Mongolia ignora el pedido de captura internacional contra Putin y en cambio lo recibe con alfombra roja

Putin recibe una ofrenda floral durante la bienvenida a Ulán Bator
Putin recibe una ofrenda floral durante la bienvenida a Ulán Bator - Créditos: @VYACHESLAV PROKOFYEV

ULÁN BATOR.- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, fue recibido este martes con alfombra roja en una visita de Estado a Mongolia, que ignoró los llamados a detenerlo en virtud de una orden de la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra derivados de la invasión de Ucrania.

Se trata del primer viaje de Putin a un país miembro de la CPI desde que ésta emitió la orden de detención en su contra en marzo de 2023. Antes de su visita, Ucrania pidió a Mongolia que entregara a Putin al tribunal de La Haya, y la Unión Europea expresó su preocupación por la posibilidad de que Mongolia no ejecutara la orden.

Al bajar de su limusina en la capital, Ulán Bator, Putin fue recibido por su homólogo mongol, Ukhnaagiin Khurelsukh, delante de una hilera de guardias ceremoniales a caballo con cascos puntiagudos.

Putin se encontraba visitando Mongolia sin que hubiera indicios de que el país anfitrión fuera a ceder a los llamados a detenerlo en virtud de una orden de arresto internacional por presuntos crímenes de guerra derivados de la invasión de Ucrania.

Antes de su visita, Ucrania pidió a Mongolia que entregara a Putin y la Unión Europea expresó su preocupación por la posibilidad de que Mongolia no ejecutara la orden.

“Mongolia permitió que un criminal acusado eluda la justicia, compartiendo así la responsabilidad de los crímenes de guerra”, escribió el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, Heorhi Tiji en la aplicación de mensajería Telegram. “Ucrania trabajará con sus aliados para asegurar que Mongolia sienta las consecuencias”, dijo Tiji.

Putin junto al presidente Ukhnaagiin Khurelsukh
Putin junto al presidente Ukhnaagiin Khurelsukh - Créditos: @VYACHESLAV PROKOFYEV

La orden de la CPI acusa a Putin de deportar ilegalmente a cientos de niños de Ucrania. El Kremlin rechazó la acusación, afirmando que tiene motivaciones políticas y un vocero de Putin dijo la semana pasada que no estaban preocupados al respecto.

La orden pone al gobierno de Mongolia en una situación difícil. Tras décadas de comunismo y estrechos lazos con la Unión Soviética, en la década de 1990 hizo la transición a la democracia y ha establecido relaciones con Estados Unidos, Japón y otros nuevos socios. Pero sigue dependiendo económicamente de sus dos vecinos, Rusia y China, mucho más grandes y poderosos. Rusia suministra a Mongolia, país sin salida al mar, la mayor parte de su combustible y una cantidad considerable de su electricidad.

“Las relaciones con Mongolia figuran entre las prioridades de nuestra política exterior en Asia. Se han llevado a un alto nivel de asociación estratégica integral”, dijo Putin a Khurelsukh. El líder mongol dijo que esperaba que la visita impulsara el comercio y la cooperación económica entre ambos países.

En esta fotografía distribuida por la agencia estatal rusa Sputnik, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, asisten a una ceremonia de colocación de una ofrenda floral en un monumento al mariscal soviético Georgy Zhukov en Ulán Bator
En esta fotografía distribuida por la agencia estatal rusa Sputnik, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, asisten a una ceremonia de colocación de una ofrenda floral en un monumento al mariscal soviético Georgy Zhukov en Ulán Bator - Créditos: @VYACHESLAV PROKOFYEV

El líder ruso fue recibido en una ceremonia en la plaza principal de la capital, Ulán Bator, por una guardia de honor ataviada con brillantes uniformes rojos y azules al estilo de los de la guardia personal del gobernante del siglo XIII Gengis Kan, fundador del Imperio Mongol.

Putin y el presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khurelsukh, recorrieron la escalinata alfombrada de rojo del Palacio de Gobierno y se inclinaron ante una estatua de Gengis Kan antes de entrar en el edificio gubernamental para sus reuniones.

Un pequeño grupo de manifestantes que intentó desplegar una bandera ucraniana antes de la ceremonia de bienvenida fue retirado por la policía.

Los dos gobiernos firmaron acuerdos para un estudio de viabilidad y el diseño de una mejora de una central eléctrica en Ulán Bator y para garantizar el suministro continuo de combustible de aviación a Mongolia. Putin también esbozó planes para desarrollar el sistema ferroviario entre ambos países.

Mongolia se encuentra en la ruta prevista de un gran gasoducto que Rusia quiere construir para transportar 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año desde su región de Yamal hasta China. El proyecto, Poder de Siberia 2, forma parte de la estrategia rusa para compensar la pérdida de la mayor parte de sus ventas de gas en Europa desde el inicio de la guerra de Ucrania.

Es el sucesor previsto de un gasoducto existente del mismo nombre que ya suministra gas ruso a China y que debe alcanzar su capacidad prevista de 38.000 millones de metros cúbicos al año en 2025. El nuevo proyecto se ha visto obstaculizado durante mucho tiempo por cuestiones clave como el precio del gas. Sin embargo, Putin declaró la víspera de su visita que los trabajos preparatorios, incluidos los estudios de viabilidad y de ingeniería, avanzaban según lo previsto.

Putin invitó al presidente mongol a asistir a una cumbre de las naciones BRICS -grupo que incluye a Rusia y China, entre otras- en la ciudad rusa de Kazán a finales de octubre. Khurelsukh aceptó, según la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti.

Putin realizó una serie de viajes al extranjero en los últimos meses para intentar contrarrestar el aislamiento internacional al que se enfrenta por la invasión de Ucrania. Visitó China en mayo, viajó a Corea del Norte y Vietnam en junio y estuvo en Kazajstán en julio para asistir a una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai.

Pero Kenneth Roth, exdirector de Human Rights Watch durante muchos años, describió el viaje de Putin a Mongolia como “un signo de debilidad”, publicando en X que el líder ruso “sólo podía gestionar un viaje a un país con una minúscula población de 3,4 millones de habitantes que vive a la sombra de Rusia”.

Agencias AP y Reuters