Neandertales con lesiones olímpicas
Las características físicas de los neandertales se vieron muy desarrolladas debido a sus necesidades de caza y recolección. Sobrevivir en el pasado era el más duro de los entrenamientos. Y, como todo entrenamiento, no estaba exento de provocar lesiones.
Entre las ventajas físicas a las que debían aspirar se encontraban la resistencia, la velocidad, la fuerza, la coordinación y las habilidades motoras.
Pero también debían contar con otras habilidades deportivas como saber trabajar en equipo. Y tener gran capacidad de adaptación a tragedias y amenazas.
Este tipo de vida llevaba al desgaste del cuerpo y a lesiones repetitivas. La falta de tratamientos rápidos y eficaces contribuía a un envejecimiento acelerado, si lo comparamos con las recuperaciones actuales.
Y a todo ello había que sumar la posible disponibilidad de alimentos y agua dulce. Algo que no siempre era fácil ni equilibrado en el tiempo.
Lesiones de deportistas de élite
Más allá de patologías adquiridas por enfermedad o genética, los neandertales contaban con otras lesiones de tipo traumático, que pueden compararse con las que sufren deportistas de élite.
Dentro del boxeo profesional, las lesiones más comunes son las fracturas faciales, lesiones craneales y conmociones cerebrales. Muchas veces con daños en la visión. Precisamente, una de las lesiones que más ha ocupado los estudios óseos en neandertales son las craneales. Muchas de las que podemos encontrar en los restos fósiles nos hablan de la supervivencia de los individuos a pesar de la gravedad.
Las fracturas en huesos largos, articulaciones y costillas además de producirse en boxeo, también son frecuentes en el esquí, el snowboard y la escalada. Son parecidas a las que encontramos en el fémur del esqueleto La Ferrassie 1 y el peroné de La Ferrassie 2 y Tabun 1.
En algunos casos, tanto en deportistas como en neandertales, encontramos además lesiones óseas secundarias. Éstas son frecuentes en deportes de velocidad como el ciclismo, el esquí o el motocross. En los que las fracturas abiertas dan lugar a infecciones de tejidos blandos cercanos. En los neandertales de Shanidar I y La Ferrassie 1 encontramos este tipo de infecciones superadas.
Junto a las lesiones traumáticas, hay afecciones en huesos de neandertales con signos de osteoartritis, un trastorno articular común provocado por el envejecimiento y ruptura de la articulación. Es frecuente en atletas veteranos, especialmente en jugadores de baloncesto y en corredores. Y entre los ejemplos de neandertales con osteoartritis destacan los brazos de La Quina 5, Krapina, Feldhofer y Shanidar (I-IV).
La importancia de una boca sana
Otro tipo de patologías que comparten neandertales y deportistas olímpicos son las relacionadas con la salud dental. En 2028 un estudio sobre atletas de Reino Unido demostró que el 49 % tenía caries.
Las alteraciones bucales tuvieron y tienen un gran impacto negativo en la salud en general. Un ejemplo es el de Alan Campbell, un remero británico que sufrió un absceso en una muela, cuya infección se extendió teniendo que ser intervenido antes de los Juegos Olímpicos de Pekín (2008), donde quedó el quinto. En los de Londres (2012), ya recuperado, ganó el bronce.
La deshidratación y el estrés favorecen la sequedad bucal y un pH más ácido que daña la dentadura. A lo que habría que añadir posibles traumatismos, caries o abrasiones. Este tipo de lesiones se han hallado en un 75 % de 669 coronas neandertales analizadas. Y un ejemplo concreto de ello es el neandertal 1 de La Ferrassie.
Esta comparación entre las lesiones en neandertales y las deportivas en individuos de todos los niveles físicos, sexo y edad nos permite valorar su fortaleza física.
Recuperación física y psicológica
En los deportistas de élite, las lesiones obligan a interrumpir el entrenamiento. Y sabemos que la motivación puede acelerar la rehabilitación física y psicológica del atleta.
Sin embargo, cuando los neandertales sufrían lesiones, similares a las deportivas, ellos no podían parar. Las evidencias de lesiones curadas en fósiles son el testimonio más directo sobre cuidados humanos. Y cabe preguntarse si en esas condiciones aplicarían, además, cuidados emocionales.
Sabemos que usaban plantas medicinales con propiedades calmantes y antiinflamatorias. En un estudio publicado en 2012, liderado por la arqueóloga Karen Hardy, se demuestra que tenían capacidad para aplicarlas de manera muy diversa, incluso para la higiene bucal.
Nandy, heridas y resiliencia en comunidad
Uno de los neandertales con más lesiones “olímpicas”, sin duda, es Nandy (cueva de Shanidar, Irak). Presentaba un grave traumatismo en la cabeza que le hizo perder el ojo izquierdo. También varias fracturas curadas en el brazo derecho que terminaron en amputación y lesiones en la pierna derecha que quedó inútil.
La recuperación de Nandy debió ser muy lenta y dolorosa, por lo que para su cuidado debió trabajar todo el grupo. Una vez recuperado, se adaptó a las nuevas condiciones seguramente con una muleta que explica su desviación de columna.
Nandy vivió hasta los 40-50 años gracias a la solidaridad de su grupo. Y él mismo, a pesar de los dolores e importantes secuelas, contribuyó seguramente con tareas sencillas.
Cualquier recuperación física requiere de gran paciencia, pero también de apoyo psicológico y social. Dentro de un grupo nómada estar lesionado podía mermar la confianza en uno mismo y la socialización podía verse disminuida.
Por estos motivos, el trabajo en equipo, los cuidados y el acompañamiento en la convalecencia se convertía en algo fundamental para la supervivencia.
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Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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Cristina de Juana Ortín no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.