Miles de voluntarios llevan a pie agua y víveres a los siniestrados de Valencia
Una semana después de las devastadoras inundaciones en España, algunos pueblos siguen aislados del mundo. Un ejército de voluntarios ha paliado las ausencias de esta orfandad. Los habitantes de Alfafar, a cinco kilómetros de la ciudad de Valencia, reciben a familiares, amigos y espontáneos que les llevan agua, enlatados y artículos básicos. También les ayudan a barrer el fango que enlodó sus vidas.
Antes de la furia devastadora del río, el tren desde Valencia hasta Alfafar tardaba siete minutos. Desde hace cinco días, el trayecto dura cuarenta minutos. También se llega por las vías del tren. Pero a pie. La riada dejó sin agua y electricidad a este municipio de la periferia sur de la capital valenciana y cortó del mundo a sus habitantes.
En el camino por la carrilera del tren, suspendido desde las inundaciones, algunas personas cargan bidones de agua y bolsitas con comida. Varios de ellos son voluntarios y amigos de los damnificados. Hacen parte de esos miles de valencianos que, de manera espontánea, se han ido presentando para amparar a la población víctima del siniestro.
El paisaje es el de un cementerio de lata. Pilas de cientos de automóviles a los que arrastró la furia del río. Electrodomésticos tirados por todas partes. Y restos de lo que alguna vez fue parte de un hogar.
"Aún no ha venido nadie a ayudar"
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