundial en la cual ha conectado un solitario hit y acumula siete ponches.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero de la manera en que los Yankees se muestran nada hace creer que una recuperación en toda la línea está en orden.

El final se acerca de manera cruel en el Bronx, pero en la otra costa ya alistan la celebración.