Nicolás González, hombre de selección y figura de Fiorentina: del desconsuelo en Qatar a un presente a puro gol
Fama, dinero, salud. Los futbolistas profesionales lo tienen todo... sin embargo, nada es lo que parece. Cuando ocurre un imprevisto, cuando el castillo de naipes se desmorona, se derrumban como cualquier sujeto convencional. Un golpe del destino los desnuda, los convierte en hombres de carne y hueso. Los humaniza.
Esa sensación destrozó a Nicolás González, el delantero de Fiorentina, el atacante que Lionel Scaloni había imaginado en el lugar de Angel Di María el 17 de noviembre de 2022, cinco días antes del debut de la Argentina en el Mundial. “Tras el entrenamiento de hoy, el futbolista Nicolás González sufrió una lesión muscular y quedará desafectado de la nómina mundialista. En su reemplazo, el cuerpo técnico convoca a Ángel Correa”, comunicó el twitter oficial de la selección. Un puñal, la confirmación.
El explosivo jugador surgido en Argentinos y simpatizante de River, sabía que no estaba nada bien. Como algunos otros soldados en una situación similar, prefirió seguir en la batalla. Un riesgo personal, una trampa colectiva. “Yo estaba en Qatar tres días antes de que arranque el Mundial y me lesioné. No quería volverme a Italia, quería quedarme con ellos. Entonces lo primero que se me cruzó por la cabeza fue ir a hablar con Leo Messi para que me dé una mano. Leo me dio su palabra, me dijo que me quede tranquilo, que iba a hablar”, contó, en una entrevista reciente.
La ayuda del crack mundial llegó en tiempo y forma. “Leo (Messi) lo había conseguido, le dijeron que sí, y estoy muy agradecido con él por eso. Yo estaba feliz, saltando de acá para allá, no me importaba nada el desgarro. Pero al otro día me llamaron de Fiorentina que tenía que ir a hacer la recuperación ahí; eso me liquidó”.
"PERDERSE un MUNDIAL es lo más DURO que puede pasar en la CARRERA de un FUTBOLISTA"
Nico González volvió a jugar con la Selección tras quedar afuera de Qatar, marcó un gol y recordó el duro momento que atravesó. pic.twitter.com/TPlN83EduX— TyC Sports (@TyCSports) March 29, 2023
Lágrimas de un hombre que estaba a pocos metros de alcanzar el sueño de su vida, sin el cartel de otros, todo a pulmón desde los días de ascenso en la Paternal, con el Gringo Heinze que le cambió la cabeza. Y el corazón. “Llamé llorando a mi vieja y le dije que me perdía el Mundial. Yo estaba con Alexis (Mac Allister, antiguo compañero en el semillero del mundo) en la habitación y no podía parar de llorar, fue un momento muy duro”, contó en el canal de youtube de Ezzequiel.
El seleccionado salió campeón mundial, con un Messi supremo. González, que volvió a Qatar para la final, festejó esa noche como un compañero, como un amigo. Como si fuera el hincha número 1. “Legué medio tocado al Mundial, pero jamás pensé que me podía llegar a desgarrar tanto. Perderse un Mundial es lo más duro que le puede pasar en la carrera a un futbolista. Fue un proceso duro, en el momento se te cruzan millones de cosas por la cabeza”.
Nicolás González tiene 26 años. Juega con la camiseta número 10 en Fiorentina, el noble equipo de la mágica ciudad de Florencia, en donde brillaron Daniel Passarella y, sobre todo, Gabriel Batistuta, que representa una estatua. Este jueves marcó un gol, en el triunfo por 3 a 2 sobre Cagliari, en el cierre de la Serie A. En la temporada 2023/2024, actuó en 42 partidos, convirtió 15 goles y estableció 5 asistencias.
Acumula 5 gritos en sus últimos 8 partidos, Viktoria Plzeň (República Checa), Sassuolo (2), Monza y Cagliari. Fiorentina acabó octavo, con 57 puntos y buscará coronar la campaña con el título de la Conference League, que se jugará este miércoles en el estadio de AEK de Atenas, frente a Olympiacos, también de Grecia.
La Fiorentina perdió durante la temporada pasada las dos finales que alcanzó: la Copa Italia ante Inter y la misma Liga de la Conferencia, frente al West Ham inglés.
La gente lo respeta, lo quiere. Lo admira. “Hay en todos nosotros un gran deseo de compensar esa decepción, queremos poner la guinda del pastel. En cuanto al futuro, quienes me conocen saben que soy feliz aquí, pero el fútbol es impredecible”, aclara.
En Argentinos hizo las inferiores, ascendió a primera división y disputó un par de partidos en los torneos locales. Fue convocado por Lionel Scaloni por primera vez en octubre de 2019, que le dio la posibilidad de ser titular ante Ecuador, en un amistoso disputado en Alicante que terminó en goleada argentina por 6 a 1. Se destacó con su nivel versátil en Stuttgart y pasó a Fiorentina después de la inolvidable Copa América del Maracaná.
Se desempeñó casi siempre como delantero, su puesto natural, aunque Scaloni lo utilizó también como volante ofensivo por la derecha, para jugar con su perfil invertido. “Tiene condiciones para hacer la banda. Tiene gol, centro... Es un jugador interesante. Puede ser una linda aparición. Esperemos que le vaya bien”, había analizado Scaloni en la conferencia de prensa previa a ese encuentro, en Alicante. Una apuesta del entrenador que, en el proceso de reconstrucción del equipo nacional, le vio pasta de grandeza. Por sobre Fideo, incluso. Di María, al final, fue decisivo en las finales de la Copa América y el Mundial. Qatar es un recuerdo traumático... y feliz. Todo en el mismo envase.
La próxima Copa América lo espera con los brazos abiertos. Su deseo es arribar a los Estados Unidos como campeón con la Fiore. Violeta y celeste y blanco, con la familia de fondo. “Si juego al fútbol es gracias a mi viejo, lo recalco en cada nota. Mi viejo y mi hermano. Desde chico quería jugar al fútbol y ellos me acompañaron. Todos tirando para adelante. Por ahí uno cuando es chico no se da cuenta de las cosas de tanto colectivo y tren para llegar al Bajo Flores, tres horas para ir y tres para volver. Uno cuando tiene 13 años no se pone en la cabeza los esfuerzos… Y por ahí iba al banco. Pero después se valora todo mucho más”, reflexiona. Cómo no valorarlo: se trata de un hombre de selección.