Los niños amputados de Gaza corren más riesgos sin atención especializada

Por Arafat Barbakh, Maggie Fick y Emma Farge

JAN YUNIS, Gaza, 4 ene (Reuters) - La pierna izquierda de Noor, de once años, fue arrancada casi por completo cuando una explosión sacudió su casa en Jabalia, Gaza, en octubre. Ahora es posible que tengan que amputarle la pierna derecha, en la que lleva una pesada barra de metal y cuatro tornillos perforados en el hueso.

"Me duele mucho (...) Tengo miedo de que tengan que cortarme la otra pierna", dice desde la cama del hospital, mirando fijamente su aparatoso dispositivo de fijación.

"Antes corría y jugaba, estaba muy contenta con mi vida, pero ahora que he perdido la pierna, mi vida se ha vuelto fea y me he puesto triste. Espero poder conseguir un miembro artificial".

Las autoridades israelíes han afirmado anteriormente que trabajan para minimizar los daños a la población civil. La unidad del portavoz militar israelí señaló lo que denominó la estrategia de Hamás de "explotación de estructuras civiles con fines terroristas", pero no hizo ningún comentario específico sobre los niños amputados.

Médicos y trabajadores humanitarios afirman que el colapsado sistema médico de Gaza no está en condiciones de ofrecer a los niños los complejos cuidados de seguimiento que necesitan para salvar sus huesos dañados, aún en crecimiento. Sólo un 30% de los médicos que trabajaban antes del conflicto lo siguen haciendo debido a las muertes, detenciones y desplazamientos, según la Organización Mundial de la Salud.

A finales de noviembre, más de 1.000 niños habían sufrido amputaciones de piernas, a veces más de una vez o en ambas piernas, según UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia, en un conflicto en el que, según las autoridades sanitarias de Gaza, casi una cuarta parte de los heridos son niños.

La falta de higiene y la escasez de medicamentos provocan más complicaciones y amputaciones en heridas ya existentes, y algunos pacientes podrían no sobrevivir, según los médicos.

"Muchos miembros que aparentemente se habían salvado, acabarán necesitando una amputación. Y muchas (personas con) amputaciones y miembros que pensamos que se han salvado pueden morir de las consecuencias a largo plazo", afirmó el Dr. Chris Hook, médico británico de urgencias de la organización benéfica MSF que regresó de Gaza a finales de diciembre.

MOSCAS Y PUTREFACCIÓN

El personal del Hospital Europeo de Gaza donde está siendo tratada Noor, que funciona al triple de su capacidad, no puede proporcionarle la nueva extremidad con la que sueña.

Incluso los analgésicos para ayudar a los amputados con dolor crónico se están agotando, dice el personal. Las moscas revoloteaban por la sala cuando la visitó un periodista de Reuters.

"Intento en la medida de lo posible facilitarles las cosas como enfermera, pero no importa lo que hagas, tienen graves problemas psicológicos, se sienten incompletos con mucho dolor", dijo la enfermera Wafa Hamdan.

El principal centro de prótesis del enclave, el hospital Hamad de la ciudad de Gaza, financiado por Qatar, fue cerrado hace semanas tras ser atacado por Israel, según las autoridades sanitarias de Gaza.

La unidad del portavoz militar de Israel no respondió inmediatamente a una petición de comentarios sobre el hospital Hamad.

Los niños con amputaciones relacionadas con la guerra necesitarán hasta una docena de intervenciones quirúrgicas en la extremidad cuando lleguen a la edad adulta porque el hueso sigue creciendo, afirman los expertos.

Pero incluso antes del conflicto había escasez de cirujanos vasculares y plásticos, dicen los médicos, y las autoridades sanitarias palestinas afirman que más de 300 trabajadores sanitarios han muerto desde entonces.

Aun así, Noor, cuya pierna derecha podría sobrevivir intacta, tiene más suerte que algunos niños cuyas extremidades fueron amputadas rápidamente por falta de tiempo o de experiencia médica, a veces sin anestesia.

"Por desgracia, muchas de ellas son realmente innecesarias", afirma Sean Casey, coordinador de los Equipos Médicos de Emergencia de la OMS.

Otras veces, la amputación es la única opción porque los niños heridos llegan al hospital días después de la lesión.

James Elder, portavoz de UNICEF, dijo haber visto a un niño cuya pierna izquierda herida había empezado a descomponerse porque llevaba más de tres días atrapado en un autobús debido a los retrasos en los controles militares.

La unidad del portavoz militar israelí dijo que se había realizado una investigación operativa para extraer lecciones inmediatas del incidente y que el caso se seguiría examinando.

"NADIE VIENE A VERLOS"

Aunque las autoridades sanitarias de Gaza no disponen de un recuento oficial, los médicos y los trabajadores humanitarios afirman que la cifra de 1.000 de UNICEF es exacta para los dos primeros meses del conflicto, pero es probable que se haya superado con creces desde entonces, lo que hace que las tasas de amputación de Gaza sean inusualmente altas en comparación con otros conflictos y catástrofes.

En Ucrania, donde los misiles también han alcanzado torres residenciales durante la invasión rusa, se conocen 30 casos de niños amputados, según la oficina del Defensor del Pueblo.

El cirujano británico-palestino Dr. Ghassan Abu-Sittah dijo que realizó seis amputaciones en Gaza en una noche. En una ocasión, tuvo que reabrir el muñón del muslo de un niño tras la amputación para limpiar el pus.

Hook, de MSF, también informó de que muchas personas regresaban a su clínica de Rafah con muñones infectados.

La presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, Mirjana Spoljaric, dijo que no podía olvidar las imágenes de niños, a menudo huérfanos, con múltiples amputaciones que yacían en las salas de los hospitales tras visitar Gaza en diciembre. "Además de las heridas que se ven y la falta de analgésicos, están allí tirados y nadie viene a verlos".

En algunos casos, como el de Ritash, una huérfana de Gaza de 10 años, hubo que volver a amputarle la pierna derecha más arriba y justo debajo de la rodilla después de que se le infectó, según la cooperante de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) Gemma Connell, que la conoció.

Una fotografía la mostraba con el ceño fruncido desde una silla de ruedas en el sucio suelo de un hospital, con el muñón sobresaliendo en el aire. "Creo que lo que he visto le rompería el corazón a cualquiera", dijo Connell.

(Reporte de Arafat Barbakh en Gaza, Maggie Fick en Londres y Emma Farge en Ginebra; reporte adicional de Nidal al-Mughrabi en El Cairo, Ali Sawafta en Ramallah, Gabrielle Tetrault-Farber en Ginebra, Yuliia Dysa en Gdansk, Emily Rose y James Mackenzie en Jerusalén; Editado en Español por Ricardo Figueroa)