¿De qué murió Lolita? Divulgan resultados de necropsia de la querida orca del Seaquarium

Lolita, la querida orca que realizaba espectáculos en el Seaquarium, parece haber muerto de vejez y múltiples enfermedades crónicas, según el resumen ejecutivo de su necropsia dado a conocer el martes por la tarde al Miami Herald.

Lolita murió el 18 de agosto a los 57 años. Su cadáver fue rápidamente embalado en hielo y trasladado a la Universidad de Georgia, donde se le practicó la necropsia el 19 de agosto.

En reportes iniciales, el Seaquarium citó una insuficiencia renal como causa de la muerte. Los documentos publicados por el Seaquarium el martes parecen confirmar esta conclusión.

“Los resultados de los análisis realizados indican que la muerte se debió a la progresión de múltiples padecimientos crónicos, algunos de ellos derivados de la edad”, escribió el Seaquarium en un comunicado de prensa.

La Dra. Judy St Leger, veterinaria con 20 años de experiencia trabajando con mamíferos marinos, realizó la necropsia. Descubrió que Lolita padecía “neumonía broncointersticial aguda y crónica y degeneración renal, y una afección crónica del corazón que implicaba la degeneración de las válvulas cardíacas”.

Pocos días antes de su muerte, Lolita fue declarada en excelente estado de salud por el veterinario que supervisaba su cuidado y por el director general de The Dolphin Company.

Amanda Brody, organizadora de PETA, dirige un homenaje póstumo frente a voluntarios, activistas y medios junto a un monumento improvisado durante una vigilia organizada por PETA para la orca Lolita, también conocida como Toki, afuera del Miami Seaquarium en Key Biscayne, Florida, el sábado 19 de agosto de 2023. Toki murió el viernes de una supuesta insuficiencia renal tras décadas de cautiverio desde que tenía cuatro años.

“Hace una semana vinieron los veterinarios. Estaba muy bien. El personal está desolado. Esto surgió de la nada”, dijo Pritam Singh, urbanizador de los Cayos y fundador de Friends for Lolita. “Pero no teníamos ni idea de que esto iba a ocurrir y por eso estamos tan sorprendidos como cualquiera”.

Dos de sus antiguas veterinarias en el Seaquarium dijeron el martes al Miami Herald que los resultados solo subrayaban sus críticas sobre el manejo de la salud de la orca. Dijeron que querían revisar más detalles además del resumen ejecutivo de la necropsia.

La Dra. Magdalena Rodríguez fue veterinaria en jefe del Seaquarium durante 23 años. Lolita fue el principal foco de su atención.

“Era vieja desde hace años, pero ¿qué medicamentos se le dieron y por qué subalimentar a una ballena vieja con problemas renales? Debería haber un reporte de necropsia más detallado. Más específico de los órganos y más cultivos”, dijo. “El mundo sabía que Toki era vieja, pero ¿qué la llevó al límite?”.

La Dra. Jenna Wallace trabajó con Rodríguez, y ambas se opusieron cuando se redujo la ingesta de comida de Lolita de 160 a 120 libras en 2021, advirtiendo que sufriría deshidratación. Seaquarium defendió la reducción de alimentos, diciendo que estaba en consonancia con la disminución en la cantidad de ejercicio que estaba realizando.

Las dos veterinarias también cooperaron con los inspectores de USDA que han criticado a Seaquarium en reportes anteriores por la mala calidad del agua, la comida podrida, el mal manejo de animales incompatibles y la subalimentación de los animales como castigo por un rendimiento insatisfactorio. Ambas veterinarias fueron despedidas en 2021 y afirman que perdieron sus empleos en Seaquarium porque actuaban como denunciantes.

“Como he declarado anteriormente en múltiples ocasiones durante los últimos dos años, creo que el recorte significativo de la dieta empeoró la enfermedad renal preexistente de Toki y la predispuso a la neumonía debido a la deshidratación. La natación rápida que era una ‘sesión de juego’ y otros videos recientes de su actividad fueron probablemente malinterpretados y eran en realidad agitación”, dijo Wallace. “Si combinamos su estado de agitación, la subalimentación, el estrés y nadar rápido, la gastritis pudo convertirse definitivamente en un problema”.

Wallace dijo que aún tenía muchas preguntas. “Creo que hay que investigar a fondo la muerte de Toki, los medicamentos, el personal y a los veterinarios”.

El grupo activista de los derechos de los animales PETA emitió el martes por la noche un comunicado en el que censuraba la vida de la orca en lo que describía como un cautiverio hacinado ante la negligencia reguladora. “Si el Departamento de Agricultura de Estados Unidos hubiera intervenido cuando PETA señaló por primera vez su minúsculo tanque como una violación del bienestar animal en 2012, Lolita podría haber disfrutado de más de una década en un santuario junto al mar”, decía el comunicado.

Tras la necropsia, los restos incinerados de Lolita fueron esparcidos en sus aguas natales en una ceremonia tradicional dirigida por líderes de la Nación lummi. Conocida por su nombre indígena de Sk’aliCh’elh-tenaut, la orca era considerada miembro de la tribu lummi.

Lolita estaba siendo entrenada para un posible traslado a sus aguas nativas en el noroeste del Pacífico. El plan, desarrollado por la organización sin fines de lucro Friends of Lolita junto con el Whale Sanctuary Project, consistía en transportar a la anciana orca a un corral marino en Puget Sound, donde fue capturada de la manada en 1970. Jim Irsay, propietario de un equipo de la la NFL, se comprometió a ayudar a financiar el traslado por valor de entre $15 millones y $20 millones, pero reconoció que había que superar muchos obstáculos, como la obtención de varios permisos estatales y federales.

La orca Lolita, aquí alimentada por uno de sus entrenadores, vivía en un tanque del Miami Seaquarium desde 1970.
La orca Lolita, aquí alimentada por uno de sus entrenadores, vivía en un tanque del Miami Seaquarium desde 1970.

Un grupo de ex entrenadores y veterinarios de Lolita, llamado Truth4Toki, se opuso a lo que calificaron de “arriesgada maniobra publicitaria para recaudar fondos” a la que Lolita no sobreviviría dada su edad, sus problemas médicos y su medio siglo en cautividad. Abogaban por un breve traslado al SeaWorld de Orlando, donde pudiera vivir en un tanque más grande y ser cuidada por expertos en orcas.

Douglas Hanks, redactor del Miami Herald, contribuyó a este artículo.