Narcos mexicanos extienden operaciones en Centroamérica pese a guerra frontal
Embaladas en llantas de furgones, avionetas, lanchas rápidas y hasta en submarinos, cientos de toneladas de cocaína pasan a Estados Unidos por Centroamérica, aunque en 2012 sólo 85 se decomisaron en esta empobrecida región, también usada para almacenar y procesar droga. En menos de 48 horas fueron incautadas esta semana más de dos toneladas en las costas de Panamá. Los carteles mexicanos, principalmente el de Los Zetas -el más sangriento- y el del Pacífico -una alianza entre el de Sinaloa y el del Golfo-, expandieron sus operaciones en el último año en Centroamérica asociados con narcotraficantes locales, sin inmutarse por la captura de cabecillas o de droga. Militares y policías con apoyo estadounidense decomisaron en 2012 unas 32 toneladas de cocaína en Panamá, 22 en Honduras, 15 en Costa Rica, 13 en Nicaragua, 3,5 en Guatemala y 380 kilos en El Salvador -sin costa caribeña-, según datos de cada país. Una cifra muy por debajo del enorme flujo que va de Sudamérica, sobre todo de Colombia -principal productor mundial de cocaína-, a Estados Unidos, el mayor consumidor. "Por Centroamérica se mueve un estimado de 900 toneladas anuales", por todas las rutas, especialmente por el Caribe hondureño, según cálculos del ministro de Seguridad de Costa Rica, Mario Zamora, dados a la AFP. Un informe del gobierno de Guatemala cifra en 600 las toneladas de cocaína que van de sur a norte, y agrega que el tráfico "genera anualmente más de 13.320 millones de dólares". "En la lucha regional cada país está llevando a cabo su cuota de esfuerzo y sacrificio", dijo este miércoles a AFP el director del Servicio Nacional Aeronaval de Panamá, Belsio González, quien comentó que la "creatividad" de los narcos es un reto constante. Por Centroamérica y México pasa, según informes de Washington, el 90% de la cocaína que consume Estados Unidos. Guatemala, que comparte con México casi 1.000 km de frontera selvática, y Honduras, sobre todo el Caribe, son los dos principales puntos de tráfico. Pero casi toda Centroamérica está mapeada de rutas y está desplazando a México como primer frente del tráfico, de acuerdo con un informe de la ONU. Centroamérica ha registrado además un creciente flujo de capitales del narcotráfico y de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas como anfetaminas. Varios laboratorios clandestinos, instalados por narcos mexicanos según las autoridades, fueron desmantelados en el noroeste de Guatemala, y en Honduras. En un caso muy sonado, el costarricense Alejandro Jimémez, supuesto autor intelectual del atentado en el que murió el trovador argentino Facundo Cabral en 2011, y el empresario nicaragüense Henry Fariñas fueron detenidos y acusados en Guatemala y Nicaragua de liderar redes de apoyo a carteles mexicanos con ramificaciones en toda Centroamérica. La semana pasada fueron condenados a 30 años 18 mexicanos detenidos en Nicaragua con 9,2 millones de dólares, quienes según investigaciones usaban la fachada de periodistas de la cadena Televisa para llevar y traer dinero y cocaína. Al estilo de las excentricidades de los capos mexicanos y colombianos, hace poco fue hallado en Honduras un arsenal que incluía un fusil AK-47 bañado en oro, incrustado con esmeraldas y diamantes. Según la Fiscalía, pertenecería a Los Zetas. En Honduras, con decenas de pistas clandestinas sobre todo en la caribeña región de Mosquitia, el crimen organizado infiltró escandalosamente a la policía. En toda Centroamérica los narcos buscan también comprar a jueces y fiscales, reconocen los gobiernos. Washington, que tiene a Centroamérica en la lista negra del narcotráfico, propugna una guerra frontal antidrogas, que según los gobiernos de la región ha fracasado. Según el informe 2012 de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), Centroamérica, que sufrió décadas de cruentas guerras civiles, es hoy la zona sin conflicto bélico más violenta del mundo, producto del narcotráfico en alianza con las pandillas. Cuerpos tirados en lotes baldíos, algunos decapitados -macabro método de los carteles de México-, aparecieron en Honduras en 2012; y en Guatemala hace poco fueron quemadas vivas una fiscal y otras seis personas por luchas territoriales entre Los Zetas y el cartel de Sinaloa, concluyen autoridades. Según la UNODC, Honduras tiene la tasa más alta de homicidios del mundo, 92 por cada 100.000 habitantes; El Salvador 69 -aunque una tregua entre pandillas redujo considerablemente los asesinatos-; Guatemala 39, Panamá 22; Nicaragua 13 y Costa Rica 10. Hasta el pequeño Belice sufre la locura de la violencia, con 42 homicidios por cada 100.000 habitantes. "Después de 50 años de guerra contra las drogas, hemos visto que los cárteles han crecido, la producción y el consumo han crecido también y los resultados no son los que estamos buscando", declaró este miércoles el presidente guatemalteco Otto Pérez en Davos, Suiza. Hace un año Pérez lanzó su controvertida propuesta de despenalizar la droga, rechazada de plano por Washington. Aunque tampoco contó con respaldo total de sus vecinos, hizo que Centroamérica alzara la voz para pedir una revisión de la estrategia y más recursos a Estados Unidos. Para el año fiscal 2013 el gobierno de Barack Obama propuso una baja de las ayudas que afecta a Centroamérica (de 100 a 86,2 millones de dólares). La ayuda "es casi nada" mientras Honduras y el resto de Centroamérica se han convertido en "nido del narcotráfico", critica el comisionado hondureño de Derechos Humanos, Ramón Custodio. Las armas y demás pruebas fueron encontradas en el departamento de Cobán, a 215 kilómetros al norte de Ciudad de Guatemala, cuando detuvieron a presuntos miembros del cártel mexicano de Los Zetas, acusados de estar implicados en el asesinato de un fiscal y otras 27 personas en Peten en mayo de 2011. Imagen distribuida por las Fuerzas Armadas de Honduras que muestra la lancha, en el departamento Gracias a Dios, de la región hondureña de La Mosquitia. Un presunto narcotraficante jamaicano murió en la operación. Según el informe 2012 de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), Centroamérica, que sufrió décadas de cruentas guerras civiles, es hoy la zona sin conflicto bélico más violenta del mundo, producto del narcotráfico en alianza con las pandillas.